El silencio de La Habana ante las declaraciones bélicas de su aliado venezolano para integrar el Esequibo a su territorio parece reflejar un cálculo a corto plazo: presentarse como mediador y usar el riesgo de un conflicto con la pequeña Guyana para posponer las elecciones y alejar así el riesgo de una victoria de la oposición en Caracas, algo totalmente inaceptable para el régimen cubano.
La tensión entre Venezuela y Guyana ha llegado a su cénit desde que, el pasado domingo y tras un referendo de muy dudosa validez, Nicolás Maduro anunciara sus planes para anexarse el territorio, que incluyen fundar un estado administrado por Caracas, promover la explotación petrolera de la zona por parte de la estatal Pdvsa y crear, junto al Ejército, una “zona de defensa integral”. Tras el anuncio, el presidente guyanés, Irfaan Ali advirtió a Maduro de que convocaría a sus aliados, entre ellos al Comando Sur de Estados Unidos. Los factores en juego en el Esequibo: petróleo, oro y geopolítica.
Por su parte, Díaz-Canel ha dado una discreta muestra de apoyo a Guyana este viernes, al recordar los más de 50 años de relaciones diplomáticas que ambos países cargan a sus espaldas. Ambos “pueblos y gobiernos” están unidos por “profundos lazos de amistad y cooperación”, aseguró el mandatario, sin aludir a su reunión en Emiratos Árabes Unidos con Ali y otros amigos caribeños de La Habana, como Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas.
Además de en EE UU y la Mancomunidad de Naciones –organismo que reúne a los países con vínculos históricos con Reino Unido–, Guyana ha encontrado apoyo en los líderes de la Comunidad del Caribe (Caricom), cuya sede se encuentra precisamente en Georgetown y a la que este viernes, también, Díaz-Canel saludó en su perfil de X.
Esta semana circuló en las redes sociales un recorte de periódico de 1981 donde, junto a la foto de un airado Fidel Castro, aparecía un titular: “¡Venezuela es expansionista!”
El mandatario cubano tuvo un acercamiento a Georgetown en 2022, cuando conversó por teléfono con Ali y pactó acuerdos de cooperación en varias áreas clave, como la salud. “Guyana se ha beneficiado enormemente de la buena voluntad de Cuba y su pueblo”, dijo entonces el líder guyanés.
La alianza entre ambos países es histórica y precede al chavismo. Esta semana circuló en las redes sociales un recorte de periódico de 1981 donde, junto a la foto de un airado Fidel Castro, aparecía un titular: “¡Venezuela es expansionista!”. La noticia, que hablaba de la opinión del dictador sobre el Esequibo, afirmaba –citando a Ricardo Alarcón, entonces canciller– que la Isla daba por ilegal cualquier intento de Caracas de tomar “lo que no le pertenece”.
Ese año, La Habana y Georgetown habían firmado un pacto que las hermanaba como miembros de la Cumbre de Países No Alineados. Ese pacto, han recordado quienes comparten el recorte, sigue vigente hoy, pese a la alianza de la Isla con Venezuela.
La petición de Ali, el pasado julio, para “conseguir enfermeras” de Cuba que ayuden a mitigar la escasez de personal sanitario en su país demuestra la validez de las alianzas entre los dos Estados.
Como era de esperar, la prensa oficial cubana refleja la cautela de las autoridades al abordar el conflicto en el Esequibo. En un comentario sobre el referendo celebrado por Maduro, Cubadebate se limitó a decir que la jornada había transcurrido con “total tranquilidad” y que las autoridades habían tenido que prorrogar el cierre de los colegios, una señal de que el régimen de Caracas no logró la masividad que esperaba, aunque el digital cubano no lo dice.
El medio oficialista no explicó a sus lectores por qué estaban votando los venezolanos. Aludieron, apenas, a una decisión “sobre la defensa de la Guyana Esequiba”, o más exactamente sobre “su recuperación”. Eso sí, no escatimaron adjetivos sobre la participación en el referendo: “esplendorosa”, “inmensa”, “pacífica” o “victoriosa”, además de facilitadora de la “fusión entre el pueblo y los militares”.
El medio oficialista no explicó a sus lectores por qué estaban votando los venezolanos. Aludieron, apenas, a una decisión “sobre la defensa de la Guyana Esequiba”
En cuanto a Guyana, añadieron, seguía el referendo “con atención”, a través de las “primeras planas de la prensa local”. No obstante, Cubadebate citó varios organismos internacionales que le dan la razón a Georgetown y recuerdan a Venezuela que debe “abstenerse de tomar cualquier medida que pueda modificar la situación que prevalece actualmente en el territorio en disputa”, como afirma Naciones Unidas.
“Caricom abogó por apegarse al principio de mantener al Caribe como una zona de paz y no incurrir en ningún acto contrario a la tranquilidad de la región, pues lo consideró un elemento esencial para la prosperidad económica y el bienestar social de todas sus naciones miembros y las de América Latina”, zanja el medio oficial, sin aludir ni una sola vez a la opinión de La Habana sobre el conflicto.
El Esequibo, un territorio de 159.000 kilómetros cuadrados y 125.000 habitantes, representa las dos terceras partes de Guyana. En pleno Escudo Guyanés, su riqueza mineral y petrolera es considerable: posee oro, diamante, aluminio, cobre, bauxita y hierro. En cuanto al petróleo, los descubrimientos realizados desde 2015 por la compañía estadounidense Exxon han contribuido a disparar el producto interno bruto del país, que se ha convertido desde entonces en una potencia petrolífera.
Para Maduro, explican varios analistas, anexarse el Esequibo no solo representaría un gran golpe a nivel económico, sino también el pretexto ideal para posponer las elecciones de 2024, en las que se enfrentaría en las urnas a la muy popular opositora María Corina Machado si no logra inhabilitar su candidatura de manera definitiva.
La candidata manifestó este jueves su inquietud por las segundas intenciones del conflicto. “Si el régimen, sabiéndose perdido en la vía electoral, opta por la vía de la represión o, incluso, una escalada bélica, (el hecho) puede tener unas consecuencias terribles, no solo para Venezuela, sino también para la región”, afirmó.
Lo saben bien en La Habana, donde hay más preocupación por lo que se juega en las elecciones que por la situación en el Esequibo, aunque la prensa oficial lo calle.
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