MIAMI, Estados Unidos. – Julio César Guerrero Batista, el padre de uno de los fallecidos en la explosión y posterior incendio ocurridos en el almacén militar de Melones, en la provincia de Holguín, denunció públicamente la falta de una verdadera búsqueda de los cuerpos y la ausencia de explicaciones claras por parte de las autoridades.
A través de su perfil de Facebook, Guerrero Batista —padre de José Carlos Guerrero Gracía, uno de los 13 declarados oficialmente fallecidos— cuestionó la versión oficial de los hechos:
“Yo, Julio César Guerrero Batista, padre de José Carlos Guerrero Gracía, víctima de la explosión en la Unidad Militar de Melones, en Holguín, digo que [la versión oficial de los hechos] es una gran mentira porque nunca se iniciaron la búsqueda y mucho menos las investigaciones en el lugar de la explosión (…). ¿En qué momento la búsqueda y la investigación la realizaron? Esta es la fecha [15 de enero] que a los familiares de las víctimas no se ha dado una explicación detallada de lo sucedido”.
En su mensaje, el padre también reprochó que ni el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) ni el secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la provincia se reunieron con los familiares para ofrecerles al menos sus condolencias. “Yo le digo y exijo [que] el cuerpo de mi hijo y demás sean encontrados. (…) Yo quiero el cuerpo de mi hijo”, recalcó.
Su pronunciamiento tuvo lugar apenas un día antes de que el Ministerio de las FAR publicara en su página oficial de Facebook una nota en la que declara como fallecidos a los 13 cubanos desaparecidos en el siniestro del pasado 7 de enero.
Tras varios días de investigación, se determinó que la causa probable del accidente fue un fallo eléctrico debido a un cortocircuito dentro de la instalación. Según la nota oficial, las explosiones resultantes generaron un entorno “extremadamente complejo”, con gases acumulados, daños estructurales severos y riesgo de derrumbes, lo que ha impedido acceder al sitio donde se encuentran las víctimas que “enfrentaron el siniestro para evitar su propagación”.
Entre los fallecidos, nueve eran jóvenes reclutas del Servicio Militar sin la experiencia para manejar una emergencia de esta índole y forzados a estar allí por la obligatoriedad del Servicio Militar.
Los cuerpos de las víctimas del accidente no se han podido recuperar porque el lugar es inaccesible. Sus nombres son:
- Mayor Leonar Palma Matos, Jefe de Estado Mayor de la gran unidad.
- Mayor Carlos Carreño del Río, Jefe de Defensa Antiaérea de la gran unidad.
- Segundo Suboficial Yoennis Pérez Durán, Jefe de Brigada y Explotación de Obras.
- Segundo Suboficial Orlebani Tamé Torres, Técnico en Mantenimiento y Conservación.
- Soldado Leinier Jorge Sánchez Franco.
- Soldado Frank Antonio Hidalgo Almaguer.
- Soldado Liander José García Oliva.
- Soldado Yunior Hernández Rojas.
- Soldado Rayme Rojas Rojas.
El mismo día del siniestro, el 7 de enero, el MINFAR reportó que 13 personas estaban desaparecidas. La información se limitó a un listado con el nombre de los desaparecidos (dos con el grado de mayor, dos segundos suboficiales; y nueve identificados como “soldados” que cumplían el Servicio Militar).
La escueta nota de ese momento solo agregó que sus familiares habían sido informados y continuaban las acciones de investigación en el lugar de los hechos.
“No han buscado en ningún momento. Les dijeron a los familiares que no podían hacerlo porque podían ocasionar más explosiones y no podían arriesgar más vidas, y debían esperar 72 horas”, dijo hace una semana a CubaNet Jesús Antonio, tío del recluta Liander José García Oliva, de 19 años.
“[El miércoles 8 de enero] fueron a casa de los padres y comunicaron que no había probabilidad de vida, que si alguno estuviera vivo ya hubiese intentado salir. Me duele porque los dieron por muertos sin buscarlos”, agregó.
En agosto de 2022, un incendio de grandes proporciones en la Base de Supertanqueros de Matanzas terminó con la vida de 17 bomberos. Las llamas se propagaron a varios depósitos y se mantuvieron por siete días.
Entre las víctimas fatales, murieron cuatros jóvenes ―de entre 19 y 21 años― que no eran bomberos profesionales, sino que cumplían el Servicio Militar Activo y apenas tenían experiencia para actuar ante un escenario así.
El Gobierno cubano no publica información sobre el tema, ni siquiera lo menciona. Ante este vacío de información, CubaNet ha construido una base de datos propia que incluye más de 40 casos de jóvenes que salieron de sus casas para unidades militares y nunca regresaron con sus familias.