Monday, November 25, 2024
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Llorar sin cebollas

Un dicho muy viejo escuchado en Cuba reza que “La necesidad hace parir mulatos”.

Lo de parir mulatos, no sé, pero la necesidad, o en este caso la miseria de la Cuba actual, no hace parir, sino robar. Hoy día en la isla se roba de todo lo que pueda ser hurtado, sustraíble o fachable. Y ahora no solo meten mano los profesionales del giro, administradores y otros ladrones graduados. Hasta los aficionados y los que se inician, intentan arramblar con un bombillo, una motorina (en llamas o no), teléfonos celulares, cabinas telefónicas, vacas, caballos, camiones de volteo, gasolina, luz brillante, alcoholes diversos, ropa, y una variedad interminable de etcéteras.

Como en ningún lado hay nada, en cualquier parte lo robado es algo, y ese algo, ahora, aunque parezca asombroso, es vegetal, mineral, comestible y llorable: “En Sancti Spíritus, varios individuos sustrajeron del frigorífico local varios quintales de semilla de cebolla. Para ser exactos, 5.75 quintales de la variedad Caribe”. Y con ese golpe artero y cuatrero, muchísimos campesinos de la zona, y de toda Cuba, no podrán sembrar ese preciado vegetal, que es también un alimento muy antiguo, que esconde entre sus capas numerosas propiedades nutritivas y medicinales. 

Y un dato de alto valor, no solamente nutritivo, sino sentimental. La cebolla hace llorar. Mucho. Casi como la pérdida de un familiar, una mascota, un viaje al extranjero o revisar la libreta de abastecimientos. Y ahora hay cubanos lamentándose porque no saben qué hacer sin cebollas, qué agregarle a los alimentos para que sepan bien, o por lo menos que sepan a alimentos. Esa es una falacia más ácida que la cebolla. El que ahora mismo en Cuba tenga alimentos, puede prescindir de echarle cebolla, ajo, pimienta y sal. 

La prensa de aquella zona, que es la misma prensa de otras zonas, porque está dirigida por gente de esa zona que todos conocemos, ha dicho que: “el robo tuvo un impacto negativo para la siembra de cebolla en la actual campaña de frío, pues la semilla robada iba destinada para los productores de Banao, en la provincia espirituana, así como para campesinos de Pinar del Río, Mayabeque, Granma, Camagüey y Ciego de Ávila”. 
Posiblemente esos sitios estaban esperando que llegara el invierno. Pero qué se puede esperar de un gobierno que en 65 años no ha puesto nunca un frente frío que valga la pena. Un funcionario de esos que no siembra nada, pero que siempre tiene un lenguaje muy florido, dijo: “Esta afectación provoca que en el país se dejen de sembrar un gran número de hectáreas. Este año no se pudo importar la simiente para la siembra de cebolla, dadas las limitaciones que todos conocemos, y se iba a utilizar la Caribe 71 de producción nacional”.

Eso de que la Caribe 71 sea de producción nacional alivia un poco el dolor por la falta de cebollas, o de simiente, aunque en Cuba simiente cualquiera que tenga un cargo, empezando por los que llevan mil años prometiéndole al pueblo un futuro luminoso, de producción también nacional. Aunque, sea nacional o de importación, siempre los afectados son los mismos, los más golpeados, aunque son otros los que se lamentan ahora.

Hay personas, las de siempre, de esas que protestan por cualquier cosa, y a las que todo les parece mal, que se llenan la boca diciendo que “el gobierno solo piensa en el gobierno”. Y eso es falso. No hay sobre la tierra un gobierno tan preocupado por ubicar a sus ciudadanos en los mejores y más variados lugares. Y cuando un país está lleno, pues se hacen esfuerzos tremendos para que los cubanos puedan lograr una vida mejor en otros, a veces no tan cómodos o desarrollados, pero sí con amplias posibilidades de que no regresen más a la isla, ni siquiera de vacaciones. En ocasiones se ven obligados a colocar a los nacionales en países malitos, pero que siempre serán preferibles al territorio nacional.

Allí, despacio y con buen tino, mientras no suceda como pasó ahora con las cebollas, se cultivan otras cosas. Algunas de manera experimental y otras con mucho éxito. La producción de sicópatas crece cada día, gracias a las captaciones que hacen el MININT, la policía nacional revolucionaria y tropas especiales. Todo el que quiera gastar energías golpeando a los demás, tiene cabida en sus filas.

De modo que hay muchísimas ofertas para llorar en la isla sin recurrir a la cebolla, sea Caribe 71 o de otra marca. Por ejemplo, sin ir más lejos: “El domingo 14 de enero el euro ascendió a 278 pesos y el dólar estadounidense a 271 CUP”. Otra para inundarse de lágrimas: “Cuba dejó de ser considerada como la productora de los mejores tabacos del mundo gracias al creciente dominio de su vecino cercano, la República Dominicana”… Una que provoca una mezcla de llanto con cólera, y muchos deseos de regar con gasolina el Comité Central: “El Gobierno cubano se embolsó el 94,4% del salario de los médicos enviados a México en la pandemia” … Y una más reciente: “El régimen cubano cerrará, multará y podría aplicar decomisos en los establecimientos comerciales que a partir del próximo 2 de febrero no cuenten con medios electrónicos de pago”.

Si con esos sustitutos de la cebolla Caribe 71 no se le ablandan los lagrimales a nadie, recuerde las horas que estuvo de pie escuchando un discurso de Fidel en sus delirios de grandeza, piense en la última vez que tomó café, en el precio de los viajes a provincias, en que la termoeléctrica Guiteras sale de nuevo de circulación, o que eso que llamaban revolución ha sido siempre una distorsión.

Y, si tampoco le sale un amago de llanto, escuche a Díaz-Canel hablar inglés, analice el tiempo que lleva jorobando al país Raúl Castro, que todavía está vivo, o tiemble de miedo pensando que han vuelto a recobrar sus cargos de viceministros Fernando Rojas y Kenelma Carvajal Pérez.

Siempre se llora en Cuba, sin necesidad de cebollas, y puede también llorar viendo el precio que tienen.
 

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