La Habana/No, el hotel Iberostar Selection La Habana, que ocupa varios pisos de la Torre K, el polémico rascacielos situado en la céntrica avenida 23, no da aún servicio al público, aunque la firma española anunció este miércoles entre exclamaciones su inauguración. Hoy jueves, las puertas del establecimiento están efectivamente abiertas y los empleados, uniformados y detrás de los mostradores, pero el vestíbulo y los pasillos se encuentran completamente vacíos.
En el exterior, varios obreros indios seguían dando retoques en la fachada. La cafetería en esa zona todavía no abre tampoco. “Quizá esta tarde”, dijo vagamente un empleado de seguridad.
Preguntados por los servicios de la azotea, los recepcionistas explicaron que “por ahora es solo para clientes”. Sin embargo, a través de la página web no pueden hacerse reservas de habitaciones.
“Las reservaciones que tenemos estos días han sido hechas por lo corporativo”, asegura a 14ymedio una fuente de Iberostar que prefiere el anonimato, refiriéndose a ejecutivos, comerciales y otros empleados de la hotelera española. “Por eso en la web aparece que estamos llenos aunque pocas habitaciones estén ocupadas”.
Un transeúnte curioso que salía este jueves de la puerta principal luego de entrar a curiosear contó a este diario sus impresiones. “En el lobby hay dos mesas con dos dependientes de relaciones públicas y dos recepciones, con varias personas ahí. Se veían algo atolondrados, como con un poco de reguero”.
Según la misma fuente de Iberostar, el personal elegido para este establecimiento procede, en su mayoría, del suntuoso hotel Manzana Kempinski. “Escogieron a los mejores para la Torre K, pero también hay de varios hoteles viejos y otros nuevos. Han puesto mucha gente buena ahí”, presumió.
La apertura de este nuevo hotel de lujo, ha sido retrasada varias veces. En un principio, Havanatur aseguró que abriría el 15 de enero, cosa que no se concretó. Días después, la empresa habilitó las reservas desde el 1 de febrero, pero tampoco estuvo listo para ese momento.
Finalmente, la apertura ha llegado en un momento de agudización de la crisis energética. Cuba lleva día encadenando un déficit de generación por encima de los 1.500 MW y la Torre K se perfila como uno de los más exigentes consumidores de energía de la ciudad.
En cualquier caso, el inmueble, llamado popularmente primero “torre López-Calleja” –por el ahora fallecido jefe del conglomerado militar Gaesa, dueño de las instalaciones a través de una de sus subsidiarias, el Grupo Gaviota– y luego Torre K, ha estado rodeado de controversia desde el mismo instante en que anunciaron su construcción, en 2018. Suponía, de entrada, un derroche de recursos en un país depauperado.
A medida que iba levantándose la obra, y con el turismo en sus cifras más bajas, comenzaron también las críticas técnicas. Así, varios arquitectos señalaron los “desaciertos” del proyecto, entre ellos el “gigantismo pretencioso”, los “vidrios insulados” que deslumbran en un país tropical o la mala orientación del hotel, sin vistas al norte, la mejor fachada para orientar las habitaciones para que no sufran “ese sol caribeño que cuesta mucha energía y dinero enfriar”.
La más reciente controversia tiene que ver con la misteriosa obra hidráulica que se ha desarrollado en la avenida Boyeros durante semanas, sin mediar información gubernamental, rumbo al barrio donde está enclavado el nuevo hotel de lujo. Cuando la prensa oficial se pronunció sobre ella, explicó que se trataba de una nueva conductora destinada a “reemplazar una red de tuberías envejecidas que ha causado constantes roturas y salideros, afectando a aproximadamente 72.250 habitantes de los municipios Cerro y Plaza de la Revolución”.
Sin mencionar la Torre K –algo que sí hicieron los comentaristas al pie de la nota–, Cubadebate reconoció, al hablar del “aumento poblacional en la zona” sobre “un sistema ya debilitado, incrementando la necesidad de agua potable”: “El desarrollo hotelero previsto en la zona plantea un desafío al aumentar aún más la demanda”.