AREQUIPA, Perú – Las serpenteantes y complejas calles del Centro Histórico de Sancti Spíritus traen a la memoria los tiempos lejanos de la Colonia, cuando los espirituanos de aquella época hicieron crecer la población guiados por las directrices de la Metrópoli, pero adaptándolas a la espontaneidad insular.
Según la experta en temas patrimoniales, Alicia García Santana, citada por el diario oficial Escambray, la disposición urbana de la cuarta villa de Cuba debe mucho al aislamiento geográfico de la población inicial.
Ello permitió que Sancti Spíritus mantuviera casi sin cambios la estructura urbana de su fundación, derivada del urbanismo regular bajomedieval español. Es así entonces como la urbe fue conocida por estar repleta de recovecos, famosos boquetes y sorprendentes plazuelas.
“Tiene también las marcas del complejo proceso de integración, mediante el cual se enlazaron dos tipos de trazados urbanos: el de la villa de los españoles, compuesto por calles casi paralelas y extendido entre la Iglesia Parroquial y la de La Caridad, y el que posiblemente fue el asentamiento original de los aborígenes, el pueblo de indios, caracterizado por la irregularidad de sus calles, representado por el barrio adyacente a la iglesia de Jesús Nazareno”, afirma García Santana.
Sancti Spíritus es una de las ciudades más antiguas de Cuba, celebrando este año su 510 aniversario de rica y vibrante historia. Tras más de cinco siglos, aún conserva el espíritu y encanto de quienes la hicieron nacer en Pueblo Viejo en 1514, convirtiéndola en la cuarta villa de la Isla, después de Baracoa, Bayamo y Trinidad.
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