Miguel Díaz-Canel se enredó diciendo una cosa y la contraria en el último Consejo de Ministros, en el que corrió a su cargo la parte dogmática de la reunión. El mandatario volvió a recurrir a la receta de la motivación vacua, sin ayudas ni incentivos, en medio de una crisis en la que todo pasa por EE UU, incluso la catastrófica gestión de Alejandro Gil. El ministro de Economía y Planificación hizo una curiosa rendición de cuentas en la que parecía ser más bien víctima del inquilino de la Casa Blanca.
“Tierras tenemos, personas tenemos, nos puede faltar combustible, nos pueden faltar insumos, pero hoy no queda más remedio: hay que producir alimentos con técnicas de agroecología, sabiendo que la eficiencia no va a ser la misma, pero hay que producir”, dijo Díaz-Canel, como si al campesino le bastara con desear la buena cosecha.
El presidente repasó las medidas de ahorro –enfatizando en algunas que la prensa oficial ha promocionado, como el uso de hornos de leña en panaderías–, pidió apoyo a las instituciones para reforzar el transporte, se mostró satisfecho de haber capeado mejor que el pasado año la escasez de luz –menos protestas hubo, como lamenta la oposición– y quiso poner en el centro al municipio, al que otorgó capacidad de solucionar los problemas. O, lo que es lo mismo, derivó la obligación de hacerlo y la responsabilidad si, como es previsible, no sale bien.
Al nivel local colgó también el compromiso de producir alimentos, porque “es el primer bien que hay que poner en función de la población con mejores precios”
Al nivel local colgó también el compromiso de producir alimentos, porque “es el primer bien que hay que poner en función de la población con mejores precios”, y por eso señaló que las mipymes serán fundamentales en su contribución, también las estatales. “Necesitamos que los empresarios apuesten con todo por el país, que piensen como país, y por supuesto eso lleva también una exigencia desde las estructuras de dirección de todos los organismos”, dijo.
Pero las alas al sector privado, al que el mandatario ha apoyado por tierra, mar y aire en los últimos meses, son relativas, porque Díaz-Canel pidió que se frene el éxodo de la fuerza de trabajo desde el sector estatal al no estatal, de manera que no queda claro cómo propone que las mipymes contribuyan a aliviar la situación si aspira a la tarea –imposible– de retener a los trabajadores en el empleo público. También dijo que hay que seguir dando prioridad a la Salud y la Educación, aunque los presupuestos del Estado demuestran que el apoyo es más bien nominal, porque ambos están casi a la cola en inversión.
Lo mismo ocurrió cuando mencionó que se debe continuar mejorando los indicadores del Programa de Atención Materno-Infantil – por los suelos debido al éxodo de profesionales y la desinversión–, mejorar la producción de medicamentos –en medio del desabastecimiento más absoluto de las farmacias y hospitales–, avanzar en el enfrentamiento a la violencia de género –con el doble de feminicidios que el pasado año– o la atención a los mayores y la recreación de los jóvenes. En resumen, pidió que se siga haciendo lo que no se hace.
Casi todas las potencias turísticas han recuperado o sobrepasado ya los niveles prepandemia, pero la Isla está, admitió el funcionario, al 55% que en 2019
Y cuando terminó, Gil Fernández abrió la parte orgánica, que fue también escasa. El ministro se satisfizo por la “gradual recuperación del turismo”, que ha demostrado ser, en efecto, más gradual que en la mayoría de sus países competidores. Casi todas las potencias turísticas han recuperado o sobrepasado ya los niveles prepandemia, pero la Isla está, admitió el funcionario, al 55% que en 2019 y, con 1,8 millones de visitantes, al 75% de lo previsto. Aunque resulta imposible que en los dos meses del año que quedan lleguen 600.000 visitantes a Cuba, Gil Fernández celebró que los ingresos de servicios turísticos crecieran en un 46 % desde el pasado año, porque la buena noticia es que 2022 fue aún peor.
El ministro dijo que “se produjo una disminución de la entrega de arroz, carne bovina, leche fresca y huevo, lo cual tiene que ver con problemas subjetivos y objetivos”. Los primeros son, a su juicio, la (falta de) productividad, rendimiento y organización, y los últimos, el déficit de insumos y combustible. Cualquier cosa menos él mismo, que rindió cuentas por sus cinco años de resultados desastrosos que ni la pandemia ni la guerra sirven para justificar, pero Gil Fernández lo intentó.
“El país estuvo sometido a los efectos del recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos y de la grave crisis que trajo consigo la pandemia de covid-19, que hicieron más compleja aún la situación económica en la Mayor de las Antillas”, dijo.
Entre las cuestiones más prácticas que se dijeron en el Consejo de Ministros estuvo el anuncio de un Anteproyecto de Ley de Atención a Quejas y Peticiones que se presentará pronto en la Asamblea Nacional y que, para el titular de Justicia, Oscar Silvera Martínez, es de una enorme importancia por cuanto supone escuchar y tratar las demandas de la población. Cuesta entender, a juzgar por las palabras del ministro, que sea la primera norma de su tipo que se aprueba en Cuba.
Hubo datos referidos a las “ilegalidades” de los territorios, 124.000 en las cinco mayores provincias del país al comenzar el año, gran parte de ellas ligadas a las viviendas no autorizadas, ocupación de locales y violación de las regulaciones de la construcción. Lo mismo ocurre en el campo, donde predominan adquisiciones irregulares de tierras, tenentes con tierras ociosas, contratos de usufructo vencidos y otro tipo de incumplimientos que afectan a la agricultura. El ministro del ramo exhortó a resolver estos problemas al municipio, volviendo a descentralizar así la responsabilidad.
La expectación sobre el ya famoso dossier de proyectos es mucha en su presentación, pero sobre la escasa captación y puesta en marcha de proyectos se habla menos
En cuanto a la Inversión Extranjera, la viceministra primera Ana Teresita González Fraga dijo que la nueva cartera de oportunidades tendrá 729 proyectos, muchos de ellos para “abastecer el mercado interno de productos de primera necesidad y de suministros para la industria nacional, así como incrementar los proyectos en sectores como la producción de alimentos, la industria, la minería, el transporte y la logística, entre otros”. La expectación sobre el ya famoso dossier de proyectos es mucha en su presentación, pero sobre la escasa captación y puesta en marcha de proyectos se habla menos.
Las buenas noticias quedaron reservadas al ámbito del suministro de agua. El Gobierno celebró la ejecución de las obras de trasvases, que han podido avanzar, mejorando el abasteciendo a más de 270.000 personas de siete municipios y a 6.000 habitaciones del turismo. Esto permitirá ahorrar más de 57.000 litros de combustible dedicado a los camiones cisterna y que ahora se podrá destinar a otras necesidades.
Estas obras, dijo el primer ministro, Manuel Marrero, “sintetizan lo que es capaz de hacer un país como el nuestro y la grandeza de la Revolución” y “expresan la visión de futuro de Fidel y de Raúl hecha realidad”, sentenció.
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