AREQUIPA, Perú – Víctor Manuel Rocha, el exdiplomático norteamericano acusado de espiar para el régimen cubano por más de 40 años, se declaró recientemente inocente ante los cargos penales que se le atribuyen.
No obstante, nuevos testimonios publicados por la agencia AP contrastan con la postura del imputado y ofrecen más detalles sobre cómo evitó ser descubierto durante décadas.
En ese sentido, la agencia de prensacontactó con dos docenas de ex funcionarios sénior de contrainteligencia de Estados Unidos, desertores cubanos de inteligencia y amigos y colegas de Rocha.
Félix Rodríguez, ex agente de la CIA, contó al medio estadounidense que desde 2006 le surgieron dudas sobre las operaciones del exdiplomático. Ello, tras presentarse en su casa de Miami un teniente coronel desertor del ejército cubano, quien “sorprendentemente” le dijo: “Rocha está espiando para Cuba”.
Rodríguez transmitió el mensaje a la CIA, aunque ambos se mostraron escépticos sobre el tema, descartando el asunto como una mera difamación.
El asunto cobró relevancia nuevamente en diciembre cuando Rocha fue detenido. Entonces, el Fiscal General Merrick B. Garland calificó el caso como una de las infiltraciones más amplias y prolongadas en la historia del Gobierno estadounidense por parte de un agente extranjero.
El exdiplomático fue grabado en secreto por un agente encubierto del FBI cuando elogió a Fidel Castro como “El Comandante” y alardeó sobre su trabajo para el régimen cubano, al que calificó de “más que un grand slam” contra el “enemigo” Estados Unidos.
Asimismo, AP refiere que el espía adoptó en los últimos años la personalidad falsa de un ávido partidario de Donald Trump, quien hablaba con dureza contra la Isla para ocultar sus verdaderas lealtades.
“Realmente admiraba a este hijo de p… Quiero verlo a los ojos y preguntarle por qué lo hizo. Tuvo acceso a todo”, afirmó Rodríguez.
Desde 1987 la CIA sabía que Fidel Castro tenía un súper infiltrado escondido dentro del gobierno estadounidense, explicaron varias fuentes a AP, las cuales ahora consideran la posibilidad de que ese “topo” fuese Rocha.
“Este es un error monumental. Todos nosotros estamos haciendo un enorme examen de conciencia y a nadie se le ocurre nada. Hizo un trabajo increíble para cubrir sus huellas”, aseguró Peter Romero, ex subsecretario de Estado para Latinoamérica, quien trabajó con el acusado.
Otros antecedentes de los complots de Rocha pueden ubicarse en 2002, durante su época como embajador de EE.UU. en Bolivia.
Durante un evento en la sede diplomática, Rocha advirtió a los bolivianos de que votar por un narcotraficante (en referencia a Evo Morales, cultivador de coca devenido en presidente) conduciría a EE.UU. a cortar toda la ayuda extranjera.
El comentario, si bien meticulosamente articulado, fue una bandera roja de alarma para Liliana Ayalde, colega del servicio exterior.
“Lo recuerdo vívidamente. Me sentí muy incómoda. Le dije que no era apropiado que el embajador hiciera esas declaraciones cuando las elecciones estaban a la vuelta de la esquina”, recuerda Ayalde.
Por su parte, Jim Popkin, autor de Code Name Blue Wren (Nombre clave Chochín Azul), un libro sobre Ana Montes, la funcionaria de más alto nivel jamás condenada por espiar para el régimen de la Isla dijo sus fuentes de inteligencia le mencionaron que le FBI sospechaba de Rocha desde hacía más de una década.
“Eso fue probablemente lo que despertó el interés que llevó a su arresto años después”, agregó el escritor.
Actualmente, el acusado aguarda por el inicio de su proceso penal, que fue pospuesto para el 25 de marzo. La jueza de distrito Beth Bloom aún no se ha pronunciado sobre la petición de Rocha de no comparecer el viernes en tribunales tras declararse inocente.
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