Kiev/A pesar del cansancio y la incertidumbre sobre el posible devenir del conflicto, los soldados ucranianos entrevistados por EFE siguen decididos a luchar contra Rusia convencidos de que es lo correcto de hacer para no perder su país y esperanzados de que Europa no les de la espalda. “Hemos perdido parte del territorio, hemos perdido a mucha gente, pero seguimos manteniendo nuestro Estado”, cuenta a EFE Vasil Vovk, astrónomo y programador de 38 años ahora convertido en soldado de artillería de la 36ª Brigada de Infantería de Marina.
Tras haber servido un año en 2014, Vovk se reincorporó al Ejército en los primeros días de la invasión en 2022. Junto con otros miles de ucranianos con y sin experiencia militar, y ayudó a desbaratar la llamada guerra relámpago rusa. Tres años después de convertirse en soldado, Vovk se recupera de una herida causada por un dron suicida ruso, uno de los muchos que se encuentran en el campo de batalla.
Su motivación, sin embargo, sigue intacta. “Los enemigos querían arrebatarme mi derecho a ser ucraniano y a vivir libremente en mi país. O actuaba, a pesar del riesgo, o dejaba de existir”, asegura Vovk, cuya madre murió de un derrame cerebral tras la explosión de una bomba de racimo rusa cerca de su casa en Mikoláyiv, en el sur del país. Vovk está convencido de que morirán más civiles si Rusia se impone y los sucesos ocurridos en Bucha y Mariúpol se repiten en todo el país. “Al igual que el Tercer Reich estaba obsesionado con resolver la cuestión judía, Rusia también quiere resolver la cuestión ucraniana”, insiste.
El poeta ucraniano Artur Dron tenía 21 años cuando se alistó voluntario en la infantería de la 125ª Brigada de Defensa Territorial
El poeta ucraniano Artur Dron tenía 21 años cuando se alistó voluntario en la infantería de la 125ª Brigada de Defensa Territorial. Dron conserva intacto el espíritu de lucha a pesar de haber sido testigo directo del impacto de miles de drones rusos contra territorio ucraniano y de afrontar una larga rehabilitación tras sufrir heridas en su brazo izquierdo y otras partes del cuerpo.
Asegura que ha sido un gran descubrimiento ver que la gente es capaz de resistir durante tanto tiempo los enormes desafíos, “física y moralmente agotadores”, de la guerra. “Los extranjeros probablemente se imaginan soldados profesionales cuando oyen hablar del Ejército ucraniano. Sin embargo, actualmente está formado en su mayoría por gente normal que ha tenido que tomar las armas para defenderse”, cuenta.
Los soldados admiten sentirse cansados. Dron teme que la unidad interna que salvó al país al comienzo de la invasión se esté debilitando, mientras que al Ejército le cuesta encontrar nuevos soldados. “Lo principal es no perder lo que tenemos”, afirma. Él y Vovk coinciden en que la prioridad de Ucrania es preservar su condición de Estado y garantizar la seguridad del territorio bajo su control.
En medio de la preocupación por el plan de paz impulsado por Estados Unidos, Dron espera que los socios europeos refuercen su apoyo a Ucrania. “El mal y la barbarie que trae Rusia están más cerca de los europeos de lo que puede parecer”, insiste. Según el soldado, si Ucrania “no sobrevive”, el Ejército ruso se sentirá animado a avanzar más hacia el oeste. “Ayudarnos no es caridad. Es contribuir a la seguridad de todos los europeos y a la de sus familias e hijos”, añade.
Nuevos tipos de aviones no tripulados están redefiniendo constantemente el conflicto y ambos países se encuentran inmersos en una carrera por sacar ventaja al enemigo. Ucrania necesita que sus socios envíen municiones de racimo y misiles de mayor alcance para repeler los asaltos de la infantería rusa y socavar su logística, pero en última instancia tiene que depender de sí misma, asegura Vovk. “Rusia quiere aniquilarnos. Si nuestros socios dicen que no estamos preparados para la Otan, nuestras fuerzas de defensa son nuestra única esperanza,” insiste. Vovk confiesa no estar seguro de poder sobrevivir en caso de que el conflicto se alargue varios años más. “Pero seguiré haciendo lo que debo porque no tenemos otra opción y quiero poder mirarme a los ojos cuando me mire al espejo”, añade.
El primer ministro de Ucrania, Denís Shmigal, denunció este viernes que Rusia ataca “prácticamente a diario” infraestructuras gasísticas ucranianas para dejar al país sin su propio gas. Shimgal explicó después de reunirse con sus ministros que las autoridades han logrado restablecer el suministro de luz y calefacción en la ciudad de Mikoláyiv después de que decenas de miles de personas se quedaran sin energía debido a un ataque ruso.
El primer ministro agregó que los trabajos continúan para restablecer la calefacción a los afectados por otros dos ataques rusos
El primer ministro agregó que los trabajos continúan para restablecer la calefacción a los afectados por otros dos ataques rusos contra Odesa que dejaron sin electricidad y calefacción a parte de la región. “Mientras tanto, el enemigo no deja de intentar destruir nuestra infraestructura gasística, para dejar a Ucrania sin su propio gas”, declaró Shmigal, que dijo que la situación en el sector energético está “bajo control” pese a la campaña de ataques rusos.
Rusia lanzó la noche del jueves un total de 160 drones contra territorio ucraniano y llevó a cabo decenas de ataques contra posiciones ucranianas a lo largo de todo el frente, en una jornada en la que murieron bajo el fuego ruso 9 civiles ucranianos y en medio de rumores sobre la interrupción de la ayuda militar a Ucrania de Estados Unidos.
Según el Estado Mayor ucraniano, el eje de Pokrovsk, en la región de Donetsk del este de Ucrania, Rusia lanzó 34 ataques contra las defensas ucranianas. Las fuerzas rusas también lanzaron 29 asaltos en la región de Kursk de la Federación Rusa, de la que intentan expulsar a las tropas ucranianas que ocupan una parte del territorio. Siete civiles ucranianos murieron en la región de Donetsk en las últimas 24 horas debido a los ataques rusos, y otros dos perdieron la vida en la parte bajo control de Kiev de la región sureña de Jersón.
De los 160 aparatos no tripulados lanzados por los rusos contra Ucrania, las defensas ucranianas interceptaron 87 drones kamikaze Shahed y de otros modelos. Los drones rusos causaron daños materiales en las regiones ucranianas de Odesa, Kiev, Poltava y Járkov.
La ofensiva y los ataques rusos contra la retaguardia prosiguen en medio de rumores sobre la interrupción del flujo de armas desde Estados Unidos a Ucrania. “Según mis informaciones, las entregas de armas que iban a ser vendidas han sido interrumpidas. Las empresas que debían transferir esas armas están esperando porque no hay una decisión”, dijo en una entrevista en un popular canal de YouTube el diputado ucraniano Roman Kostenko. Estas afirmaciones fueron desmentidas posteriormente por la también diputada y asesora del Ministerio de Defensa ucraniano Oleksandra Ustinova. “Estados Unidos no han detenido la venta de armas a Ucrania”, escribió la legisladora en Facebook.
Desde Estados Unidos, el líder de la mayoría republicana en el Congreso, Mike Johnson, declaró al ser preguntado por la posibilidad de que se apruebe una nueva ley de apoyo a Ucrania que no existe interés en este sentido. Johnson insistió en el mensaje del presidente Donald Trump de que la guerra debe acabar cuanto antes. Trump y otros miembros de su administración han criticado repetidamente en los últimos días al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y le han conminado a bajar el tono en sus respuestas a los ataques del presidente de EE UU si quiere seguir recibiendo apoyo de Washington.
Los habitantes de los territorios ucranianos ocupados por Rusia se enfrentan a la amarga disyuntiva de huir o adaptarse
A medida que se acerca el tercer aniversario de la invasión, los habitantes de los territorios ucranianos ocupados por Rusia se enfrentan a la amarga disyuntiva de huir o adaptarse a una nueva realidad mientras se intensifican las políticas de rusificación y se desvanecen las esperanzas de que Ucrania recuperé el control. La presión sobre la población local para que acepte un pasaporte ruso ha aumentado; quienes se niegan corren el riesgo de ser deportados, y ya se ha restringido su acceso a la sanidad, el empleo y la propiedad.
La madre de Artem, quien prefiere no dar su apellido por razones de seguridad, se vio obligada a solicitar la ciudadanía rusa tras varias visitas de soldados armados que le dejaron claro que era la única forma de conservar su pequeño negocio, su principal fuente de ingresos. Para ella, escapar de su casa en la región de Jersón es imposible porque tiene que cuidar de sus padres, explicó a EFE su hijo, que vive en territorio controlado por Ucrania.
La familia se comunica a través del frente por canales en línea y evita hablar de temas delicados por miedo a ser “escuchada” por los rusos. “Cada vez que se menciona la palabra ‘guerra’, la conexión se corta”, explica Artem.
Rusia utiliza tanto el dinero como la violencia para ganarse la lealtad y acabar con la disidencia, afirma. Los salarios y las pensiones del Estado son relativamente generosos, pero nadie puede sentirse seguro en el 18% del territorio ucraniano bajo control ruso. Muchos aceptan “las limosnas” de Rusia y están seguros de que las cosas seguirán igual, cuenta Tetiana, una joven refugiada de un pueblo en la región de Lugansk capturado en 2022.
Sigue habiendo mucha gente “pro ucraniana”. Algunos cuidan de sus familiares enfermos o ancianos, muchos temen el arduo viaje de varios días hasta el territorio controlado por Ucrania o están desanimados por el escaso apoyo estatal allí, explica Tetiana a EFE en Leópolis. “Los que todavía tienen la esperanza de que todo vuelva a ser como antes (de la invasión) son los que peor lo pasan”, añade, señalando que sus parientes rara vez salen de casa para evitar deprimirse. La presencia rusa es asfixiante; el menor atisbo de opiniones pro ucranianas puede ser extremadamente peligroso, indica.
Stefan Vorontsov, natural de Nueva Kajovka, en la parte ocupada de Jersón, y quien ahora vive en Polonia, dice que muchos jóvenes intentan huir ahora que Rusia se prepara para aumentar el reclutamiento obligatorio militar. Humanidad, un grupo de voluntarios que coordina, ha ayudado a unas 6.000 personas a abandonar gratuitamente los territorios ocupados y anima a otros a hacer lo mismo mientras sea posible.
“Vinieron a matar a Ucrania y a destruir todo lo ucraniano en la mente de la gente”, afirma, recordando que una de las primeras cosas que hicieron los invasores fue destruir todos los libros pro ucranianos de Nueva Kajovka. La gente sigue desapareciendo mientras continúa la caza de residentes pro ucranianos, asegura.
Una de las primeras cosas que hicieron los invasores fue destruir todos los libros pro ucranianos de Nueva Kajovka
Además, las crecientes dificultades económicas en esta región agrícola, afectada por la destrucción de la presa de Kajovka en 2023, también empujan a los lugareños a marcharse, explica Vorontsov, añadiendo que localidades cercanas al frente han quedado sin electricidad y sin una conexión fiable durante meses.
Aunque continúan los combates, el férreo control ruso sobre el flujo de información y la falta de perspectivas claras de liberación hacen que muchos en los territorios ocupados se sientan abandonados. Sin embargo, los movimientos de resistencia no violenta siguen activos a pesar de los riesgos. Lazo Amarillo, una organización pro ucraniana, publica regularmente en Internet fotos de pequeñas banderas ucranianas azules y amarillas que coloca en lugares públicos de Crimea y otros territorios. Su objetivo es recordar a los invasores que no son bienvenidos y decirle a la población local que no ha sido olvidada.
Kiev admite que en la actualidad carece de medios para recuperar sus tierras por la fuerza, mientras que muchos temen la destrucción que podría acarrear allí un recrudecimiento de los combates. La prioridad de Ucrania, según Vorontsov, es evitar que se ocupen más tierras.