La Habana/Cuba no es el único país donde la relación entre la masonería y el Gobierno es problemática. En Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega ha retirado la personalidad jurídica a más de 5.600 organizaciones, incluyéndola, la fraternidad ha iniciado un trabajoso acercamiento al Gobierno. Su estrategia: doblegarse, permitir que antiguos políticos sandinistas ocupen altos cargos y criticar a los masones que piden “plenitud democrática” para el continente.
El último episodio de la polémica ocurrió el pasado 17 de febrero, cuando la Confederación Masónica Interamericana (CMI) –una coalición histórica de 94 potencias u organizaciones fraternales en 26 países– se reunió con el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA) para discutir el deterioro democrático en la región.
Para congraciarse con Ortega, aliado de Nicolás Maduro y defensor de su legitimidad tras las elecciones de 2024, las más altas autoridades masónicas de Nicaragua se rasgaron las vestiduras y renunciaron de forma “unilateral e irrevocable” a su membresía en la CMI.
“Romper con la CMI es gravísimo: la masonería nicaragüense acaba de automutilarse”. Es la valoración de Hiram, un masón afincado en Managua que conversa con 14ymedio sobre el cisma, la infiltración estatal en la masonería y la situación regional –incluyendo los vaivenes cubanos– de la fraternidad.
“Cada masonería es como un país: el Gran Maestro es como el presidente; tiene secretario, canciller, logias provinciales y municipales que son como departamentos y ministerios. Romper con el CMI es aislarse, incluso si es una masonería pequeña”.
Según Hiram, la masonería nicaragüense, lastrada por el exilio, no llega a los 200 miembros. “Y de esos muchos se han seguido yendo”. La cifra es mínima si se compara con la de potencias masónicas regionales, como Cuba, que cuenta actualmente con alrededor de 20.000 iniciados y que hace casi 10 años superaba los 27.000.
La carta de los masones nicaragüenses, difundida a través de canales internos de la fraternidad, fue rubricada por los líderes de la Gran Logia y el Supremo Consejo para el Grado 33 –las dos máximas autoridades en el país– y del Capítulo de Masones del Real Arco, otra alta institución.
Protestaban contra la “peligrosa” reunión de la CMI con Luis Almagro, secretario de la OEA, “un organismo que desde hace mucho tiempo ha perdido credibilidad regional”. Según el texto, la CMI realizaba un acto ilegal y antimasónico al pedir a la OEA “que interviniera en la soberana República Bolivariana de Venezuela”.
Maduro es la “autoridad constituida”, argumentaban, y no reconocerlo es tener “visiones coyunturales políticas”, alentadas por la OEA. Esta organización, a su vez, sirve a “los intereses imperiales de Estados Unidos de América”, insistían, deshaciéndose en insultos concretos contra los “tentáculos” de la Administración de Donald Trump.
Su decisión: “cortar todo vínculo” y abandonar la condición de miembro. En efecto, la Gran Logia de Nicaragua ya no está en la lista oficial de miembros de la CMI, si bien la bandera nicaragüense permanece en el logotipo.
En realidad, la Carta abierta a la sociedad –publicada por la CMI en sus redes sociales y firmada en Washington el pasado 14 de febrero– se limitaba a exigir “unidad, acción y compromiso” hacia Venezuela. Exigían “diálogo y acción conjunta” de los masones y la OEA para garantizar la restauración democrática en el país.
Entre las firmas no había ninguna de masones nicaragüenses o venezolanos. Tampoco la suscribió ningún cubano.
“La carta de la CMI nació al calor de las elecciones venezolanas, en julio del año pasado”, explica Hiram. “Los masones de Venezuela –algunos opositores a Maduro y otros no– se iban a manifestar contra el resultado y la CMI les pidió que no se arriesgaran, que ellos mismos redactarían un comunicado. En aquel momento los masones nicaragüenses también protestaron”.
En 2023, Ortega declaró que Nicaragua abandonaba la OEA, a la que la Cancillería llamó “organización injerencista del gobierno unipolar y hegemónico decadente” de Estados Unidos. Las relaciones con el organismo se habían agriado desde 2018, cuando el régimen reprimió las protestas populares y encarceló a cientos de manifestantes.
“¿Qué pintan los masones en toda esta historia? ¿Para qué se congracian con la dictadura?”, pregunta Hiram
“¿Qué pintan los masones en toda esta historia? ¿Para qué se congracian con la dictadura?”, pregunta Hiram. “Al Gobierno no le importa la masonería. El año pasado se quedaron sin personalidad jurídica tanto la Gran Logia como el Supremo Consejo. A pesar de eso, los que están, entre ellos varios ex políticos sandinistas, lo único que hacen es tratar de acercarse a Ortega”.
La masonería nicaragüense no ha tenido una historia fácil. Muchos masones, reflexiona Hiram, siguen hablando de “la traición masónica de Somoza a Sandino”. Ambos líderes, el revolucionario Augusto César Sandino –muerto en una emboscada en 1934– y Anastasio Somoza, dictador durante varios mandatos, eran masones.
Fue la Guardia Nacional, dirigida por Somoza, la responsable de la muerte de Sandino. Como un masón tiene prohibido matar a otro masón, la muerte de Sandino violó la ética de la orden. “Por eso el Gobierno siempre ha aludido a la ‘traición masónica’ de Somoza a Sandino”, afirma Hiram. Es una mancha simbólica sobre la orden que la propaganda de Ortega ha sabido aprovechar.
“En mi opinión, el Gobierno nunca ha lanzado una infiltración a gran escala sobre la masonería”, señala. “Pero hay altos cargos, como los firmantes de esa carta, que intentan secuestrarla para el Gobierno. Están los sapos históricos (chivatos). Opositores quedan pocos, pero sí hay algunos lamebotas de Ortega. Quieren convertir la logia en un partido”.
“Pero hay altos cargos, como los firmantes de esa carta, que intentan secuestrarla para el Gobierno”
La reciente crisis de la masonería cubana –todavía activa–, tras el robo de 19.000 dólares de la oficina del Gran Maestro, que trató a toda costa de permanecer en el poder, fue comentada en las logias nicaragüenses. “Decíamos: ¿qué está pasando en Cuba? ¿Por qué un Gran Maestro se fue del país en 2023? ¿Por qué se perdió ese dinero? Fue bochornoso, parece mentira. Pero nunca se dio un debate mayor: fueron siempre comentarios de pasillo”, comenta Hiram.
Por su carácter secreto en el siglo XIX, la masonería contribuyó a forjar movimientos de independencia y lucha contra las dictaduras en el continente. Conscientes de ese poder organizativo, regímenes como el cubano, el venezolano y el nicaragüense han hecho todo lo posible por desarticularla, o al menos mantenerla a raya.
Para Hiram, ese sentido libertario es el ADN de la fraternidad, que ha sido inmune a todas las dictaduras, tanto externas como en la propia institución.