Sunday, November 24, 2024
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¿Para qué sirve la FMC?

MIAMI, Estados Unidos. – Fue Vilma Espín, virtual primera dama de Cuba desde el principio de la Revolución, quien primero convocó a miles de cubanas federadas a pronunciar la humillante consigna “¡Comandante en jefe, ordene!”. Tal súplica fue como implorar “Hágase de nosotras su voluntad”. Sin razonar lo que dicha obediencia significaba, Espín y las mujeres que con ella iniciaron la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), convirtieron al narcisista guerrillero en omnipotente dios. Cuba no se ha recuperado aún de esa transfiguración.

El 1ro. de enero de 1959 existían en Cuba alrededor de 900 organizaciones independientes de mujeres, cada una ocupándose de sus objetivos e ideales cívicos, lo que hoy llamamos organizaciones no gubernamentales (ONG). Dichas entidades se formaron a lo largo y ancho del país durante los 56 años de República, cuando la población femenina era de entre 2 y 3 millones. 

Para 1958, la población de Cuba era 6,48 millones de habitantes; la mitad eran mujeres. La sociedad civil incluía numerosas cámaras de comercio, coaliciones de negocios, entidades étnico-nacionales, asociaciones educativas, profesionales ―de médicos, dentistas, ingenieros, arquitectos, abogados, maestros―, entidades religiosas, artísticas, culturales, caritativas; protectoras de la infancia, los ancianos, los minusválidos, los enfermos; de solidaridad gremial, de empoderamiento sindical, desarrollo rural y obrero, de estudio científico, económico y social, en fin, de todo, como en botica.   

En las descripciones oficiales que da Cuba sobre la FMC, se dice que “la organización se originó como resultado de la fusión de todas las instituciones femeninas en Cuba, con Vilma Espín como presidenta”. Falso. En Cuba, años 1959 y 1960, no hubo ninguna fusión: lo que sucedió fue la anulación de las organizaciones de la sociedad civil existentes, consideradas pequeño-burguesas, que ―pensaba la oficialidad― serían obstáculo a la colectivización de la sociedad e innecesarias ante las organizaciones de masa que se proyectaban como dueñas absolutas de los intereses de todo un pueblo. 

En el discurso de clausura de la reunión fundacional de la Federación, el 23 de agosto de 1960, el macho máximo se pronunció:  

“La Revolución cuenta con la mujer cubana! Y es tarea de la Federación organizar a la mujer cubana, preparar a la mujer cubana, ayudar a la mujer cubana en todos los órdenes: en el orden social, en el orden cultural; elevando su preparación a través de cursos, a través de publicaciones; poniéndola al tanto de todas las cuestiones que son de interés para la mujer”.

El “comandante” no dijo nada de capacitar a las mujeres para asumir el poder político. Nada de empoderamiento económico femenino. Habló de preparar a las cubanas para cumplir con su deber patrio “en cuestiones que son de interés para la mujer”. Para seguir jugando a las casitas, pero revolucionariamente. Más adelante, en la clausura del Primer Congreso de la FMC, septiembre de 1963, reafirmó el papel secundario de las cubanas:

“¡Que las mujeres se sitúen en primera fila, en esta Revolución que tanto significa para la mujer cubana, que tanto significa para los hijos de las mujeres cubanas! ¡Mujeres cuyos hijos están en las escuelas, en los institutos tecnológicos, en las universidades; en las montañas recogiendo café; cuyos hijos están en unidades de combate, en divisiones de infantería, de artillería, como soldados del pueblo, de la patria; mujeres cuyos hijos y esposos están en los centros de trabajo impulsando la Revolución”.

En primera fila, sí, para hacer censos, poner vacunas, limpiar los barrios, hacer guardia contra el enemigo, organizar brigadas de trabajo voluntario, vigilar las actividades en cada barrio, velar por la atención de menores y ancianos y los problema de las madres solteras. Mujer en el papel de esposa, madre y cuidadora, primera fila de trabajadoras no remuneradas, “promotoras voluntarias que desarrollan acciones de educación, salud y trabajo social para mejorar la calidad de vida”. Cabe preguntar: ¿la calidad de vida de quiénes? 

El papel femenino quedó delineado desde el logo inicial de la Federación: mujer con boina, uniformada, fusil al hombro y bebé en brazos. Productora y reproductora. Bien lo dijo la socióloga estadounidense Ruth Lewis en su libro Cuatro mujeres (1977): “La Federación no es una organización que represente y eleve la voz de las mujeres ante el Gobierno; más bien es la voz del Gobierno impartiendo órdenes a las cubanas para que hagan lo que el Gobierno quiere y necesita”. Contrario a toda especulación sobre la FMC, esta organización no es ni remotamente una organización feminista.

Lejos de liberar el tiempo de la mujer para que lo empleara en su desarrollo según le viniera en gana, lo que la Revolución hizo, a través de la Federación, fue recargar a las cubanas con más obligaciones, ahora irrechazables. Tres turnos de trabajo: fuera del hogar (remunerado), dentro del hogar (no remunerado), y el trabajo voluntario (tampoco remunerado). Mantenimiento doméstico doméstico y mantenimiento doméstico nacional

Esta organización 100% gubernamental ―única entidad femenina inscrita y reconocida por el régimen― se las agenció en 1997 para ser reconocida como una no gubernamental ante el Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC, por sus siglas en inglés) sin que se cuestionara su perfil oficialista. Otra transfiguración más. La FMC dice representar al 90% de las cubanas mayores de 14 años y afirma contar con 4 millones de afiliadas.

Pero, ¿para qué sirve la FMC si, en medio de una economía dolarizada, miles y miles de mujeres no pueden comprar alimentos, ni medicinas, ni papel higiénico, ni íntimas, ni pañales desechables, ni jabón o detergente? Nada es nuevo: la Federación nunca influyó en la producción interna como para priorizar y garantizar a las cubanas la mensualidad de íntimas, o la variedad de tallas de ajustadores y blúmeres. 

¡¿Y dónde dejamos la violencia de género?! El Observatorio de Género de la revista Alas Tensas y la plataforma YoSíTeCreoEnCuba han reportado 45 feminicidios en Cuba en los primeros seis meses de este año. ¿Dónde estaba la Federación cuando la Asamblea Nacional rechazó considerar una ley integral contra la violencia de género en 2019?

“Nos están matando porque carecemos de protocolos y mecanismos efectivos de prevención en Cuba, porque no accedemos a la justicia: persisten problemas en el cumplimiento de las órdenes de alejamiento y la recepción de denuncias”, señalaron varias plataformas independientes en una reciente declaración conjunta.

Según la comunicadora y cineasta feminista Marta María Ramírez, ni las instituciones estatales, ni la policía, reconocen la seriedad y urgencia de la violencia doméstica. “Estamos en un país que se resiste al debate y donde muchas mujeres ni siquiera pueden identificar que están siendo violentadas”, ha diho Ramírez. YoSíTeCreo recuerda que en Cuba no existen instituciones ni refugios para mujeres abusadas y sus hijos. 

El proyecto social cubano ha fracasado, algo que se ha hecho evidente en sus 63 años de retroceso e involución. Entonces, ¿para qué sirve la Federación? Sirve, como dijo Ruth Lewis, para imponerle órdenes del régimen a sus súbditos femeninos. Una burla que hoy cumple 63 años. A la FMC, prepárenle un expediente de complicidad con el régimen misógino y machista. En un futuro democrático y libre, esta organización no tendrá cabida en la Isla. 

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

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