Con 2.500 botellas “exclusivas” de ron Tributo, que se venderán a un precio de 500 euros cada una, Havana Club International celebrará sus treinta años de creada, este noviembre, en el recinto ferial Expocuba. La nueva edición de la bebida festeja el “rescate” de la marca, en pleno Período Especial, por parte de la compañía francesa Pernod Ricard y su socio en la Isla, Cuba Ron.
El director general de la francesa, Christian Barré, explicó a Prensa Latina que, luego de la pandemia de coronavirus y tras enfrentarse a un “año complejo”, su empresa está enfocada en relanzar varias de las marcas que no tuvieron la suficiente atención del público y que ahora pretenden recuperar sus “mercados de exportación”.
El directivo también aseguró que Havana Club ha firmado este año más de 50 contratos con micro, pequeñas y medianas empresas cubanas ( mipymes). Aunque no aclaró cuál es el plan de la compañía al asociarse con los privados de la Isla, sí los incluyó –junto al turismo y las tiendas en moneda libremente convertible (MLC)– entre “quienes compran el producto a través de distintos canales tradicionales”, de los que no dio detalles.
La compañía quiere ofertar sus rones para que los emprendedores privados, que “crecen aceleradamente”, los comercialicen por su parte
Sí aseguró que la compañía quiere ofertar sus rones para que los emprendedores privados, que “crecen aceleradamente”, los comercialicen por su parte. Sin embargo, el mayor mercado de Havana Club, insistió Barré, sigue estando en Europa, en países como Alemania, España y Francia, y otros grandes consumidores, como Canadá y China.
En la Isla el consumo popular de ron cubano ha sido en parte desplazado por bebidas que se comercializan a precios más baratos, como el vodka y algunos whiskys importados que se venden tanto en las tiendas en divisas como en el mercado informal.
Havana Club ya había anunciado este septiembre su participación en el XIII Festival Internacional Varadero Gourmet para presentar tres nuevas bebidas: el Havana Club Smoky, un ron oscuro de sabor ahumado que se comercializa por unos 50 euros; el Havana Club Profundo, una bebida clara con el mismo precio; y el Havana Club Spiced, de tonos tropicales y que se vende por unos 30 euros.
En Europa, las distintas líneas de Havana Club se encuentran entre las bebidas más caras disponibles. Un trago del más común de sus rones en un bar puede llegar a costar hasta ocho euros, un precio alto si se compara con otros rones de importación. En Cuba, sin embargo, apenas se comercializan entre la población los rones de gama más baja, como el Añejo 7 años o el 3 años, que distan de poseer las mieles que la marca reserva a sus compradores exclusivos.
Solo en los hoteles, y por un precio también considerable, es posible acceder a una Selección de Maestros o un Especial. Otras ediciones, como el Havana Club Máximo Extra Añejo –que se comercializa por más de 1.000 euros– ni siquiera asoman en los comercios de la Isla.
La celebración por los treinta años de convenio entre Cuba Ron y Pernod Ricard coincide con el lanzamiento en España del libro Arechabala, azúcar y ron. 1878-1959, escrito por Antonio Santamaría y María Victoria Arechabala.
Nacionalizada por Fidel Castro en 1960, la marca original Havana Club pertenecía a la destilería La Vizcaya, fundada en Cárdenas (Matanzas) en 1878 por José Arechabala Aldama, un inmigrante vasco que hizo crecer su industria hasta convertirla en el grupo José Arechabala S.A., uno de los mayores de la Cuba republicana y que también gestionaba diversos negocios en el ámbito azucarero y portuario.
La línea Havana Club, sin embargo, no surgió hasta la década de 1930, cuando la compañía ya era la referencia del ron cubano de excelencia. El nuevo producto encontró rápidamente su mercado en EE UU, cuya población acababa de salir de la Ley Seca, que prohibía la venta y el consumo de bebidas alcohólicas.
Arechabala fue una de las primeras empresas en sufrir el expolio de sus propiedades
Unas décadas más tarde, con la llegada al poder de la Revolución y el comienzo de las nacionalizaciones, Arechabala fue una de las primeras empresas en sufrir el expolio de sus propiedades, que pasaron de ser un símbolo irremplazable de Cárdenas y de la Isla, a convertirse en ruinas desatendidas por el nuevo orden revolucionario.
Los Arechabala huyeron a Estados Unidos, donde vendieron la receta original a la compañía Bacardí en 1994, otro de los roneros emblemáticos de la Isla, también exiliado tras el triunfo de Castro.
En 1993 la francesa Pernod Ricard llegó a un acuerdo con La Habana para comercializar y poseer el 50% de los derechos sobre el ron, que comenzó a venderse en el mundo con el mismo nombre que originalmente los Arechabala le dieron a la bebida.
También la marca Bacardí comenzó a producir sus propios Havana Club en Puerto Rico y a comercializarlos en Estados Unidos. Desde entonces las empresas están en disputa constante sobre quién posee el verdadero Havana Club, si quienes conservan la receta original o quienes lo fabrican en Cuba.
Pernod Ricard ha enfrentado varias demandas internacionales respaldadas en la Ley Helms-Burton por comercializar con propiedad “robada”, que incluye otros productos además del ron Havana Club. Los procesos, no obstante, siempre quedan desestimados por “falta de jurisdicción” u otras causas que impiden a los jueces imponer sanciones sobre la compañía francesa y sus negocios con el régimen.
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