La Navidad en Cuba solía ser una época de gran alegría familiar antes de 1959. Los cubanos la pasaban reunidos alrededor del cerdo asado y el congrí, comiendo dulces típicos como buñuelos y queso dulce. Se adornaban las casas con luces y el árbol de Navidad, y sonaban villancicos por todas partes.
Sin embargo, a partir de 1969 el régimen de Fidel Castro prohibió las celebraciones navideñas, considerándolas un símbolo burgués. Durante casi 30 años, la Nochebuena se vivió de forma clandestina y silenciosa en los hogares cubanos para evitar represalias. Muchos emigrados recuerdan esa época con nostalgia.
Añoran la unión familiar, la cooperación entre vecinos y el ambiente festivo de la ciudad engalanada que algún día caracterizó a la Navidad habanera y que Castro intentó eliminar junto a otras tradiciones. Pese a todo, los cubanos que lograron salir de la isla mantienen vivo el espíritu navideño de antaño y lo transmiten a sus hijos como un símbolo de esperanza y resistencia cultural.