Sunday, November 24, 2024
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Historiador castrista tergiversa la misión de las instituciones creadas por nuestros mambises

LA HABANA, Cuba. – En el empeño por establecer una conexión entre el castrismo y la obra de los hombres que lucharon contra el colonialismo español, el discurso oficial insiste en atribuir hipotéticos objetivos a las instituciones forjadas por los mambises del siglo XIX. Objetivos que en realidad nunca fueron concebidos por ellas. 

En ese sentido sobresale un reciente artículo del historiador Eduardo Torres Cuevas, jefe de la Oficina del Programa Martiano, titulado “Los días en que se nublaron los sueños”, aparecido en tres partes en las ediciones del periódico Granma, correspondientes a los días 14, 15 y 16 de agosto. 

El autor realiza un recorrido por el devenir de la Isla, que va desde el fin de la soberanía española hasta el nacimiento de la República en el año 1902. Como ya es habitual en la historiografía castrista, Torres Cuevas emite criterios desfavorables sobre la participación de Estados Unidos en la contienda militar contra España, la Enmienda Platt, la posterior ocupación militar de la Isla, y sobre todo la emprende contra la fecha del 20 de mayo, cuando Cuba nació como Estado independiente. Se da a entender en el artículo que otra hubiese sido la historia si no se hubieran disuelto las instituciones creadas por los independentistas cubanos. 

El señor Torres Cuevas apunta que, “en el terreno político, el movimiento independentista quedó acéfalo. Las tres instituciones que le habían dado su fuerza y coherencia, el Gobierno de la República en Armas, el Partido Revolucionario Cubano y el Ejército Libertador, por distintas circunstancias fueron disueltas”. 

En realidad, las circunstancias que incidieron en la disolución de esas tres instituciones no fueron muy diferentes. Las tres fueron creadas únicamente para luchar contra la ocupación española de la Isla. Por tal motivo no había razón para que continuasen existiendo tras la rendición de la metrópoli ibérica. 

El Ejército Libertador vio mermar paulatinamente sus filas cuando muchos de sus integrantes optaron por volver a sus antiguas ocupaciones después de una guerra desgastante en la manigua. Y en el caso del Gobierno de la República en Armas, ya en la Constitución de La Yaya, última elaborada en los campos de batalla, se había establecido que esta instancia llegaría a su fin con la terminación de la guerra, para dar paso al gobierno de la futura República. 

Una consideración especial requiere lo concerniente a la disolución del Partido Revolucionario Cubano. Ello es así debido a la pretensión castrista de calificar al actual Partido Comunista de Cuba como heredero del Partido fundado por José Martí. 

Basta con consultar las Bases del Partido Revolucionario Cubano para poner en entredicho las intenciones de la historiografía castrista. Cualquiera de los nueve artículos que conforman dichas Bases son suficientes para alejar al partido martiano de la actual agrupación castro-comunista. Mas, siempre descuella el artículo 5: “El Partido Revolucionario Cubano no tiene por objeto llevar a Cuba una agrupación victoriosa que considere la Isla como su presa y dominio; sino preparar, con cuantos medios eficaces le permita la libertad del extranjero, la guerra que se ha de hacer para el decoro y bien de todos los cubanos, y entregar a todo el país la patria libre”. 

Es decir, entregar a todo el país la patria libre. No a una agrupación política determinada, ni a una clase social específica.

Entonces, señor Torres Cuevas, ninguna de las tres instituciones creadas por los independentistas cubanos estaban en condiciones de hacer variar la historia después de 1898. Sencillamente porque no fueron concebidas para tal fin. 

Por otra parte, no es posible establecer ningún parangón entre instituciones creadas con un horizonte temporal, y bajo un espíritu liberal y democrático, y otras nacidas bajo el sello de la permanencia, y con el objetivo de fomentar el control totalitario sobre la sociedad.  

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

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