El joven cubano de 18 años, Carlos Brayan Valdés Soroa, conocido en las redes sociales como Brayan Califa, fue asesinado la noche del viernes en Bejucal, provincia de Mayabeque, cuando se dirigía a una fiesta con un grupo de amigos.
“Para una ‘piscina’ iba; es una fiesta de 15 que se hace de un día para otro, como una piyamada. Al salir de mi casa, un muchacho de alrededor de 29 años que estaba borracho se metió con mi hijo y comenzó a ofenderlo. Mi hijo no le hizo caso y continuó rumbo a la fiesta, pero cuando llegó a la oscuridad, le dio una puñalada en el estómago”, relató su madre, Ana Mari Valdés Soroa, a Martí Noticias.
De nada valió el rápido traslado del muchacho al policlínico de la comunidad, falleció en el centro de salud.
“La herida en el estómago le afectó el hígado y una arteria importante, me explicó el perito. Sin necesidad, por gusto lo mató, por borracho. Ya a mi hijo lo enterramos y él está arrestado desde el sábado. Demasiada violencia la de este país”, lamentó la mujer.
La violencia en Cuba continúa escalando al punto de que es usual entre las personas, especialmente los jóvenes, salir a la calle resguardados por un arma blanca.
“La mayoría de los asesinatos son entre personas jóvenes que se caen a cuchilladas, a machetazos. Estamos frente a una especie de violencia integral en las comunidades, la de género, la social que se vincula a las peleas diarias en los frágiles mercados para obtener los escasos alimentos. Todas estas ligadas a violencias más estructurales, como la económica, con la exclusión de amplios sectores cada vez más vulnerables, y la política, que se manifiesta a través de la penalización de los derechos constitucionales y de las constantes amenazas a las y los activistas”, indicó la habanera María Elena Mir Marrero, miembro de la iniciativa “Shanti”, un observatorio sobre la violencia que reúne a casi 20 agrupaciones de la Sociedad Civil cubana.
Los observatorios de género han registrado 63 feminicidios en lo que va de 2023.
Apenas una semana antes del crimen de Bejucal, otro joven, Yelián Rafael Díaz Flores, de Ciego de Ávila, murió por las heridas que le infligió otro hombre con un arma blanca, en una bronca callejera.
Yasiel Bicet, de 19 años, falleció el 23 de septiembre, en La Habana, tras pasar varios días en terapia intensiva del Hospital Militar, como consecuencia de una puñalada.
“Todos nuestros jóvenes tomando en las esquinas, perdidos en el ron, en los vicios, ver como se apuñalean, se caen a machetazos, a golpes, en los pocos centros nocturnos que quedan”, señaló Liusván John Utra, integrante de la Unión Patriótica de Cuba en Santiago de Cuba.
“Ya no se puede salir a la calle con un teléfono celular en la mano, ya no puedes estar sentado frente a tu casa con las puertas abiertas, ya no te puedes arriesgar de salir de noche con tu familia. Te roban en la casa. Como les ha pasado a muchos, les ponen un cuchillo en el cuello, entran a la casa, se llevan lo que quieren y los últimos en llegar, la policía, que en algunas ocasiones no tienen combustible para este tipo de situación”, subrayó.
El 2 de octubre, un hombre de 70 años, Joaquín Montes de Oca, murió en el hospital tras recibir varias heridas con un cuchillo. Presuntamente los perpetradores, aún sin identificar, robaron su dinero.
En un escenario donde los asaltos, los robos en viviendas y los crímenes mayores menudean en las calles, funcionarios de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y otros órganos de investigación criminal del Ministerio del Interior (MININT) negaron la inseguridad ciudadana en el programa televisivo Razones de Cuba, del pasado 27 de julio.
De la ola de muertes con violencia no escapan los menores, en agosto mataron en una fiesta a un niño de 14 años en el Reparto Poey de Arroyo Naranjo en La Habana y en Santa Clara, en El Condado, semanas antes, al adolescente Fran García Rojas de 17 años. En mayo, fue muerto a machetazos un niño de siete años junto a sus padres, en el interior de su vivienda en la provincia de Matanzas.
“Preocupa también la violencia entre niños y adolescentes y el creciente bullying que sufren, sobre todo las niñas, o aquellos de condición más pobre, en las escuelas”, apuntó Mir.
“Qué decir del discurso oficial, el presidente que nadie eligió, dijo abiertamente, el otro día, por ejemplo, que los cubanos deberíamos enfrentar las dificultades con ‘la guapería cubana’, una expresión machista, por cierto, que desde el gobierno legitima la violencia”, criticó la activista.
El expelotero cubano Eliécer O’Connor, de 45 años, fue asesinado al comienzo de septiembre, en el reparto Camacho de Santa Clara. Un familiar de O’Connor confirmó al diario independiente digital 14ymedio que “el asesino ya había sido detenido, y descartó el robo como móvil del crimen”.
El 28 de agosto, fue hallado muerto Osvaldo Babastro, enfermero del hospital provincial Saturnino Lora de Santiago de Cuba, asesinado, presuntamente, para robarle.
“La profunda crisis que atraviesa nuestro país se traduce en apagones que exceden las ocho horas, escasez de alimentos e insumos básicos para la correcta subsistencia de los seres humanos, el déficit de los servicios de transporte público”, detalló Daniel Sánchez desde Palma Soriano.
“Como resultado, altos índices de males sociales como la delincuencia, asaltos, robos a mano armada y demás, florecen en el país, al mismo ritmo que crece la necesidad”, precisó.
“El caimán dormido ha despertado de un letargo de más de seis décadas de mala gestión, con hambre, con sueños frustrados, con deudas internacionales, con favores impagos. Accionar que nos dejan en descrédito como nación y pone en vergüenza la estirpe del ciudadano cubano”, recalcó Sánchez.