“No, no estoy comprando divisas por el momento”, responde tajante una cambista informal residente en Centro Habana. En dos semanas el dólar ha bajado desde los 250 pesos que llegó a costar a mediados de agosto pasado hasta los 215 de este domingo, según la tasa de referencia que publica el sitio digital El Toque.
El euro también ha experimentado un descenso similar y pasó de cotizarse por encima de los 255 pesos a venderse actualmente en el mercado informal a 225. Sin embargo, la velocidad del desplome provoca mucha desconfianza. Algunos hablan incluso de una bajada artificial motivada por la irrupción de falsos cambistas en los sitios digitales que prometen dólares y euros a precios cada vez más bajos.
“Cuando llamas a los números de teléfono que dejan te dicen que ya los vendieron, pero suena a mentira”, cuenta Nataniel, un joven de 26 años que compra dólares para emprender la ruta migratoria a través de Nicaragua. “Todos los anuncios que he encontrado con dólares por debajo de los 230 pesos han quedado en nada, o el teléfono da apagado o dicen que ya nos les quedan”.
Una opinión similar se extiende entre los compradores de divisas. María Antonia tiene un pequeño negocio de reparación de móviles en la barriada habanera de San Leopoldo. Gracias a su nacionalidad española viaja con frecuencia a Madrid para comprar piezas de repuestos y dispositivos que revender en la Isla. Sus vecinos saben que siempre está interesada en comprar euros para sus viajes.
“Si es verdad que la divisa está cayendo, mejor esperar a que baje más. Si todo es momentáneo y forzado por el Gobierno, entonces también es mejor esperar porque el desespero se presta para estafas”
Pero desde hace varios días, María Antonia está “paralizada”, según cuenta a 14ymedio. “Si es verdad que la divisa está cayendo, mejor esperar a que baje más. Si todo es momentáneo y forzado por el Gobierno, entonces también es mejor esperar porque el desespero se presta para estafas, robos y riesgos. Así yo no compro”, explica.
Otros emprendedores y dueños de negocios privados también se suman a esa desconfianza. “Este contenedor que vamos a recibir con pollo y aceite en los primeros días de septiembre va a ser el último porque esto de la bancarización nos está afectando”, advierte Julián, nombre cambiado para evitar represalias, y trabajador contable de una mipyme.
“Por un lado, a nosotros nos conviene un dólar más barato porque esa es la moneda que tenemos que comprar para poder importar mercancía, pero nuestra clientela nos paga fundamentalmente en pesos cubanos. Compramos la divisa hace unas semanas a un precio pero ahora perdemos cuando tenemos que vender con una tasa de cambio más baja”, cuenta.
“Hay que estarse quieto en base y no apresurarse. Esto no es definitivo y ya la gente no le tiene confianza al peso cubano”, remacha. Por el momento, la solución para no tener mayores pérdidas en su negocio ha sido “tratar de vender todo lo que se pueda directamente en euros o dólares”.
Muchos señalan a la bancarización (prohibición de hacer transacciones en efectivo) como el motivo principal de los cambios en el mercado informal de divisas. Con la nueva normativa, el oficialismo ha impuesto nuevas restricciones a las mipymes para la extracción de efectivo de las sucursales bancarias. “Hemos tenido que cancelar varios contratos que ya teníamos”, reconoce Julián.
“Dos de esos contratos eran con entidades estatales y ahora mismo nuestra demanda de dólares también ha caído porque tenemos al menos dos compras grandes en el extranjero que ya no vamos a hacer”, agrega. El emprendedor considera que las aguas tomarán su nivel y “el dólar va a volver a subir”.
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