Monday, November 25, 2024
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Organización Demócrata Cristiana de América y el OCDH reclaman la libertad de los presos políticos

A casi un año de la extensión del parole humanitario, unos 297.000 venezolanos, nicaragüenses, cubanos y haitianos han llegado a Estados Unidos para vivir y trabajar legalmente en el país, dentro del programa. Sueño cumplido para unos, mientras otros aguardan con incertidumbre.

Cuando la pantalla le anunció “Usted ha sido aprobado”, a Carlos González le pareció mentira. “Tuve que volver a mirar. Ahí seguía y entonces me dije: es verdad, ¡me llegó el parole!”, dijo el cubano a la Voz de América desde Tampa, a donde llegó con su familia en octubre gracias al programa que ha traído a EEUU a unos 297.000 nacionales de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití.

“Nos parecía un sueño, después de estar meses esperando”, dijo el joven economista, que aplicó junto a su esposa y dos hijos pequeños al parole humanitario el pasado de enero. “Al fin podré darle una vida digna a mis niños… y empezar a vivir, de verdad, no sólo sobrevivir”, agregó.

Según González, su corazón “estuvo en un hilo” por los casi 10 meses que esperaron por la resolución de su caso desde que su suegro patrocinó el proceso de la joven familia.

“Pensábamos que se habían olvidado de nosotros”, afirmó el cubano nacido en La Habana, donde junto a su esposa Mayelín Alarriba, especialista en ventas, apenas llegaban a fin de mes con los sueldos que recibían del Estado cubano, afirman.

González y su esposa, fueron beneficiados con el programa de parole humanitario que surgió en octubre de 2022, primero sólo para venezolanos, con el objetivo de controlar la crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos. El 5 de enero de 2023, el presidente de EEUU, Joe Biden, anunció su ampliación a ciudadanos de Nicaragua, Cuba y Haití como una vía “segura y legal” de llegar al país, combinada con la prohibición de entrada irregular por las fronteras.

Tres pasaportes cubanos con estampas de Inmigración de parole humanitario, pueden verse en Tampa EEUU, el 21 de diciembre de 2023.

Tres pasaportes cubanos con estampas de Inmigración de parole humanitario, pueden verse en Tampa EEUU, el 21 de diciembre de 2023.

Estos casi doce meses han sido agridulces para unos, y un éxito para otros. Mientras miles de beneficiados ya se encuentran viviendo y trabajando legalmente en EEUU, otros tantos -quizás más- se mantienen en la incertidumbre, a la espera de una notificación que no llega. Un juicio que busca detener el programa, demoras e inconsistencias en los procesamientos y un posible cambio de administración, ponen a quienes esperan en un limbo incómodo que empuja a muchos al peligroso viaje hasta la frontera de EEUU.

Los venezolanos, nicaragüenses, haitianos y cubanos eran las nacionalidades más representadas en las cifras de encuentros en la frontera, que entonces registraban números récord.

En ese momento, se anunció que todos los aspirantes al programa debían tener un patrocinador económico en EEUU, estar en sus países de origen y comenzar el proceso a través de la aplicación móvil. Al mes se concederían hasta 30.000 permisos al mes para ser repartidos entre las cuatro nacionalidades.

“Los niños están yendo a la escuela y nosotros esperando el permiso de trabajo. Lo que queremos es trabajar y echar para ‘alante'”, asegura González, que se asentó en la zona de Tampa, en la Florida, donde espera “levantar cabeza” en los próximos años.

Una vía segura pero demorada

Esta familia cubana se considera “afortunada” después de haber llegado a EEUU a través del beneficio migratorio que concede el parole humanitario. Miles de solicitudes permanecen en el limbo, algunas hace casi un año. “Todavía queda mucha gente sin saber qué será de ellos”, reconoce el joven cubano.

Hasta finales de noviembre de este año, 297.000 cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos habían llegado legalmente a EEUU con parole humanitario.

Los haitianos son la nacionalidad con mayor número de beneficiados del programa, con más de 120.000 personas. El resto corresponde a más de 62.000 cubanos, unos 54.000 nicaragüenses y más de 81.000 venezolanos, según registros de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU (CBP, en inglés).

Al entusiasmo inicial de poder emigrar con permiso temporal de trabajo por dos años, le siguió la incertidumbre por las demoras en el procesamiento de las solicitudes, que han probado ser impredecibles. “No sabes si te va a tocar rápido, o te vas a demorar meses”, aseguró a la VOA Elina, una ingeniera cubana que prefirió no compartir su apellido.

El padre de Elina completó la solicitud para que su hija emigrara a EEUU el 18 de enero y hasta ahora no han recibido “ni siquiera la confirmación de que fue recibida”, se queja la profesional de 26 años. “Es triste porque tengo miedo que de pronto todo se acabe. Sé que hay un juicio que quiere eliminar el parole”, dijo, en referencia a una demanda que busca detener el programa en las cortes estadounidenses.

“Lo que se está experimentando muchísimo es la frustración y las demoras que está ocurriendo desde que comenzó. Al principio, yo diría de enero hasta febrero, vimos un poco de que estaban agilizando los casos, que más personas estaban entrando”, explicó a la VOA la abogada de Inmigración, Rosaly Chaviano.

En este momento, casi parece que “está parado el programa, pero a la vez no lo está, obviamente, porque vemos que siguen entrando personas”, advirtió la fundadora del bufete Chaviano Law Firm, en Miami, Florida, donde atiende decenas de casos de migrantes y sus familias.

Un sueño cumplido para unos, frustrado para otros

Carlos Zambrano y su hermana, residentes del estado venezolano Táchira, solicitaron al parole humanitario a poco tiempo de que se hiciera disponible para personas de Venezuela. Cerca de 400 días después, no han tenido respuesta.

“Hemos visto muchísimos casos que han salido de octubre, hasta noviembre de este mismo año que están siendo aprobados… No hay como una información pública que le permita a uno saber si están saliendo los casos o no”, dijo a la VOA el venezolano de 21 años.

Uno de estos casos fue Alexis García, un nicaragüense de 45 años que llegó a Miami el pasado noviembre. Su hija María finalmente pudo solicitar el parole en nombre de su padre en octubre, tras declarar impuestos por primera vez en EEUU. García reunió con su hija y su esposa poco más de un mes después del inicio del proceso. “Es casi un milagro. Yo digo que la Virgen fue la que me ayudó a pasar estas Navidades con mi familia”, aseguró en conversación telefónica con la VOA .

Mientras, Zambrano y su hermana todavía buscan el reencuentro con su mamá, quien vive hace más de dos años en la Florida.

“Nosotros nos queremos ir porque aquí se está viviendo una situación terrible en lo que son las necesidades básicas… aquí es muy difícil progresar… sí se siente uno decepcionado”, apuntó. “No me gusta que sea un sistema de lotería porque es injusto. Hay gente que está aplicando ahorita este día y que salen aprobados este día, mientras hay una gente que lleva esperando desde enero”, agregó.

El joven, sin embargo, dice no perder la esperanza de que los aprueben.

El límite de personas que puede beneficiarse del programa son 30.000 cada mes, para todas las nacionalidades. Aunque inicialmente se procesaban las solicitudes en orden de llegada, en mayo el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) – del que depende el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS, en inglés)- decidió cambiar la revisión.

Desde entonces, USCIS selecciona al azar aproximadamente la mitad del total mensual de formularios, independientemente de su fecha de presentación, y la otra mitad mensual se revisa según la fecha de llegada del formulario.

“Desde que se ampliaron los procesos de CHNV (parole humanitario) en enero, el DHS dijo que procesaríamos a 30.000 personas por mes, y eso es lo que hemos hecho”, dijo un portavoz del DHS a la Voz de América.

El Departamento de Seguridad Nacional aseguró que este procedimiento “tiene como objetivo mantener una oportunidad significativa y equitativa para todos los que tienen un patrocinador y están esperando autorización de viaje durante el proceso”.

El también venezolano José Francisco Sánchez Mendoza, de 26 años, solicitó el parole humanitario el 18 de noviembre de 2022. Sin embargo, desde entonces, no ha tenido actualización de su caso.

“No tengo idea de qué ha pasado”, dijo a la VOA. “Estoy decepcionado, ya que aunque digan que la manera ilegal de llegar a suelo americano es insegura, tiene más velocidad que la oficial”.

Sánchez Mendoza comparó su situación con migrantes que conoce que han llegado al límite suroeste de EEUU caminando. “Conocidos pasan la frontera en tres meses, por mucho… el problema es que no sé cuánto es necesario. Un año esperando para que el sistema no dé aprobación”, agregó.

El joven aseguró que su intención sigue siendo salir de Venezuela “de cualquier manera a otro país y tratar de vivir con la pequeña esperanza de que llegue la confirmación”.

Su sueño, dijo, es “huir de un país que no me dejó surgir, separó a mi familia y mis amistades. Un nuevo comienzo”.

Permanecen las rutas migratorias irregulares

“La meta del programa inicial era controlar esta situación y entonces lo que vemos ahora es el efecto de que ya las personas están entendiendo de que es bien lento, de que las esperas son demasiado largas y por lo tanto, de nuevo, se están arriesgando sus vidas y hasta sus sueños para poder llegar a los EEUU”, insistió la abogada Rosaly Chaviano.

Chaviano, que también defiende casos de migrantes que han llegado a la frontera sur con México, insistió en que en su opinión, “al principio sí ayudó mucho a controlar la frontera”.

“Pero a través de los meses vimos que la frustración seguía creciendo. Entonces lo que estamos viendo ahora es, creo, lo mismo que antes que comenzar el programa: que muchas personas en la frontera esperando citas para CBP One y muchas otras personas entrando de manera ilegal”, dijo.

Para DHS, el programa de parole humanitario “ha reducido significativamente la migración irregular y han negado a los contrabandistas la oportunidad de explotar a individuos que, en cambio, se han beneficiado de la expansión de vías seguras, ordenadas y humanas”.

Aún así, en el último año, el número de encuentros con migrantes en la frontera suroeste alcanzó un récord 2,4 millones, y otras rutas migratorias en la región han causado preocupación entre las autoridades estadounidenses.

Es el caso de los cubanos que estarían viajando a Nicaragua en vuelos chárter para continuar su camino al norte. El gobierno de Daniel Ortega, aliado de La Habana, decidió establecer un programa de exención de visados para cubanos, convirtiéndose de facto en el puente hacia México, y de ahí, a EEUU.

“Nicaragua se convirtió en un atajo para los migrantes que antes tenían que viajar otros trechos mas largos para llegar a EEUU”, dijo a la VOA Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano en Washington.

En el caso de los haitianos, explicó, también están decidiendo migrar hacia Brasil o Chile, y desde allí emprender rumbo a EEUU.

“Desde que salió el parole, la gente originalmente redujo su salida, pero gradualmente para mayo (de 2023) se observa un aumento… Nicaragua optó por aprovechar la oportunidad de una demanda de migrantes de salir de sus países y eliminó el visado pre-llegada al país para facilitar una ruta hacia EEUU”, dijo Orozco.

Orozco detalló que según cálculos, al menos 100.000 migrantes han viajado en vuelos directos a Managua, originarios de Cuba o Haití en 2023, “eso es un 3 % de toda la migración irregular”, explicó.

Inquietud sobre el futuro del parole humanitario

En este aumento también influye la inquietud sobre si el parole humanitario se va a mantener el próximo año, de cara a las elecciones presidenciales de EEUU, opina Chaviano, aunque -agrega- esto es un factor que todavía no influye tanto como el veredicto del juicio en contra del programa.

Mientras EEUU se prepara para las elecciones, todo parece apuntar a que el duelo electoral quedará nuevamente entre el presidente demócrata Joe Biden, quien busca la reelección, y el exmandatario republicano Donald Trump, favorito para ganar la nominación de su partido. Trump ha advertido que de quedar elegido, pretende aplicar una fuerte política migratoria y ordenar “la mayor deportación de ilegales que el país ha visto jamás”.

Yo creo que para la comunidad de inmigrantes, sobre todo aquellos que están esperando en Cuba, en Venezuela, en Haití, en Nicaragua, realmente ellos no miran tan lejos, hacia un posible cambio de gobierno. En estos momentos su miedo más bien se basa en la decisión del juez. Ni siquiera para los inmigrantes aquí en EEUU, no creo que las elecciones es lo que están viendo como un problema todavía. No creo que haya suficiente información o que se entienda en el alcance de cómo una administración puede impactar inmigración”, destacó.

La abogada de Inmigración matizó que “que entre más tiempo pase, ahora en el 2024, creo que ese miedo sí va a empezar a incrementar en la comunidad y sobre todo cuando pase esta decisión del juez sobre el parole”.

“La pregunta más frecuente y constante que recibo es: ¿qué podemos hacer?Desafortunadamente, la respuesta es esperar. No existe nada que se pueda hacer para poder agilizar el programa. Realmente, la única puerta que USIS nos ha dejado es esperar”, concluyó.

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