MADRID, España.- Nuestra Señora de la Soledad, venerada en muchos países de Latinoamérica y sobre todo en México, es la representación de la virgen María en su dolor cuando Jesucristo murió en la cruz. En Cuba se le rinde culto en una iglesia de la ciudad de Camagüey, otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe, levantada en la intersección de las calles República e Ignacio Agramonte, casi frente a la plaza de la Soledad, y la cual no es la original pues aquella consistía en una ermita de finales del siglo XVII.
En La visita eclesiástica, el obispo e historiador Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, que recorrió la Isla entre 1754 y 1757, cuenta: “La Iglesia de la Soledad es otra Parroquia con un cañón de ladrillo, y texa (…) El retablo que es a proporción del presbiterio, está decente y dorado. En el nicho principal queda Nuestra Señora de la Soledad, vella (sic) efigie (…) Carece de torre por la qual (sic) suplen unos maderos en que ponen dos campanas. Esta Parroquia en fin se halla descaecida y maltratada. (…) Por la parte anterior queda la nueva iglesia que desde al año 33 se principió. Debe constar de tres naves (…)”.
Mientras el boletín digital El Camagüey reproduce el artículo de Jorge Juárez Sedeño “Del Camagüey antiguo y legendario: la Iglesia de la Soledad”, donde se relata: “Sólido y arcaico edificio es el de este templo, situado en el corazón mismo del Camagüey moderno. Su arquitectura gris y de estilo añejo, dice de una historia que nace en el siglo XVII. Cuando se emplazó la Iglesia de la Soledad, era tan sólo una ermita de techos de tabla de palma y tejas, paredes embarradas y una sola nave (…). En 1701, fue erigida en Parroquia por el Obispo de Santiago de Cuba, doctor Fray Diego Evelino de Compostela (…).
Las mejoras más notables en la iglesia se debieron al presbítero don Adrián de Varona que de su capital particular y con los bienes de su hermana Rosa realizó obras muy considerables, iniciadas en 9 de junio de 1758 y terminadas 18 años después. El edificio recibió la bendición el 6 de diciembre de 1776, colocándose definitivamente el altar de la Virgen de la Soledad durante fiestas esplendorosas.
En la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, uno de los mayores valores arquitectónicas de la ciudad ─que ostenta no pocos templos católicos─, fueron bautizadas personalidades de la historia y la cultura de Cuba como la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda y el patriota Ignacio Agramonte quien, además, contrajo allí nupcias con Amalia Simoni el 1 de agosto de 1868. La Pila Bautismal que todavía se conserva, es de mármol y fue encargada a Barcelona, España, e instalada en 1864.
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