LA HABANA, Cuba. – El manifestante del 11J y preso político Jesús David Rodríguez Prevost se encuentra encarcelado en la cárcel de máximo rigor Combinado de Guantánamo, según confirmó él mismo vía telefónica este 13 de noviembre.
Rodríguez Prevost, de 23 años de edad y residente en la provincia Guantánamo, denunció que se encuentra cumpliendo una condena de tres años y cinco meses de privación de libertad por los “falsos delitos” de desórdenes públicos y desacato a la figura del gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel.
El manifestante señaló que fue condenado inicialmente a tres años y ocho meses en el Tribunal Provincial Popular de Guantánamo y tras la apelación en el Tribunal Municipal Popular esa sentencia fue reducida en dos meses, según la presidenta de la institución en atención a su edad (tenía 21 años recién cumplidos en aquel momento).
El preso político, quien se encuentra recluido en el piso 4B, denunció además que el sábado 11 del presente mes por orden del oficial que se identifica como mayor Rainier los militares le hicieron una requisa en la cual le ocuparon tres peines y un pomo de aceite de su máquina de pelar, además de cuatro rollos de papel higiénico, entre otros artículos, ninguno de los cuales viola el reglamento de la prisión.
Rodríguez Prevost insiste en que reclamó sus pertenencias el domingo 12 y el lunes 13, pero hasta el momento de su llamada no se las habían devuelto. Por tal motivo el preso político manifestó su intención de iniciar una huelga de hambre hasta que le sean devueltos los artículos confiscados arbitrariamente.
El manifestante también denunció que ese mismo día los guardias intentaron hacerle una inspección física, para lo cual pretendían obligarlo a desnudarse delante del resto de los prisioneros. No obstante, Rodríguez Prevost sostiene que se negó a ello amparado en su derecho a que la inspección se realizara con la debida privacidad.
Continuó denunciando el preso político que como respuesta a su negativa el mayor Rainier lo hizo esposar. A continuación se presentó el teniente coronel Marcelino Bueno Tavera, jefe de la prisión, quien lo amenazó con quitarle la ropa a la fuerza. Finalmente, el teniente coronel convocó al jefe de Orden Interior, el mayor Creach, quien condujo la revisión corporal de la manera reglamentaria.
Acotó además el preso político que, según supo más tarde, una serie de pertenencias decomisadas a los internos, como colonias y otros artículos por el estilo, se encontraban en la oficina del mayor Roger Escalante, jefe de Reeducación, en vez de estar en un cuarto de decomiso, que es el local destinado a ese menester.
