En un sobre sin etiqueta y con los bordes cerrados burdamente, el producto ha regresado a las bodegas de Sancti Spíritus
Mercedes García, Sancti Spíritus |
Poco ha durado el alivio en los hogares de Sancti Spíritus ante la noticia de que el café del mercado racionado, que no llegaba a las bodegas hacía meses, finalmente ha comenzado a distribuirse. En un sobre sin etiqueta y con los bordes cerrados burdamente, el producto que ha arribado este octubre a los comercios estatales dista mucho de poder llamarse “café”. Granuloso, de sabor diferente y escaso aroma, “hace un sedimento en la taza que parece fango de río”, se queja Lismary, una espirituana de 32 años que se cuenta entre los miles de clientes frustrados.
“Una vecina me avisó y fue corriendo para la casilla [bodega del racionamiento] pero nada más ver el color del polvo me dio mala espina”, cuenta a este diario. “Se veía muy negro, como si estuviera requemado, pero cuando abrí el paquete fue que me di cuenta de que no olía a nada, si acaso cierto tufo a corteza quemada”, describe. El desencanto mayor vino con la primera colada. “Mi abuela estaba loca por tomarse un buchito y cuando se lo di enseguida soltó que eso ‘no sabe a café ni huele a café'”.
“Mi abuela estaba loca por tomarse un buchito y cuando se lo di enseguida soltó que eso ‘no sabe a café ni huele a café'”
Lismary le hizo una foto a los dos paquetes que compraron en su casa, un núcleo formado solo por un par de personas, ella y su abuela. “La puse en un grupo de WhatsApp que tenemos la gente de este barrio, Kilo 12, para avisarnos de lo que viene a la bodega o sacan en las placitas”. El listado de vecinos hervía este fin de semana con el mismo tema: las críticas al reaparecido café y las burlas al producto por su mala calidad.
Las quejas señalan a la Torrefactora de Cabaiguán, que recientemente reinició su producción luego de haber detenido las labores en junio pasado. “¿Qué le están añadiendo al café? ¿Carbón, leña seca, cáscara de coco quemada?”, escribe Luis Ernesto, otro vecino de Kilo 12, en el hilo de WhatsApp. “Esto nos pasa porque no nos respetan”, le responde una de las integrantes del grupo. Un anuncio de venta se alterna con los mensajes: “Tengo café La Llave y Bustelo, café de verdad y con servicio a domicilio. Nada que ver con el invento ese que no tiene ni nombre”, subraya el comerciante que pesca clientes en las aguas revueltas del malestar.
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