“La crisis de la vivienda en Cuba es sistémica”, comentó el arquitecto y profesor de la Universidad de Miami, Rafael Fornés, en declaraciones a la revista informativa Martí Noticias AM.
“El problema se alivia con los éxodos masivos, porque la ciudad desaparece de la misma forma en que sus habitantes se van”, detalló el académico y precisó que la vivienda continúa siendo uno de los problemas más acuciantes en la sociedad cubana del que “se habla bien poco”.
Fornés mencionó a las llamadas “barbacoas” como uno de los ejemplos para ilustrar la crisis habitacional en el país. Ante la escasez de viviendas, las familias aprovechan “los altos puntales de los edificios coloniales”.
“Existen barbacoas en el mundo entero, por ejemplo, cuando estuve en Roma vivía en una. Es un término derivado de la palabra “mezzanine” que significa “entresuelo”. El problema en la isla es la proliferación de estas y su falta de solución técnica unido al peso estructural que puede provocar derrumbes”, detalló el experto.
De hecho, aclaró, ese fue uno de los dictámenes que se emitieron cuando el derrumbe del Hotel Pasaje en la década de los 80, un inmueble que colapsó producto a la carga y el peso. A las barbacoas hay que sumarle, dijo, la colocación de tanques de agua en muchas azoteas.
El académico señaló que en las últimas seis décadas la capital “ha ido creciendo hacia adentro”.
“La Habana es la única ciudad del mundo donde ha ocurrido este fenómeno, una urbe que tenía una expansión considerable en los años 50 con el automóvil y la construcción del túnel, pero el proceso se ha invertido y ha ido hacia atrás en una forma parásita de desarrollo”.
“Eso es lo que ha permitido que la ciudad, de alguna manera, contenga a sus habitantes de forma oculta, un problema que no se puede observar a simple vista, porque vemos las bellas fachadas neoclásicas y a interior los inmuebles están repletos de barbacoas y azoteas convertidas en habitaciones”, afirmó.
En este punto, comenta Fornés, “la crisis de la vivienda en Cuba es un proceso irreversible. Se pueden restaurar, mejorar, reparar algunos edificios, incluso reforzar la arquitectura existente pero el fenómeno de la subdivisión y la concentración habitacional en la capital es algo que vamos a heredar”.
No obstante, aclaró que sigue “considerando a La Habana una gran ciudad, a pesar del estado en que se encuentra en la actualidad”.
Entre las causas que influyen de manera determinante en el mal estado de las casas y edificiones en Cuba, el experto señala que “el acceso a los materiales y la posibilidad de construir” son un problema, además de los fallos del sistema político. “Sin la existencia de la propiedad privada y el libre mercado la situación continuará insoluble. La dictadura tiene que desaparecer y a partir de ahí comenzarán a cambiar las cosas”.
“Nosotros desde el exilio hemos estado estudiando esta situación durante 40 años, tenemos soluciones y proyectos de arquitectura para materializarlo, pero no lo permiten, concluyó el experto.