LA HABANA, Cuba. – Las inversiones extranjeras debían alcanzar los 2.500 millones de dólares anuales, y solo se admitirían grandes emprendimientos, proclamaba de forma altanera el Gobierno cubano hacia el año 2010. Esa cifra va cayendo en el olvido. La Cartera de Negocios de 2023 propone inversiones hasta de solo 1 millón de dólares, mientras que las otrora vilipendiadas mipymes privadas y los denostados cubanos residentes en el exterior son cortejados. Los montos financieros de las inversiones logradas este año y hasta el presente no se publican. No existe transparencia en las aprobaciones de las inversiones, evidenciado en el rechazo de una ley sobre licitaciones propuesta por un diputado en la sesión de la Asamblea Nacional.
Las autoridades actuaban como si Cuba fuera la gallina de los huevos de oro, cuando progresaban las negociaciones con el presidente Barack Obama y los empresarios de Europa se interesaban por llegar antes que las competitivas compañías estadounidenses y cubanoamericanas. El Gobierno desaprovechó las oportunidades y el presidente Donald Trump asestó el golpe decisivo con sus sanciones y la reposición de Cuba entre los países patrocinadores del terrorismo en 2019. Igualmente desestimulante ha resultado la crisis económica ocasionada por los gobernantes cubanos.
El prolongado proceso burocrático de la copiosa documentación demandada ha ocasionado que pocos proyectos hayan llegado a la consideración del presidente de la República para su aprobación. Simultáneamente, los países latinoamericanos han ofrecido facilidades atrayentes a la ágil inversión extranjera, y la apertura económica cubana no se realizó, sino que aumentaron la deuda y su impago, la inseguridad a la repatriación de las ganancias de los empresarios foráneos y la imposibilidad de adquirir los insumos para sus obras y producciones in situ. En 2018, la Ley 118 fue modificada, pero continuaron grandes limitaciones.
Simultáneamente, la obsolescencia de la industria creció por la falta de inversiones propias, la agroindustria quedó sin maquinaria, fertilizantes, combustibles y otros insumos, cuando igualmente se depreciaban las otras ramas productivas. La carencia de productos para exportar ha impedido la importación, y se han perdido las fuentes de financiamiento, incluido el facilitado por el Gobierno de Venezuela.
La viceministra primera del Ministerio de Comercio Exterior, Ana Teresita González Fraga, informó ante la Asamblea Nacional del Poder Popular efectuada del 20 al 22 de diciembre que, hasta el cierre de noviembre, se han aprobado un total de 343 negocios de inversión extranjera, de los cuales 19 están en proceso de liquidación. Entre los negocios aprobados, se incluyen 181 contratos de asociación económica internacional, 106 empresas mixtas y 56 empresas con capital totalmente extranjero de 40 países, en todas las provincias y en la Isla de la Juventud. Estas cifras son engañosas, pues no se especifica la cantidad en ejecución. Además, la directiva señaló que los negocios aprobados no cumplen con lo establecido en el plan, así como la necesidad de reforzar el papel rector del Ministerio de Comercio (MINCEX).
Durante este año, más de 15 negocios en proceso de inversión han comenzado a producir o brindar servicios. Hasta el cierre de noviembre, se han aprobado 42 nuevos negocios en turismo, la producción de alimentos y el comercio, principalmente, lo que representa la cifra más alta desde la aprobación de la nueva ley de inversión extranjera, añadió la funcionaria.
En repetidas ocasiones, Rodrigo Malmierca, exministro del ramo, se quejó del desestímulo a la inversión extranjera directa (IED) por la demora y la complejidad para la obtención de permisos, licencias y autorizaciones, así como la lentitud en los análisis y en la conformación de los expedientes para la presentación de los proyectos a evaluar por las autoridades competentes.
Actualmente, se procuran inversiones en capacidades productivas paralizadas por la carencia de materias primas, combustible, roturas y otras causas, para la venta en el mercado interno y la exportación. El Gobierno cifra las esperanzas de recuperación económica y productiva en las IED. No obstante, los montos imprescindibles son muy superiores a lo conveniado y ejecutado hasta el presente, sin que se vislumbren las grandes inversiones requeridas.
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