Saturday, September 21, 2024
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“Fuera ladrón y traidor”: Alta Cámara expulsa al Gran Maestro de la Logia de Cuba

LA HABANA, Cuba.- “Fuera ladrón, usurpador, sinvergüenza, traidor”, gritaron este domingo al Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, Mario Alberto Urquía Carreño, los representantes de las más de trescientas logias del país, impidiéndole abrir y presidir la sesión semestral de la Alta Cámara masónica (Poder Legislativo).

Los masones se basaban en la ilegalidad con que desempeñaba su cargo el Gran Maestro desde que el pasado 25 de enero fuera expulsado por el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba (el que dirige los grados filosóficos, del 4 al 33). Entre la Gran Logia (grados simbólicos, del 1 al 3) y el Supremo Consejo existe un Tratado de Paz y Amistad en virtud del cual, si un masón es sancionado o expulsado en una de esas instancias, la otra parte debe acatar la misma sanción.

“El Gran Maestro se negaba a abandonar la sala, pero tuvo que hacerlo por la exigencia casi unánime de los representantes de las logias. Había mucha indignación acumulada por el actuar del Gran Maestro. Salió diciendo que llamaría al Registro de Asociaciones (del Ministerio de Justicia) para quejarse, pero ellos no tienen ninguna autoridad aquí”, relató a CubaNet un testigo que solicitó el anonimato.

Gran Maestro tras su expulsión, al salir de la Logia

“Eso nunca había pasado en la Masonería cubana, ni lo penoso tras el robo, ni la injerencia descarada de la Seguridad del Estado, ni la expulsión de un Gran Maestro en funciones. Hoy es el día de la vergüenza, el día en que los masones cubanos demostramos nuestra autonomía e integridad”, añadió.

Las tensiones en la masonería cubana escalaron tras el robo de 19 mil dólares de la oficina del Gran Maestro, ocurrido a inicios de enero del presente año, y que Urquía Carreño quiso ocultar tanto a las autoridades como a la comunidad masónica; solo realizó la denuncia pertinente por exigencia del Patronato del Asilo Nacional Masónico, responsable de la administración de este asilo, al que pertenecía ese dinero.

Desde entonces, varios masones pidieron la renuncia del Gran Maestro por “minar nuestra credibilidad” y “para salvar lo más que sea posible” de la Orden Masónica en la Isla. Los 18 masones firmantes de esta petición fueron enviados a ser juzgados en la Corte Suprema de Justicia masónica por el propio Gran Maestro.

En total, unos 29 masones fueron enviados a la Corte por disposición del Gran Maestro y, por tanto, suspendidos de sus derechos masónicos hasta el juicio; algunos de ellos fueron acusados por solo dar declaraciones a la prensa independiente sobre el cisma masónico. No fueron pocos los que igualmente renunciaron a sus puestos tanto en la Corte como en el Ejecutivo por su rechazo al Gran Maestro y su desempeño.

El Gran Maestro incluso envió para la Corte al Soberano Gran Comendador, José Ramón Viñas Alonso, simplemente por informar a los masones cubanos sobre el robo de un dinero proveniente de las donaciones de los hermanos dentro y fuera de la Isla. Sin embargo, poco después el juicio fue suspendido por falta de pruebas y el Soberano fue exonerado de los cargos.

Entre enero y marzo, más de cien logias del país, previa votación interna, pidieron la renuncia del Gran Maestro. Sin embargo, el Mario Urquía se aferraba a su cargo.

Tras la retirada del Gran Maestro, asumió la presidencia de la sesión de Alta Cámara el ex Gran Maestro, Ernesto Zamora. Durante la reunión, los masones impugnaron todos los Decretos de Urquía Carreño firmados desde el 25 de enero hasta la fecha, incluidos aquellos en los que enviaba a la Corte a quienes se le habían enfrentado.

“Una vez más queda demostrado que la Masonería es grande, que siempre prevalecerá”, dijo a CubaNet el masón residente en Colombia, Pompilio Portuondo.

Al cierre de esta información, no había concluido la sesión de Alta Cámara en el Edificio Naciona Masónico, ubicado en la avenida Carlos III, en La Habana. Se supone que, siguiendo lo establecido en la legislación masónica, asuma la Gran Maestría el Diputado Gran Maestro, Gerardo Cepero Díaz, uno de los que pidió la renuncia de Urquía Carreño y se encontraba suspendido de derechos hasta la impugnación de los decretos.

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