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Nuevas dudas sobre el “golpe de Estado” en Bolivia

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Nuevas dudas sobre el “golpe de Estado” en Bolivia
Nuevas dudas sobre el “golpe de Estado” en Bolivia

LA HABANA, Cuba.- El pasado miércoles 26, los medios noticiosos de todo el mundo se centraron en una supuesta intentona golpista que tenía lugar en la ciudad boliviana en la que residen las autoridades nacionales de ese país (La Paz, que, como se sabe, no es la capital legal, pues esa condición le corresponde a Sucre).

Según esas informaciones iniciales, el movimiento era encabezado por el general Juan José Zúñiga Macías, quien hasta unas horas antes había ocupado legalmente el puesto de Jefe del Ejército. Estamos hablando del mismo personaje que jugaba baloncesto con el Presidente, y que, según asegura el colega Miguel Gómez en La Razón Digital, se hacía llamar “general del pueblo y líder planetario”…

Desde el primer momento se trató de un sucedido “extraño”, por emplear un adjetivo moderado. De entrada, los hipotéticos “golpistas” sólo hablaron de reemplazar al Ministro de Defensa; después ampliaron esa demanda para incluir a todo el Gabinete.

En ningún momento se habló de sustituir al Jefe del Estado, Luis Arce Catacora. Según el líder del movimiento, “por el momento” se respetaría la investidura del referido señor…

Los hechos

Unas imágenes de gran impacto mediático mostraban una tanqueta que violentaba una puerta del Palacio Quemado (así rebautizado tras sufrir un incendio en 1875). 

Algunos medios se referían a este histórico edificio con el nombre de “Palacio Presidencial”, pero había un “pequeño detalle”: ese inmueble dejó de ser la sede del Gobierno desde 2020. En ese año tales funciones empezaron a ser ejercidas en otra edificación a la que los “socialistas del siglo XXI”, con la demagogia que constituye su rasgo esencial, pasaron a denominar “Casa Grande del Pueblo”. ¿Sería que los “golpistas” estaban tan desinformados como los periodistas despistados!…

Hubo de todo, como en botica. El momento culminante de la tarde fue… ¡un enfrentamiento verbal, transmitido en vivo y en directo, entre el presidente Arce y el “general golpista”! Se utilizó hasta la mímica: Arce mostrando a Zúñiga su bastón de mando como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, y el segundo señalando al primero sus insignias…

El Presidente ordenó: “General, vuelva a sus órdenes y lleve a toda la policía militar a sus cuarteles en este momento”. A esto siguió una respuesta quejosa y algo dubitativa del militarote.

En cualquier caso, al hacerse el anuncio del nombramiento de nuevos mandos militares (incluyendo el de José Wilson Sánchez como nuevo jefe del Ejército, lo que puso fin a la acefalia creada por el mismo Gobierno, al cesar a Zúñiga sin nombrar a su sucesor), el “general golpista” huyó de la Plaza Murillo, y permaneció en esa situación hasta su arresto, acaecido poco después de las siete de la tarde de ese día.

El hecho cierto es que la solidaridad con las autoridades constituidas de Bolivia (con Lucho Arce, en primerísimo lugar) no se hizo esperar.

Es verdad que las declaraciones más vociferantes y vehementes provinieron de la misma secta del “socialismo del siglo XXI”, pero no sólo de ahí. También gobiernos democráticos y organizaciones internacionales condenaron el “golpe de Estado” y respaldaron a Arce.

El antecedente

Según La Razón Digital, el antecedente inmediato de los sucesos fueron unas declaraciones formuladas el domingo contra el Jefe del Ejército por Evo Morales, quien lo acusó “de tener un plan para atentar contra su integridad”.

En respuesta, Zúñiga se explayó el lunes contra Evo. Al hacerlo, infringió uno de los preceptos de la vida militar (en países que todavía guardan las formas democráticas, como Bolivia; no en Cuba): el de no deliberar sobre asuntos políticos.

Ante las protestas que sobrevinieron, el martes, en medio de una reunión con gobernantes locales, Arce anunció la destitución del general. Este reconoció su error. Según el diario, hubo hasta “abrazos fraternales” y protestas de lealtad.

El miércoles, Zúñiga aseguró a la red Erbol “que continuaba como máximo representante del Ejército”. Durante la mañana, siguió cumpliendo con “su agenda, como si nada hubiera pasado”.

¿Autogolpe?

Al ser detenido, poco después de las siete de la noche, Zúñiga “implica al presidente Luis Arce”, y “afirma que él le ordenó sacar las tanquetas ese día”.

Según declaraciones del propio Zúñiga ante los medios, el domingo precedente Arce (al que las encuestas inmediatamente anteriores le otorgaban sólo un 18% de respaldo popular), en una reunión, le habría comentado: “La situación está muy jodida”; “entonces es necesario preparar algo para levantar mi popularidad”.  El militar habría reaccionado con una pregunta: “¿Sacamos los blindados?”, a lo cual el presidente le contestó: “Sacá”.

Pero este domingo hubo unas manifestaciones que no provienen del campo de la política partidista. Son ellas las que me han motivado a acometer la escritura del presente trabajo periodístico.

En virtud de aquellas, lo que estaba limitado a las declaraciones públicas de un supuesto golpista y a especulaciones de algunos políticos profesionales, adquiere una nueva dimensión que bien merece —creo— que nos sintamos motivados para abordar esta nueva e importante incidencia en la vida de nuestros hermanos bolivianos.

¿Qué pasó?

Es el caso que, según la prestigiosa Red Uno del país del altiplano, monseñor René Leigue, arzobispo de Santa Cruz, en su homilía de este domingo, se preguntó: “¿Qué pasó el miércoles?” También especuló sobre si lo sucedido había sido “un golpe de Estado, un autogolpe o un asalto al Estado”. Asimismo, comentó: “Hay que luchar por la justicia, pero no jugando con los sentimientos de las personas”. Y concluyó: “No se puede meter miedo para subir la popularidad de alguien”.

Como cabe esperar de un buen cristiano, el prelado finalizó su sermón pidiendo “a los fieles que elevaran sus plegarias por las autoridades, para que actúen de manera correcta y honesta, sin sembrar temor entre la población”.

Creo que el gobierno boliviano, que se ha limitado a recibir las muestras de apoyo y, en lo relativo a la investigación del “golpe”, no ha dado señal alguna de brindar transparencia a lo sucedido, haría muy bien en cambiar de rumbo.

Arce debe coadyuvar a que, en su caso, se esclarezca que él nada tuvo que ver con el motín paceño. En caso contrario, deberá atenerse a las consecuencias de sus irresponsables actos.

Y el “socialismo del siglo XXI”, en adición a los múltiples atropellos y barrabasadas que ha perpetrado, deberá sumar a sus archivos este nuevo sainete, que merecerá, a la vez, los adjetivos de “boliviano” y “plurinacional”.

ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

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