Thursday, January 23, 2025
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Padre de recluta fallecido en explosión de Melones denuncia “trato humillante”

LA HABANA, Cuba. – Julio César Guerrero Batista, padre de uno de los reclutas fallecidos a raíz de la explosión del almacén militar de Melones (Holguín), denunció haber sufrido “desprecio” y “humillación” por parte de las autoridades durante la más reciente ceremonia militar dedicada a las víctimas del siniestro.

Guerrero Batista —padre de José Carlos Guerrero Gracía, uno de los 13 declarados oficialmente fallecidos— ofreció detalles en su cuenta de Facebook: “Una vez más me doy cuenta del desprecio que se siente por los cubanos de a pie, lo primero que hicieron fue pasarnos por un detector de metales a mi esposa y a mi hijo de 17 años y a mí por todo el cuerpo como si fuéramos criminales, sin respetar nuestro dolor”.

El padre explicó que, tras ese control, fueron llevados a un salón “debajo de la Plaza [de la Revolución Calixto García, de Holguín]”, donde se les prohibió mantener contacto con el resto de sus familiares: “En ese momento nos cortaron toda comunicación con las familias que esperaban participar con nosotros”.

Asimismo, lamentó que ni siquiera se les permitiera a sus parientes ponerles flores a las víctimas. 

Publicación en Facebook de Julio César Guerrero Batista. Debido a su carácter privado, CubaNet solicitó, y obtuvo, el permiso del autor para reproducir la publicación.

La ceremonia se llevó a cabo con restricciones que, según Guerrero Batista, impidieron cualquier acercamiento entre los allegados de las víctimas y el lugar del acto. “A nosotros después de ponerles flores a nuestros hijos nos pasaron de inmediato para el mismo salón y media hora después ya íbamos en camino para nuestro municipio”, relató.

Finalmente, el padre cerró su denuncia con una fuerte crítica a la forma en que las autoridades gestionaron la ceremonia y el contacto con los familiares, a quienes apenas se les ofreció la posibilidad de despedir a sus seres queridos. “Es humillante lo que le hicieron a mi familia y las demás familias de las víctimas de la explosión de la Unidad Militar de Melones, en Holguín”, enfatizó.

El reclamo de Guerrero Batista se suma a sus denuncias anteriores sobre la falta de explicaciones claras en torno a la explosión ocurrida el pasado 7 de enero. En una publicación anterior, del 15 de enero, había calificado la versión oficial de “gran mentira” y exigido la búsqueda de los cuerpos: “Yo le digo y exijo [que] el cuerpo de mi hijo y demás sean encontrados. (…) Yo quiero el cuerpo de mi hijo”.

Su pronunciamiento tuvo lugar apenas un día antes de que el Ministerio de las FAR publicara en su página oficial de Facebook una nota en la que declaraba como fallecidos a los 13 cubanos desaparecidos en el siniestro del pasado 7 de enero. 

Tras varios días de supuesta investigación, se determinó que la causa probable del accidente había sido un fallo eléctrico debido a un cortocircuito dentro de la instalación. Según la nota oficial, las explosiones resultantes generaron un entorno “extremadamente complejo”, con gases acumulados, daños estructurales severos y riesgo de derrumbes, lo que ha impedido acceder al sitio donde se encuentran las víctimas que “enfrentaron el siniestro para evitar su propagación”.

Entre los fallecidos, nueve eran jóvenes reclutas del Servicio Militar sin la experiencia para manejar una emergencia de esta índole y forzados a estar allí por la obligatoriedad del Servicio Militar.

El mismo día del siniestro, el 7 de enero, el MINFAR reportó que 13 personas estaban desaparecidas. La información se limitó a un listado con el nombre de los desaparecidos (dos con el grado de mayor, dos segundos suboficiales; y nueve identificados como “soldados” que cumplían el Servicio Militar).

La escueta nota de ese momento solo agregó que sus familiares habían sido informados y continuaban las acciones de investigación en el lugar de los hechos. 

“No han buscado en ningún momento. Les dijeron a los familiares que no podían hacerlo porque podían ocasionar más explosiones y no podían arriesgar más vidas, y debían esperar 72 horas”, dijo hace una semana a CubaNet Jesús Antonio, tío del recluta Liander José García Oliva, de 19 años.

“[El miércoles 8 de enero] fueron a casa de los padres y comunicaron que no había probabilidad de vida, que si alguno estuviera vivo ya hubiese intentado salir. Me duele porque los dieron por muertos sin buscarlos”, agregó.

En agosto de 2022, un incendio de grandes proporciones en la Base de Supertanqueros de Matanzas terminó con la vida de 17 bomberos. Las llamas se propagaron a varios depósitos y se mantuvieron por siete días.

Entre las víctimas fatales, murieron cuatros jóvenes ―de entre 19 y 21 años― que no eran bomberos profesionales, sino que cumplían el Servicio Militar Activo y apenas tenían experiencia para actuar ante un escenario así.

El Gobierno cubano no publica información sobre el tema, ni siquiera lo menciona. Ante este vacío de información, CubaNet ha construido una base de datos propia que incluye más de 40 casos de jóvenes que salieron de sus casas para unidades militares y nunca regresaron con sus familias.

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