Hasta ocho bailarines del Ballet Clásico de Cuba (antes Ballet de Camagüey) se quedaron en España en agosto, de donde tenían que haber regresado tras representar El lago de los cisnes en Barcelona y en Madrid. La propia directora de la formación, Regina Balaguer, informó de ello a un diario oficialista, apenas un mes después de lamentar ante la prensa española que de lo único que se habla cuando salen de gira es de los bailarines que se fugan.
“Tampoco los vamos a amarrar, cada cual es dueño de su vida, pero lo más importante es que terminaron el compromiso, excepto dos”, dijo Balaguer al periódico camagüeyano Adelante, sin dar los nombres de los artistas. “Si no pueden ser 24 cisnes, serán 12, serán 8, como en otras compañías”, declaró. “No será la primera vez que sumemos estudiantes de segundo año y de tercero”, propuso como “alternativa”, y lanzó como dardo a los desertores: “La mayoría de los que estamos sí tenemos sentido de pertenencia”.
En la entrevista con el diario provincial, la funcionaria reconoció que el “éxodo” es un “problema complejo”, recordando que, aunque en este momento es “mucho más intenso”, le ha ocurrido al Ballet de Camagüey durante toda su historia.
“Cuando era bailarina, con Fernando en la dirección, en una oportunidad se fueron 13 bailarines solistas, primeros solistas, y la compañía siguió. En el 94 de Monterrey regresaron 12, la compañía se quedó sin varones
Al respecto, hizo el recuento: “Cuando era bailarina, con Fernando [Alonso, primer marido de Alicia Alonso] en la dirección, en una oportunidad se fueron 13 bailarines solistas, primeros solistas, y la compañía siguió. En el 94 de Monterrey regresaron 12, la compañía se quedó sin varones. A México fuimos en 2004 y se quedaron seis, pero en 2018 estuvimos en Suiza y en España y no se quedó nadie. Lamentablemente ahora se quedaron ocho bailarines”.
Balaguer había aludido al “éxito” de que ningún bailarín se quedara en 2018, a principios del pasado agosto, en una entrevista al diario español El Confidencial, en la que intentó eludir las cuestiones políticas y económicas ante las preguntas de la periodista.
Entre el Teatro Apolo de Barcelona y el EDP Gran Vía de Madrid, la compañía ofreció un total de 43 funciones entre los pasados meses de julio y agosto, de jueves a domingo. La nota de este fin de semana en Adelante revela las duras condiciones de la gira por España. “El 97% del elenco se enfrentaba por primera vez a la obra. Hubo lesionados por agotamiento pero todo fue solucionado”, detalló Balaguer. El regidor Rafael Saladrigas abundaba: “Para mí ha sido la gira más dura. Fuimos 30 bailarines y 6 técnicos”, cuando en una obra de esas características se requieren 40 personas en escena.
El espacio dedicado en el reporte a las deserciones de artistas, que son, como en el caso de deportistas y otros profesionales, recurrentes, es pequeño, y elude las cifras. En 2019, cuando Vigensay Valdés se hizo cargo del Ballet Nacional de Cuba –la primera compañía en importancia de la Isla–, ascendían a 40 los bailarines que habían solicitado asilo en Estados Unidos y otros países, de acuerdo con las cifras del Ballet Clásico Cubano de Miami.
Hace apenas un año, en otro ámbito de la danza, tuvo lugar una deserción masiva muy comentada cuando a finales de julio ocho integrantes de la compañía Lizt Alfonso Dance Cuba abandonaron la delegación y se quedaron en España, tras finalizar las presentaciones de su gira por Europa.
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