Los dos bomberos fallecidos en el derrumbe de la madrugada de este miércoles en La Habana Vieja habían participado en las dos mayores tragedias humanas acaecidas en Cuba el año pasado. Yoandra Suárez López, en los trabajos de rescate tras la explosión del hotel Saratoga, ocurrida el 6 mayo de 2022, y Luis Alejandro Llerena Martínez, en el incendio de la Base de Supertanqueros de Matanzas, el 5 de agosto siguiente.
El diario Granma publicó sendas semblanzas de ambos este miércoles una vez que el Ministerio del Interior confirmó los dos fallecidos, algo que ya habían adelantado algunas páginas oficialistas.
Suárez López, de 40 años, había ingresado en el Ministerio del Interior en 2012 y era primera teniente, la única mujer en la Isla, destacó Granma, que desarrollaba la “difícil y consagrada labor” de primer técnico de rescate. La oficial había recibido la medalla por 10 años de servicio ininterrumpido y la medalla por la valentía tras la tragedia del Saratoga.
“Joven ejemplar, militante del Partido desde el 2013, organización a la que aún seguía aportando con sus iniciativas y ejemplo personal”, añadió el diario oficial, que asegura que era “muy querida y respetada por todos” y “se destacó por su carácter afable, educativo y ejemplar ante sus jefes y compañeros”.
El Ministerio del Interior también indicó que se busca “a un posible atrapado” de 79 años, Ramón Páez Frómeta, residente en el edificio
Llenera Martínez, por su parte, también recibió una medalla por la valentía tras el desastre de Matanzas, y llevaba en el Ministerio del Interior poco más de un año. Ingresó a la institución después de cumplir dos años de servicio militar. “Era respetado, apreciado y admirado por todos y resaltaba por su entusiasmo juvenil y su simpatía”, destacó Granma.
Los ataúdes de ambos fueron llevados a la funeraria de Calzada y K, en El Vedado habanero, donde acudieron a despedirlos decenas de colegas suyos uniformados, la mayoría de ellos jóvenes, según pudo acreditar este diario.
En el amplio salón del establecimiento se congregaron alrededor del mediodía de este miércoles decenas de miembros del Cuerpo de Bomberos y reclutas que pasan el Servicio Militar en las filas de esa institución de salvamento y rescate. El cuerpo de Suárez López fue el primero en arribar al recinto, utilizado fundamentalmente para velatorios de funcionarios, figuras de la cultura y personalidades oficiales.
En los alrededores de la funeraria, el operativo de vigilancia era notorio mientras se esperaban los restos de Llerena Martínez. Con el paso de las horas, familiares y conocidos de los bomberos también se han ido acercando al lugar a la vez que prosiguen las labores de retirar los escombros para acceder al interior del edificio colapsado.
El Ministerio del Interior también indicó que se busca “a un posible atrapado” de 79 años, Ramón Páez Frómeta, residente en el edificio. La Dirección Provincial de Salud de La Habana informó de que además del Calixto García, otros dos hospitales recibieron heridos: el Miguel Enríquez y el Pediátrico Juan Manuel Márquez, lo cual confirma que hay menores lesionados en el derrumbe.
Las autoridades mencionaron, sin embargo, solo a dos, leves: Alberto Arias Lores, de 97 años, residente en el apartamento 9 de Lamparilla 1368, quien tiene trauma craneal simple, y Eduardo González Rodríguez, de 31 años, vecino del apartamento 15 en Lamparilla 1366, con trauma en el brazo derecho.
El enorme edificio, situado en la calle Lamparilla entre Villegas y Aguacate, en ruinas como tantos que lo rodean, estaba dividido en varios números, y en el momento del suceso vivían en él 54 personas de 13 familias.
El desplome se produjo en dos fases, la primera en torno a las 11:30 p.m. del martes, cuando hubo un derrumbe parcial. Otra parte de la estructura se vino abajo, ya de madrugada, cuando los bomberos estaban dentro del edificio.
Toda la zona se encuentra cerrada al paso a dos cuadras a la redonda del lugar del siniestro, según atestiguó este diario la mañana de este miércoles. En los alrededores se encuentran estacionados numerosos camiones para recoger escombros, y suenan aún las sirenas de los servicios de emergencia.
“Tiene que haber muertos siempre para que aparezcan los dirigentes, descarados que son”
Para pasar, la Policía solicita el carné de identidad a los residentes. “Todo está cerrado como nunca”, observaba una anciana, señalando la cantidad de agentes uniformados y de la Seguridad del Estado desplegados por el lugar. “Está aquí hasta la Brigada Especial”.
A pesar de la fuerte vigilancia, sin embargo, los vecinos no reprimían las quejas. “Tiene que haber muertos siempre para que aparezcan los dirigentes, descarados que son”, decía una mujer a su acompañante junto a una de las cintas de protección que impedían el paso. Ambas recordaban el caso de otra amiga, a quien “se le cayó la casa y solo después que se cayó, le dieron un lugar donde vivir en Marianao”.
El perímetro policial alrededor del derrumbe se extiende varias cuadras a la redonda e incluye la concurrida Plaza del Cristo, ubicada frente a la parroquia del Santo Cristo del Buen Viaje. La zona, un epicentro comercial y con una gran densidad poblacional, es frecuentemente transitada también por turistas que utilizan vías como Teniente Rey y Amargura para trasladarse entre la Plaza Vieja y las áreas alrededor del Capitolio de La Habana.
Esta mañana, sin embargo, todo el trasiego ha sido interrumpido por las cintas con el letrero de “No pase PNR” que se extienden alrededor de la zona del derrumbe. La plaza del Cristo ha devenido en centro de congregación de policías, rescatistas y también de los vehículos pertenecientes al Cuerpo de Bomberos. La intensa lluvia que comenzó a caer a medio día está dificultando los trabajos.
Hasta el momento se trabaja solo en el edificio afectado y no se ha evacuado a los residentes de los inmuebles colindantes.
El siniestro se ha producido en el mismo municipio en que hace casi un año –en la calle Refugio– se produjo el desplome de un edificio similar, en el que también quedaron varias personas atrapadas, que finalmente salvaron la vida.
La situación en que se hallan las viviendas en el que es también uno de los municipios más turísticos de la capital cubana hace frecuentes incidentes de este tipo. Uno de los más recordados, el que provocó la muerte de tres niñas de entre 11 y 13 años en el barrio de Jesús María, al caer sobre ellas un balcón mientras jugaban en la calle.
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