AREQUIPA, Perú – En 1949, un joven de 14 años en Mount Rainier, cerca de Washington DC, fue liberado de una supuesta posesión demoníaca después de someterse a entre 20 y 30 exorcismos.
El periódico Washington Post dio cuenta del proceso citando a fuentes religiosas que contaron sobre los episodios satánicos, los cuales estuvieron llenos de gritos, groserías y frases en latín, a pesar de que el joven no había estudiado el idioma.
La historia inspiró a William Peter Blatty, quien la escuchó mientras estudiaba en la Universidad de Georgetown, y más tarde se convertiría en la base de su famosa novela “El Exorcista”.
El adolescente poseído fue identificado como Roland Doe, quien comenzó a experimentar fenómenos paranormales en su hogar en Mount Rainier, Washington, poco después de la muerte de una tía.
Se cree que la “tía Tillie” era muy cercana al joven y pudo haberlo introducido al uso de la tabla de Ouija. La familia, preocupada entonces por los extraños sucesos como sillas moviéndose, la cama temblando y marcas inexplicables en los pisos, buscó la ayuda de sacerdotes de la Universidad de St. Louis.
El cura Raymond Bishop, intrigado por la historia de Roland, llevó el caso a las autoridades de la Universidad de St. Louis, quienes le autorizaron una visita para investigar.
El hombre registró sus observaciones en un diario que posteriormente quedó en manos del instituto. No obstante, la situación era compleja y ameritó también la asistencia del experimentado sacerdote William H. Bowdern.
Después de una toma de contacto muy perturbadora, el joven Roland sufrió rasguños en forma de cruz, y objetos como agua bendita volaron por la habitación. Finalmente, se solicitó al arzobispo de St. Louis la aprobación para llevar a cabo un exorcismo, la cual fue concedida.
Una narración de BBC Mundo señala que Bowdern, en un momento del rito (el último de muchos presuntamente), le exigió al demonio que se identificara y que abandonara el cuerpo del chico, a lo que Roland, con la voz distorsionada, habría respondido:
“Él (Roland) sólo tiene que decir una palabra más, una pequeña palabra, quiero decir una GRAN palabra. Nunca la dirá. Siempre estoy en él. Puedo no tener siempre mucho poder, pero siempre estoy en él. Nunca dirá esa palabra”.
Luego de ese episodio, el sacerdote cuenta que antes de la medianoche oyeron una voz distinta que salía del adolescente: “¡Satán! ¡Satán! Soy San Miguel y te ordeno Satán, y a los otros espíritus malignos, que abandonen el cuerpo en el nombre de Dominus, inmediatamente. ¡Ya! ¡Ya! ¡Ya!”.
Cuando Roland recuperó la conciencia, les aseguró a los exorcistas que el arcángel San Miguel había luchado una gran batalla para salvarlo y había vencido. “Se ha ido”, aseveró.
Luego de los rituales, la familia jamás volvió a tener problemas y regresó a su hogar. El chico se convirtió en un hombre exitoso, felizmente casado, con hijos y nietos. Su historia no sólo inspiró el libro de William Peter Blatty, sino también una de las películas mas aterradoras de la historia del cine: El exorcista.
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