MADRID, España.- La iglesia de Nuestra Señora de la Merced ─una de las advocaciones de la Virgen María, considerada Patrona de los cautivos─ en la ciudad de Camagüey está entre las edificaciones representativas del barroco cubano junto a la de Nuestra Señora de La Soledad.
Levantada en la actual Plaza de los Trabajadores, antigua Plaza de la Merced, la obra es considerada la iglesia colonial más impresionante de Camagüey y una de las más relevantes de Cuba.
La publicación del Arzobispado de Camagüey con el título de “La Iglesia Católica en Camagüey, Cuba”, rememora que en julio de 1602 se fundó el Convento de la Merced donde estuvo una pequeña ermita dedicada a nuestra Señora de Altagracia y donde se encuentra en la actualidad la Iglesia de la Merced y la Casa Diocesana.
El artículo también relata cómo el templo sobrevivió al asalto y quema de la villa por los esclavos en 1616, al ataque e incendio del caserío por el pirata inglés Henry Morgan en 1668, y afirma que en 1748 se concluyeron los trabajos de la iglesia y el convento de la Merced, que el obispo Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, luego de andar por la Isla entre 1754 y 1757, describe en La visita eclesiástica.
“El Convento de la Merced tiene al presente por Iglesia una Probisional que han formado de un cañón, de madera, y texa por aver derribado la antigua: Es mui reducida con siete Altares pobres. En el Mayor está colocada la Imagen de Nuestra Señora que es bastante hermosa, con sus vestidos ricos, peana, y luna de plata, varias prendas, y alhajas de valor. Hai cinco lamparas de plata, y un Organo nuevo. Tres campanas colgadas de maderos (…). La Iglesia nueva consta de tres naves, 72 varas de largo, 25 de ancho, y 14 de alto. Toda la fabrica es de ladrillo, y bobedas, hallase en buen estado (…). El Convento está en quadro con Claustros altos y bajos sostenidos arquería de ladrillos. Es bien capaz y lo avitan ordinariamente 25 Sacerdotes con 7 Coristas, y novicios, enseñase en él Grammatica, y algunas veces Philosofia”. (Se ha respetado la ortografía de Morell de Santa Cruz.)
En 1762 se añadió lo que constituiría uno de sus significativos valores, el Santo Sepulcro, obra del orfebre mexicano Juan Benítez, realizada por encargo del acaudalado hacendado Don Manuel Agüero y Ortega y elaborada con más de 20.000 monedas de plata.
Con posterioridad el templo ha tenido varias reconstrucciones que modificaron su aspecto. Una ocurrió después del incendio que en 1906 destruyó el Altar Mayor, sustituido en 1910 por otro traído de Barcelona; en los años siguientes se colocarían los nuevos altares de la Virgen del Carmen, Nuestra Señora María Santísima, del Santo Niño Jesús de Praga y el del Sagrado Corazón de Jesús. Mientras entre 1920 y 1930 se hicieron reparaciones sustanciales en el interior y exterior del Convento y se le dio a la fachada su actual apariencia.
En la década de los ochenta se cerró el templo por daños estructurales; reabrió parcialmente al culto en 1994 y totalmente en 1996, para seguir mostrando hoy uno de los conjuntos arquitectónicos eclesiales más importantes de Cuba.
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