AREQUIPA, Perú.- El Rincón, una pequeña localidad ubicada al sur de Santiago de las Vegas, cuenta con alrededor de 5.000 pobladores que se concentran en una avenida central y algunas calles cortas perpendiculares.
El poblado es conocido por su hospital y santuario dedicado a San Lázaro, así como por el antiguo hotel y el famoso bodegón de los Vega, donde otrora se elaboraban galletas apreciadas en toda La Habana.
El Rincón tiene una historia que se remonta a 1838, cuando se estableció una estación ferroviaria en la zona. A lo largo de los años, experimentó un crecimiento impulsado por el ferrocarril y su condición de nexo entre asentamientos más grandes como Santiago de las Vegas, Bejucal y San Antonio de los Baños.
Sin embargo, en 1917, la construcción de un hospital para leprosos alteró el desarrollo natural del área, provocando la emigración de familias y afectando la dinámica del poblado.
Las causas del emplazamiento del sanatorio en el poblado tuvieron sus raíces a inicios del siglo XX, cuando La Habana decidió trasladar su leprosorio a un campo cercano, fuera de la urbe.
Así pues, en 1915 se adquirió la finca Dos Hermanos, cerca del Rincón, para construir un nuevo hospital. No obstante, el proyecto enfrentó retrasos y problemas que provocaron que en diciembre de 1916 se llevaran a los leprosos al Mariel, donde las condiciones eran precarias.
Luego de dos meses, los leprosos protestaron prendiendo fuego a las instalaciones y finalmente, en febrero de 1917, fueron llevados al Rincón, donde tampoco el hospital contaba con las mejores condiciones.
Al respecto, el sacerdote Apolinar López y Sor Ramona Idoate lideraron esfuerzos para convertir el lugar en un verdadero centro hospitalario. El religioso asumió entonces como capellán del hospital de San Lázaro, y se negó siempre a recibir sueldo o mesada por sus servicios. Cualquier pago entrante lo donaba para la atención de los enfermos. Hasta 1951, año en que falleció, solo admitió que se cubrieran sus gastos de ropa y alimentación.
Por otro lado, en el Santuario del Rincón los cubanos han venerado por décadas un santo representado en diferentes deidades religiosas: Lázaro, el mendigo de las muletas, reza la parábola de Jesús del Evangelio, según San Lucas es San Lázaro, el obispo, y “Babalú Ayé”, como le llaman los practicantes de la religión yoruba.
En medio de este sincretismo religioso y cultural, los feligreses de la Isla se dirigen en multitud cada diciembre para pedir mejoras en la salud, la prosperidad y el cumplimiento de las metas y objetivos para el año nuevo.
Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.
