Monday, September 30, 2024
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“No respetan nada”: Un basurero en la puerta de una parroquia en La Habana

LA HABANA, Cuba. – En la confluencia de las calles San Nicolás, Rayo, Tenerife, Reunión y Holguín, en el barrio habanero de Los Sitios, se alza la Parroquia de San Judas y San Nicolás. Frecuentada por cientos de devotos, sobre todo los 28 de cada mes, es una de las parroquias más importantes de la Arquidiócesis de La Habana. Sin embargo, desde hace algunos años enfrenta un desafío que no tiene que ver con la afluencia de devotos.

Al silencioso deterioro del inmueble, construido a mediados del siglo XIX, el envejecimiento de la feligresía, la emigración, los derrumbes alrededor, el hacinamiento, la situación de pobreza e inseguridad alimentaria que afecta particularmente esa zona, se les suman las montañas de desechos sólidos que se acumulan a la entrada lateral derecha de la iglesia.

“A veces hay tanta basura ahí ―señala Luz María, vecina de la calle San Nicolás―, que casi no se ve la entrada de la iglesia. Son lomas y lomas que crecen cada día, y un mal olor que se mete para dentro de las casas cercanas. Es horrible”.

Luz María y su esposo, Reinaldo, contactaron a CubaNet para denunciar la la acumulación de basura alrededor de la parroquia de San Judas y San Nicolás. Ambos creen que el sobrepoblamiento de la zona es proporcional al aumento de los basureros. Para ella, el fenómeno es muy simple: “Estamos sobrepoblados en Centro Habana, y al haber más gente, hay más residuos, menos orden”. 

“Si el Gobierno fuera capaz de establecer un sistema de acumulación y recogida efectivos, si tuviera los equipos suficientes y necesarios, si hubiera contenedores de basura suficiente y no hubiera que sobreexplotar los pocos que hay, si hubiera ganas de trabajar y de hacer cosas por este país, nada de estas cosas pasaran. O pasaran, pero tuvieran una solución más rápida. Todo se les está yendo a la basura, valga la redundancia”, se queja.

Parroquia de San Judas y San Nicolás, en el barrio de Los Sitios, Centro Habana
Parroquia de San Judas y San Nicolás, en el barrio de Los Sitios, Centro Habana (Foto: Mel Herrera)

Aunque no les quita la responsabilidad a los vecinos, quienes al fin y al cabo son los que vierten los desechos, cree que no habrá concientización mientras haya una depauperación de las condiciones de vida de las personas.

“La gente está viviendo mal, hacinada, hambreada”, explica. “La gente tiene que botar su basura y, si tú, encima, no les creas las condiciones, la gente va a botarla donde sea, en la puerta de una escuela o de una iglesia. Da igual. Es más, la gente ya sabe que la basura demora en ser recogida, por lo que se ahorra el mal rato de llegarse hasta las lomas de basurero y echa sus residuos donde más cómodo le parezca”.

En una reunión de trabajo en 2023, el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, expresó que “la responsabilidad de la higienización de la ciudad es de todos” y que la situación era compleja dado el número de habitantes y “población flotante de la capital”.

“No le puedes pedir a la comunidad que se encargue de la limpieza del área pública”, dice, por su parte, Reinaldo. “Eso lo puedes pedir si les tuvieras otros indicadores de vida garantizados. Si la comunidad viera de tu parte algún tipo de bienestar; la comunidad te va a ser fiel y va a concientizar, pero la gente lo que ve es que, a ti, como Gobierno, lo que te importa son las áreas turísticas, las avenidas principales, los hoteles, tirar el churre bajo la alfombra y la alfombra somos nosotros”.

Basurero alrededor de la Parroquia de San Judas y San Nicolás, en el barrio de Los Sitios, Centro Habana
Basurero alrededor de la Parroquia de San Judas y San Nicolás, en el barrio de Los Sitios, Centro Habana (Foto: Mel Herrera)

¿Qué ocurre con la basura en La Habana?

Cifras oficiales publicadas por el diario estatal Granma tras la reunión de trabajo presidida por Marrero Cruz revelan que los residuos sólidos generados en la capital diariamente alcanzan los 23.814 metros cúbicos, de los cuales el 69% corresponde a la actividad de servicios y desechos domiciliarios, y un 31% son escombros y otros.

En septiembre del año pasado entró en vigor la Resolución 190 de 2023 de la gobernadora provincial del Poder Popular de La Habana, Yanet Hernández Pérez. La norma pretende “crear conciencia para cuidar la salud de la población y la belleza e higiene de la capital”.

La forma de crearla es estableciendo multas en un rango entre 750 pesos y 20.000 pesos a quienes incumplan lo dispuesto en los ámbitos relacionados con los depósitos de basura, los animales, el derrame de agua, el vertimiento de desechos en la vía pública, el respeto a las normas sanitarias en establecimientos, así como la generación de residuos en áreas inadecuadas.

Por ejemplo, la resolución establece multas entre 2.500 y 3.000 pesos para quienes dañen los contenedores y depósitos colectivos para la recogida de desechos domiciliarios, arrojen basura fuera de estos o los cambien de lugar. También prohíbe verter escombros y otros desechos inapropiados en tales contenedores y en el espacio público.

En octubre de 2023, el miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y primer secretario del Partido en La Habana, Luis Antonio Torres Iribar, calificó la crisis de recogida de la basura como “el principal desafío de la ciudad”. Hasta agosto de ese año, solo el 40% de los equipos de recogida de desechos estaba en funcionamiento, según la gobernadora de La Habana. El resto, informó, estaba fuera de servicio por falta de neumáticos, baterías y llantas.

El director provincial de Servicios Comunales de La Habana, Onelio de Jesús Ojeda, detalló a finales del pasado año que más de 200 equipos se encontraban paralizados. Solo se mantenían funcionando 63 camiones colectores, 175 camiones de volteo y tres minicargadores de los 25 con que cuenta la empresa.

Hasta esa fecha, según otra nota de Granma, la ciudad contaba con donaciones de Japón que, entre 2018 y 2019, proveyó a Cuba de 100 camiones colectores, 40 de volteo, 25 minicargadores, 50 podadoras de motor dirigidas, 25 motosierras y 15 camionetas destinadas al control y la fiscalización de los procesos. Pero desde entonces, “la fuerza más importante ―precisa la nota―, los camiones de marca Hino fabricados en la nación asiática, empezaron a presentar averías en partes, piezas y agregados, sin posibilidades de encontrar soluciones ágiles”.

A ello se le suma la insuficiente fuerza de trabajo que, debido a los bajos salarios (3.500 pesos cubanos como promedio), “entorpece la aspiración de limpiar cada municipio con sus propios efectivos”, reconoció el jefe del Grupo de Supervisión de la Inspección del Gobierno Provincial de La Habana, Miguel Gutiérrez Lara.

En abril pasado, el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) alertó sobre la inseguridad sanitaria que impacta a la capital y a la Isla en general. Según su informe, de los 23.000 metros cúbicos diarios de basura que se acumulan en la capital, solo se recoge poco más de la mitad (68%) y el 40% es usado como reciclaje, mientras que el resto, más de 7.600 metros cúbicos, permanece en las calles propiciando focos infecciosos de dengue y de leptospirosis e incendios urbanos.

“No respetan nada, ni lo divino”

De las medidas más absurdas para Luz María está la prohibición de verter escombros en lugares públicos. “¿Cómo tú dices eso en una ciudad que se está cayendo a pedazos día tras día?”, replica. Se pregunta entonces dónde la gente los echaría y, en cualquier caso, quién controlará las infracciones que se sancionan en la Resolución 190.

“Había otro basurero en la calle más arriba, en San Nicolás y Sitio, pero de buenas a primeras limpiaron todo eso ahí y lo cercaron. Parece que van a construir o a abrir algo ahí, una mipyme seguramente”.

Lo cierto es que, aunque no era lo ideal, la gente contaba con esos dos lugares para verter los desechos. Ahora toda la basura de esas calles se acumula a las puertas de la iglesia

La Parroquia de San Judas Tadeo, administrada por los Padres Escolapios desde poco después del Triunfo de la Revolución y luego de la expulsión de sacerdotes de la Isla, además de los eclesiásticos brinda otros servicios a la comunidad. Al fondo alberga un centro cultural dedicado a San José de Calasanz, un sacerdote educador de origen aragonés que fundó la Orden de las Escuelas Pías en 1617 y a quien se le conoce como el fundador de la escuela pública en Europa. 

Actualmente, el centro ofrece cursos de Inglés y de Pintura para niños y adolescentes, así como actividades lúdicas los fines de semana. También brinda sus salones para grupos de atención a Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos y a mujeres en situaciones vulnerables.

Los feligreses miembros del Consejo Parroquial aseguran que llevan más de una década batallando contra el vertedero a las puertas del templo. En estos años han perdido la cuenta del número de cartas que han enviado a la presidenta del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), a la delegada de la zona, a la Empresa de Servicios Comunales y a la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC quejándose de la acumulación de basura en la entrada del templo, de la demora de su recogida y del deterioro del inmueble por mal manejo de los trabajadores que la ejecutan.

“La misma respuesta siempre, cuando responden”, cuenta D., quien optó por no revelar su nombre. “Que no hay suficientes camiones para la recogida, que el Gobierno hace lo que puede, que las cosas van a mejorar, que tenemos que esperar”.

“Luego vienen, recogen como si nada, como si dijeran ‘Ah, verdad, vamos a recogerles la basura para que no fastidien más’, para callarnos un ratico, hasta que a los tres días todo está en las misma o peores condiciones, montañas de basura, peste, infección. Deberíamos ser un foco de fe y de religiosidad pero también somos un foco infeccioso”.

Basurero alrededor de la Parroquia de San Judas y San Nicolás, en el barrio de Los Sitios, Centro Habana (Foto: Mel Herrera)
Basurero alrededor de la Parroquia de San Judas y San Nicolás, en el barrio de Los Sitios, Centro Habana (Foto: Mel Herrera)

Aunque la festividad de San Judas Tadeo en el calendario católico es el 28 de octubre, por tradición los 28 de cada mes la iglesia recibe a cientos de devotos. San Judas, conocido como el patrón de las causas imposibles, es asociado en la religiosidad popular con procesos que tienen que ver con viajes. 

En una de las crisis migratorias más grandes de la historia cubana, cuentan algunas de las asistentes a la parroquia, ha sido también impresionante la avalancha de devotos que van a los pies del santo a dejar sus esperanzas y a pedir para que sus viajes y salidas del país sean exitosos. No obstante, reconocen que cada año va menos gente a ver a San Judas. 

En estas fechas es cuando más presión sienten los feligreses comprometidos y los miembros del Consejo Parroquial. No solo por el ritmo de trabajo propio de la ocasión, sino porque son ellos los encargados de las gestiones gubernamentales que garanticen la higiene para esos días. 

“Es una odisea, cuando se acerca la fecha hay que llamar a todos lados, mandar cartas, pedir citas, en caso extremo hablar con el obispo para ver si puede mover el asunto, un caos. Esos días aquí viene mucha gente, ¿te imaginas también el vertedero ese allá fuera?”, pregunta D.

Los entrevistados que asisten a la iglesia coinciden en que, a veces, es tanta la pestilencia y las moscas que no abren la puerta de ese costado para que no penetre al interior del templo, sobre todo si están oficiando misa o si hay alguna otra actividad.

A la despreocupación por el amontonamiento y demora de la recogida de basura a la entrada, hay que agregar el mal manejo con los equipos de limpieza que ha comenzado a afectar la integridad del edificio. 

“Mira cómo está esa acera y la pared exterior del templo”, señala D. “¿Sabes de qué es eso? De los buldóceres. Ellos vienen a recoger, meten la excavadora esa, se llevan todo, dan contra la pared y no les importa. Mira cómo la han ido destruyendo. Ya lo hemos denunciado en todos lados, hemos mandado cartas, puesto quejas, ha intervenido el Arzobispado de La Habana, pero ellos siguen haciendo lo mismo. En cualquier momento, esa pared estará tan débil que van a meter el buldócer y se la van a llevar completa y parte del templo. Todo se va a venir abajo”.

“No hay cuidado y respeto por nada. Lo poco que queda en pie en esta Habana ellos mismos están rompiéndolo”, se queja Luz María. “Aquí nos hemos adaptado a que en cada cuadra un Comité [CDR] y en cada esquina un basurero, pero una siempre espera que al menos respeten lo sagrado”.

Para Reinaldo, no es solo una falta de respeto a la iglesia, es a toda la comunidad. Para él es tan importante el cuidado y la higiene del templo como del resto de los edificios y vidas del vecindario.

Luz María insiste en que si no hay respeto por lo divino y por el San Judas en el que todos ahí creen, menos van a respetar el resto de las áreas. “La misma gente que tira la basura como sin nada en la puerta de la iglesia es la que va el 28 a los pies del santo”.

“Si aquí no hay respeto por la vida ni por nada, por la gente que puedes ver y tocar, la gente que ves que sufre y la pasa mal, con hambre, enfermedades, necesidades, va a haber respeto por Dios o por la casa de Dios, que la gente no lo ve”, repone Reinaldo.

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