La pelea de Reinaldo Arenas contra el “editor buitre” Emmanuel Carballo –que publicó sus primeras novelas en el sello mexicano Diógenes–, la indefensión del autor contra la maquinaria de la censura en su isla y la piratería de los comunistas de tabaco y whisky caben en el expediente sobre el caso que publica este noviembre Rialta. Una treintena de documentos, transcritos y presentados por Nivia Montenegro y Enrico Mario Santí, ilustran un rasgo fundamental de la vida del novelista: la mala fortuna editorial.
Una de las definiciones de Carballo sobre Arenas que el dosier cita –cuando ya este había muerto y no podía contraatacar– es elocuente. Para el editor, el cubano “no es el mejor novelista”, “su incultura resultaba enciclopédica” y solo podía parecerle atractivo a los “cubanos citadinos marginados por la historia y el poder”, o bien a los exiliados “primitivos”.
El valor de la colección no es solo histórico: aunque Arenas murió en 1990 y Carballo en 2014, varios de los intelectuales mencionados en los documentos –como el comisario cultural Rolando Rodríguez– siguen vivos, por no hablar del sistema de censura editorial en la Isla, tan efectivo entonces como ahora.
Si alguna conclusión se extrae de estos relatos es que la historia de la literatura cubana es también el mapa de su dispersión
Relatos similares a los de Arenas, pero en la voz de sus protagonistas, conforman La censura silenciosa (Ilíada), de Melissa Cordero Novo. El elenco de los entrevistados por la joven periodista cienfueguera no puede ser más significativo: de Abilio Estévez a Rolando Sánchez Mejías, de Gerardo Fernández Fe a Iván de la Nuez, de Ernesto Hernández Busto a José Prats Sariol, si alguna conclusión se extrae de estos relatos es que la historia de la literatura cubana es también el mapa de su dispersión.
Este viernes, el hombre que colocó las esposas a la espía Ana Belén Montes, Pete Lapp, presenta en Miami su libro Queen of Cuba. Como había contado su autor a 14ymedio el pasado enero, el volumen no solo narra la investigación del FBI para desmantelar parte de la red de espionaje al servicio de Fidel Castro en Estados Unidos, sino que traza el perfil de la “reina de Cuba”, sus inquietudes y tensiones, los viajes secretos que realizó a la Isla y su fervor –enfermizo, en opinión de Lapp– por Castro. Es probable que el libro, que ya está entre los más solicitados en las librerías de Florida, cuente pronto con una traducción al español.
Verbum publica E l cronista teatral, de Luis Álvarez, un acercamiento a otra de las facetas críticas de Alejo Carpentier. En textos dispersos, publicados en varias revistas republicanas como Sociales y Carteles –que decoran la cubierta del libro–, el novelista contribuyó no solo a afinar el gusto por el teatro en latinoamérica, sino a que la dramaturgia de la región se actualizara con sus referencias y recomendaciones.
‘Ilusiones de botánica’ vuelve sobre lo que comparten la literatura y las plantas: el crecimiento, la dependencia del tiempo y la paciencia, la sequedad y la vida
Tras varias estaciones de un exilio que lo ha llevado a la ciudad española de Orense, el escritor bayamés Evelio Traba publicó este mes Súbditos de Lisboa (Caligrama). En la línea de la mejor novela histórica, Traba sitúa la narración en un pasado alternativo, donde Don Quijote fue escrito en una prisión de Cartagena de Indias y el rey Sebastián de Portugal se hace con el imperio español. Una ucronía donde tanto los sueños –Cervantes viaja por fin a América– como las peores pesadillas de la historia se hacen realidad.
Ediciones Boloña –la lujosa editorial habanera que fundó Eusebio Leal– homenajea al arquitecto y escritor Mario Coyula con una antología de 400 páginas. Arquitectura y más incluye varias de sus reflexiones más conocidas, como su conferencia El trinquenio amargo y la ciudad distópica, donde exploraba las consecuencias urbanas de las últimas décadas. Coyula, que nunca rompió con el régimen pese a su visión crítica de la Revolución, lamentaba que el legado de varias décadas de arquitectura “revolucionaria” fueran, antes que los edificios, las ruinas.
Un cuaderno de poesía de Legna Rodríguez Iglesias, Ilusiones de botánica, vuelve sobre lo que comparten la literatura y las plantas: el crecimiento, la dependencia del tiempo y la paciencia, la sequedad y la vida. En el herbario de la escritora camagüeyana, como en su vida, hay un mantra: “Mis libros no sabrán qué es el exilio”.
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