MÉRIDA, México -. Claudia Sheinbaum, candidata de la coalición oficialista, será la primera presidenta de México y gobernará el país durante los próximos seis años.
De esta manera, Morena, el partido izquierdista del presidente saliente Andrés Manuel López Obrador, regirá los destinos de México por un segundo sexenio.
Luego del conteo rápido, a la altura de la medianoche del lunes, el Instituto Nacional Electoral (INE) proyecta la victoria de Sheinbaum (entre el 58.3% y el 60.7% de los votos), que se impone por amplio margen a Xóchilt Gálvez (entre el 26.6% y el 28.6), la candidata de la coalición opositora que agrupaba a los partidos PRI y PAN, los que hasta hace poco más de un lustro eran los hegemónicos en la escena política mexicana.
En el tercer lugar de los comicios queda Jorge Álvarez Máynez (entre el 9.9 y el 10.8%), el candidato de Movimiento Ciudadano, con apenas el
Gobiernos, como el de Costa Rica, y expresidentes latinoamericanos del bloque de izquierda, como los argentinos Alberto Fernández, Cristina Kirchner o el boliviano Evo Morales, felicitaron a Sheinbaum antes de los resultados oficiales.
La jornada electoral transcurrió sin grandes contratiempos, más allá de incidentes aislados de violencia, pero el proceso ha estado marcado por el asesinato de 37 candidatos.
Sheinbaum, exjefa de Gobierno de la Ciudad de México desde 2018, es licenciada en Física, doctora Ingeniería en Energía y siempre ha usado como basa electoral su perfil académico.
Sus colaboradores en el gobierno de la capital federal la describen como una trabajadora incansable que despierta una fidelidad sin fisuras.
EL bloque opositor ha tratado de resaltar su falta de carisma, Gálvez llegó a llamarla “Dama de Hielo” en uno de los debates electorales.
La delfín de López Obrador tiene 61 años y se impuso en la contienda para ser la candidata de la coalición oficialista a una serie de rivales, entre los que destaca el excanciller Marcelo Ebrard.
El favoritismo hacia ella de López Obrador, quien la ha preparado como su sucesora y relevo generacional, sin declararlo explícitamente, terminó haciendo que las bases de Morena se decantaran a su favor.
En su campaña se ha presentado reiteradamente como la continuadora de la agenda de AMLO, la llamada Cuarta Transformación.
Está por ver cuánto en su sexenio se desviará de las políticas obradoristas o cuánto la sombra de su mentor, quien ha asegurado se retira de la política, pesa sobre su Gobierno.
También habrá que observar en que medida el triunfo del oficialismo implique una continuidad de sus peores pulsiones: guerra abierta hacia toda veta opositora, la sociedad civil, y desconfianza hacia las instituciones de los otros poderes. En esto influirá la medida en que Morena extienda su victoria al senado y las gobernaturas.
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