La congresista cubanoamericana María Elvira Salazar quiere devolver los 750 dólares que recibió de Víctor Manuel Rocha como donativo para su campaña electoral. El ex embajador, acusado de espionaje para el Gobierno cubano, hizo dos aportaciones pequeñas a la republicana, una el 24 de septiembre del 2022, valorada en 500 dólares, y otra el 6 de noviembre del mismo año, de 250 dólares.
La noticia de las donaciones la desveló el periodista Daniel Lippman, del medio estadounidense Político, el pasado miércoles. Según los datos de la Comisión Federal Electoral sobre las donaciones personales, es la única aportación económica realizada por Rocha a un político.
“La congresista cree que Rocha debe ser procesado con todo el peso de la ley, ya que ha traicionado completamente a la comunidad de exiliados de Miami y a Estados Unidos”, dijo un portavoz de la oficina de Salazar tras ser consultada por el medio.
En declaraciones al medio californiano La Opinión, la misma oficina negó que hubiera algún tipo de amistad entre la política y el ex diplomático. “La congresista Salazar no tiene ninguna relación con Manuel Rocha”, afirmó su equipo a través de un comunicado.
“La Habana no duerme en su esfuerzo por infiltrarse en nuestro país y causar daño. El régimen sigue siendo un peligro para nuestra seguridad nacional”
La reacción a la detención de Rocha de la congresista por Florida había sido especialmente contundente. El pasado domingo, nada más conocerse la información, Salazar escribió en X: “La Habana no duerme en su esfuerzo por infiltrarse en nuestro país y causar daño. El régimen sigue siendo un peligro para nuestra seguridad nacional. Administración Biden, ¡despierte!”
Rocha, arrestado en Miami el pasado fin de semana, está acusado hasta este momento de tres delitos muy graves: actuar como agente de un Gobierno extranjero, actuar como agente al servicio de un Gobierno extranjero y de haber obtenido un pasaporte mediante una declaración falsa. Sin embargo, las investigaciones siguen y a ellos se le podrían sumar otros. Por los ya citados, los medios estadounidenses calculan que se enfrenta a unos 60 años de prisión.
El ex diplomático, de 73 años, comenzó presuntamente a trabajar para la Dirección General de Inteligencia cubana en 1981, apenas comenzada su carrera en el servicio exterior de EE UU, que lo llevó por países como México, Argentina, Bolivia o Italia, además de la Sección de Intereses de EE UU en La Habana durante los años del Período Especial.
Un agente encubierto del FBI destapó el engaño y, haciéndose pasar por miembro de la inteligencia cubana, desveló que hasta al menos 2017 Rocha estuvo viajando a Cuba.
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