Un grupo de mujeres cubanas se lanzó a las calles de La Habana Vieja en un acto de desesperación y protesta por la crónica falta de agua que afecta a la ciudad desde hace varios días. La intersección de las calles Monte y Agramonte se convirtió en el escenario de un llamado urgente de estas mujeres, quienes, algunas acompañadas de sus hijos pequeños, bloquearon la vía con cubos y tanquetas vacías, exigiendo una solución a la sequía que les aqueja.
La escena, marcada por la determinación de estas mujeres, se desarrolló con un mensaje claro: “De aquí no nos vamos hasta que no traigan, por lo menos, una pipa de agua. Ya no aguantamos más”. La falta de agua potable, un problema persistente en La Habana, llevó a estas mujeres a tomar medidas extremas para hacer visible su angustia y necesidad.
Durante aproximadamente 20 minutos, las manifestantes desafiaron la carencia de recursos y bloquearon la calle, mostrando su unidad en medio de la escasez. La respuesta no se hizo esperar, y las autoridades enviaron tres pipas de agua para apaciguar la protesta y calmar las necesidades apremiantes de la comunidad.
Sin embargo, la presencia policial en el lugar trajo consigo un tinte de intimidación. Varios agentes recopilaron los nombres de las personas presentes, incluyendo a aquellos que documentaban la protesta, utilizando esta acción como una forma de coacción. La situación revela la delicada línea entre el ejercicio legítimo del derecho a la protesta y la respuesta represiva de las autoridades.
Este incidente arroja luz sobre la crítica situación del suministro de agua potable en La Habana, una crisis arraigada en la negligencia gubernamental y la falta de inversiones en infraestructuras básicas. Las tuberías deterioradas y la ausencia de mantenimiento en los equipos que impulsan el agua son factores contribuyentes a esta calamidad, como reconocen incluso fuentes oficiales.
Los municipios más afectados, según la prensa estatal, son Cerro, Centro Habana, La Habana Vieja, Plaza y Diez de Octubre, La Lisa, Playa y Marianao. A esta crisis hídrica se suma la precaria situación económica que embarga al país, con el Observatorio Cubano de Derechos Humanos informando que casi el 90 por ciento de la población vive actualmente en condiciones de pobreza. La protesta en La Habana Vieja se erige como un símbolo de la lucha diaria que enfrentan los cubanos, quienes buscan desesperadamente soluciones a sus problemas cotidianos.
