Friday, September 20, 2024
Google search engine
HomeCubaLas drogas: un flagelo presente en el Estado socialista

Las drogas: un flagelo presente en el Estado socialista

LA HABANA, Cuba. – Muchos de quienes hoy peinamos canas todavía recordamos cómo hasta 1958, cuando los cómicos de la época hacían algún chiste de beodos, por lo general hablaban del “borrachito del barrio”. Ello nos transmite la inequívoca idea de que por entonces el alcoholismo aún no era un vicio generalizado en nuestra sociedad. Todo lo contrario ocurre a partir de 1959, cuando el consumo de alcohol gradualmente comienza a ganar fuerza y a propagarse entre la población. 

En un intento por frenar el fenómeno, la dictadura prohibió la venta de bebidas espirituosas. Sin embargo, ya para entonces el vicio estaba tan arraigado que los “inventores” del patio se dedicaron clandestinamente a destilar una variedad de brebajes por medio de métodos artesanales, pues a toda costa necesitaban enajenarse de la terrible realidad que hemos vivido los cubanos bajo el dominio castrista. 

Quizás porque el “Comandante” eventualmente se convenció de que aquello no tenía freno, o simplemente para exprimirnos los bolsillos, hacia comienzos de la década de 1970 comenzaron a funcionar unos deprimentes bares llamados coloquialmente “pilotos”, donde en un ambiente sórdido se podía conseguir, además de cerveza aguada, sexo barato. 

Ahora bien, llama la atención que desde hace algunos años el consumo de estupefacientes ha desplazado al alcoholismo. Basta dar un recorrido por el barrio para comprobar cómo han desaparecido aquellos grupos que se reunían en las esquinas para “bajar” una o varias botellas hasta caer vencidos por el alcohol. Claro está, eso puede deberse en parte al hecho de que un gran número de ellos ya logró su sueño dorado de escapar de la cárcel gigante que hoy es la mayor de las Antillas.

Valga acotar que el consumo de sustancias psicotrópicas no es algo totalmente nuevo en el país, si bien durante muchos años afirmarlo era una falta grave que podía acarrear una estadía en una unidad de la PNR. En el mejor de los casos, el incauto que se atreviera a expresar la verdad al respecto podía ser tachado de “enemigo de la Revolución” y “aliado del imperialismo” para desacreditar a nuestro país, que tanto se había esforzado para formar al hombre nuevo a semejanza del “intachable guerrillero heroico”.

Y mientras divulgar la verdad era un perseguido tabú, durante todos esos años los narcóticos se iban apoderando de nuestra sociedad y hacían estragos principalmente en los jóvenes. Los medios oficiales, por su parte, no cesaban de calificar este flagelo como exclusivo de la sociedad capitalista, pues en Cuba la política gubernamental hacia las drogas es de “tolerancia cero”, con lo cual pretendían dejar claro que el mal había sido eliminado totalmente de la Isla.

Habida cuenta de lo anterior, resulta cuando menos interesante leer en el periódico Granma del pasado 10 de abril que “en Cuba se ha evidenciado un alza (del consumo de drogas) en los últimos años, y los adolescentes y jóvenes representan el grupo más vulnerable”. Bajo el título “El consumo de drogas, ¿un peligro presente?” el órgano oficial del Partido Comunista entrevista al doctor Alejandro García Galceran, director del Centro de Salud Mental de Centro Habana. 

De acuerdo con el especialista, “La Habana ha sido siempre la ciudad de más consumo, al igual que centros turísticos importantes, como algunas zonas de Santiago de Cuba y Cienfuegos”. 

El doctor García Galceran enfatizó que las primeras experiencias están comenzando a edades cada vez más tempranas, como a los 13 y 14 años, la dependencia puede evidenciarse entre los 17 y los 20 y puede agravarse alrededor de los 25 años. 

El funcionario se refirió asimismo al alto índice de mujeres jóvenes y embarazadas que consumen drogas, y mencionó que históricamente lo que más se consumía en algunos municipios de La Habana era el crack, pero en los últimos tiempos se han incorporado nuevos químicos desconocidos para las autoridades de Salud de la Isla, y por lo tanto más difíciles de combatir y tratar.

Sobre esto último, el profesional orienta algo que hemos escuchado más de una vez para estos casos: que cuando la familia detecta esta situación debe dirigirse a los servicios de Salud. La estrategia gubernamental para prevenir el consumo supuestamente cuenta con la participación de los gobiernos municipales y las direcciones municipales de Trabajo y Seguridad Social, de Salud y Salud Mental, de Educación, Deporte, Cultura, las organizaciones de masas, el Partido, y “por supuesto, la Policía y Fiscalía tienen presencia constante”. 

Idealmente, esas instituciones deberían priorizar la rehabilitación de los afectados, así como su posterior reinserción en la sociedad. En la práctica, por el contrario, los adictos que se acercan a las autoridades sanitarias en busca de ayuda rara vez son tratados como pacientes, sino como ciudadanos de cuarta con vínculos delictivos. Por consiguiente, en lugar de poder contar con el imprescindible apoyo de especialistas e instituciones, quedan marcados y sujetos al perenne acoso de jefes de sector, fiscales y otros representantes de la ley. 

Llama la atención además que, en opinión del funcionario, “más que ocuparse de la prevención, se requiere trabajar en el enfrentamiento”. Ojalá eso no signifique que, en relación al consumo de drogas, nuestra sociedad ha quedado más allá de toda posibilidad de salvación.

ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.

RELATED ARTICLES
- Advertisment -
Google search engine

Most Popular

Recent Comments