La Habana/El exiliado cubano Juan Manuel Salvat Roque, fundador de Ediciones Universal, ha muerto en la ciudad de Miami, Estados Unidos, a la edad de 84 años. Editor, librero y difusor incansable de la cultura cubana, El Gordo, como lo llamaban sus amigos, llevaba varios días hospitalizado, en un estado de coma, producto de la diabetes que padeció por más de tres décadas.
Nacido el 27 de marzo de 1940, en Sagua la Grande, Villa Clara, los primeros pasos laborales de Salvat fueron en la bodega de su padre y siendo todavía un adolescente se sumó a la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. Con la llegada al poder de Fidel Castro, en enero de 1959, el joven villaclareño comenzó a mostrar su inconformidad con la deriva autoritaria de la Revolución.
En la Universidad de La Habana, Salvat formó parte de la Agrupación Católica Universitaria. En febrero de 1960, durante la visita a Cuba de Anastas Mikoyán, líder de la Unión Soviética y responsable de la sangrienta intervención rusa en Hungría, Salvat organizó una acción simbólica junto a otros estudiantes. Decenas de jóvenes llevaron una corona de flores en forma de bandera cubana a la estatua de José Martí en el Parque Central como señal de duelo.
Los participantes de aquella protesta fueron golpeados, detenidos y días después expulsados de la Universidad. Las amenazas alrededor de ellos fueron creciendo y, ante el temor de ser encarcelados e incluso fusilados, muchos de aquellos jóvenes pidieron asilo político en varias sedes diplomáticas extranjeras. Finalmente, Salvat logró salir del país. Sin embargo, retornó a la Isla en diciembre de 1960 de forma clandestina en un bote.
Arrestado en una redada en abril de 1961, durante los sucesos de Bahía de Cochinos, quedó liberado tras varios días gracias a que contaba con una identificación falsa. Poco después, el joven logró refugiarse en la Base Naval de Guantánamo y se reunió posteriormente con su familia en Miami. Allí lo esperaba también la que entonces era su novia, Marta Ortiz Iturmendi, con quien estaría 64 casado y juntos tendrían cuatro hijos.
En su constante empeño, también difundió la obra de Reinaldo Arenas, Lydia Cabrera y Guillermo Cabrera Infante
En 1965 abrió la Librería Universal en la Calle Ocho de Miami. “En ese local pronto comenzamos a conocer autores que necesitaban un camino para publicar y distribuir sus creaciones”, contó hace unos años en una entrevista publicada en Árbol Invertido. Cinco años después, en esa misma calle, la familia adquirió un terreno mayor que permitió ampliar el local y tener un segundo piso para presentaciones de libros y tertulias.
Por el catálogo de Ediciones Universal y por los anaqueles de la librería pasaron infinidad de autores cubanos. Salvat guardó siempre con especial afecto la colaboración con José Sánchez-Budy, abogado exiliado y profesor de literatura en la Universidad de North Carolina en Greensboro, del que publicó más de un centenar de libros entre ellos varios diccionarios de folklore y habla popular.
En su constante empeño, también difundió la obra de Reinaldo Arenas, Lydia Cabrera y Guillermo Cabrera Infante, en momentos en que los autores de la Isla sufrían muchas dificultades para publicar en otras editoriales. Durante 48 años impulsó la lectura y convirtió aquel amplio local de la Calle Ocho en un símbolo de la identidad cubana y en un espacio de confluencia.
En 2013, debido a la caída en las ventas, el empuje del libro electrónico y los achaques de la edad, Salvat cerró la librería aunque mantuvo su labor de difusión editorial en programas de televisión, a través de boletines que enviaba por correo electrónico y en eventos culturales. Con su fallecimiento, el exilio cubano pierde a su mayor promotor de la literatura de la Isla. Hace tres años él mismo anticipó en una entrevista lo que ocurría: “está muriendo la generación más conocedora de la historia y la cultura cubana”.
