Datos de la oficialidad, dados a conocer esta semana, en reunión gubernamental, hablan de que más de 59 mil cubanos sobreviven de la alimentación que proporciona el Sistema de Atención a la Familia (SAF). En medio de la situación de crisis actual, esta entidad también ha visto disminuida en cuanto a cantidad y calidad de sus servicios comunitarios.
Según reportes de medios oficialistas, el programa, que brinda servicios de alimentación a más de 59 mil cubanos en situación de vulnerabilidad social, en su mayoría ancianos o personas que viven en la calle, posee varias deficiencias en la actualidad.
El primer ministro cubano Manuel Marrero, aunque destacó el carácter humano y sensible de este programa, también llamó a garantizar su calidad y eficiencia. “No se trata solo de cumplir una tarea, sino de ofrecer una atención digna y adecuada a las personas que lo necesitan”, apuntó.
El SAF está conformado por unidades gastronómicas que proveen alimentos a adultos mayores, personas con discapacidad, casos sociales y otras personas con bajos ingresos y sin apoyo familiar.
Miles de cubanos dependen del SAF para sobrevivir
Según se informó en el Noticiero Nacional de Televisión (NTV), en la isla se trabaja en el perfeccionamiento del programa del SAF, del que dependen miles de cubanos para alimentarse con algo en la actualidad.
En este reporte indicaron que se definirán nuevos criterios de inclusión para adherirse al programa de alimentación, además variarán las fuentes de financiamiento, el equipamiento y mobiliario y el esquema de abastecimiento de productos.
La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, explicó los detalles de estas propuestas y reconoció que aún existen dificultades como la insuficiente producción industrial, la inestabilidad de los suministros planificados, el incumplimiento de las entregas locales y la falta de atención y exigencia por parte de algunas autoridades responsables del programa.
“Preocupante que existan gobiernos que no estén previendo nada, conociendo los problemas acumulados que hay”, comentó Marrero, ante la realidad del envejecimiento poblacional de la isla.
