El bar Vaider, ubicado en el número 500 de la calle Isla de Capri del municipio de Othón P. Blanco, en Chetumal (Quintana Roo), era la fachada de una red de trata operada por el grupo criminal conocido como cártel de Caborca. Este sábado fueron rescatadas 25 mujeres de este sitio, entre ellas cubanas, venezolanas, colombianas y mexicanas, que según fuentes oficiales eran obligadas a prostituirse.
“Este cártel enganchaba a muchas de las extranjeras en la terminal de ómnibus ADO, que está a unos metros, con la promesa de darles trabajo y ayudarlas a llegar a la frontera con Estados Unidos”, dice a 14ymedio el oficial Alfredo Poot García. “Una vez que estaban en el bar, les pedían los papeles, según para tramitar permisos de tránsito, pero todo era un engaño. Las encerraban y las amenazaban para que se prostituyeran”.
Poot cuenta que las autoridades recibieron una denuncia, pero hasta que no obtuvieron de un juez la orden de cateo, no se pudo ingresar al lugar. De acuerdo con una de las mujeres rescatadas, de origen mexicano, “los encargados las vigilaban a través de cámaras instaladas en los cuartos”.
La Policía de Investigación de Chetumal encontró además en el lugar dinero en efectivo, equipo de videovigilancia, registros de los servicios ofrecidos por las mujeres y bolsas de plástico con marihuana y cocaína.
Las mujeres fueron presentadas ante el Ministerio Público y se informó al Instituto Nacional de Migración, para verificar la documentación de las extranjeras.
Este sábado también fueron halladas ocho colombianas que habían sido reportadas como desaparecidas desde el pasado 5 de enero en Tabasco, según informó el gobernador interino de este estado, Carlos Merino. “Se encuentran bien de salud y están bajo el resguardo de la Fiscalía General del Estado para determinar su situación”, subrayó el funcionario en sus redes sociales.
El hallazgo se da luego de que el Consulado de Colombia en Cancún denunciara la desaparición de sus nacionales y precisara que se trataba de ocho mujeres y no nueve, como se había difundido inicialmente, quienes habrían sido llevadas, a Villahermosa (Tabasco), por una presunta red de trata de personas relacionada con una banda de narcotraficantes.
La alerta inicial la dio el periodista mexicano Ciro Gómez Leyva, quien publicó que las colombianas habían sido llevadas a una fiesta privada para ser explotadas sexualmente como escorts por un hombre identificado como Saulo David Sánchez Zetina, alias El Jaguar, quien presuntamente encabeza una red de trata ligada al cártel Jalisco Nueva Generación.
La denuncia, según el periodista, la hicieron otras compañeras que también trabajan en estas fiestas, que aseguraron que las desaparecidas pertenecen a un grupo de entre 50 y 70 mujeres que fueron llevadas a México desde Colombia por esta red de trata.
La organización criminal, que también tiene miembros colombianos, opera captando a las mujeres en su país de origen y llevándolas a México, donde se les informa de una deuda de unos 7.100 dólares y se les retira el pasaporte, obligándolas a trabajar como escorts en eventos privados.
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