HOLGUÍN, Cuba. – La única condición de Freddy Camilo Morffe Fuentes para conceder esta entrevista a CubaNet fue poder decir sus décimas. El escritor, que ahora vive en las calles de la ciudad de Holguín, ha sido merecedor de varios premios, entre los que sobresale su mención en el Concurso Iberoamericano de la Décima Escrita Cucalambé, en 2003.
Morffe Fuentes ha publicado los títulos En la catedral del tiempo (Antología Mínima, Ed. Holguín, 1994), Arpa y hoguera (España, 1999) y Me lo contó el duendecillo (Ediciones Holguín, 2008), entre otros.
No obstante, en la actualidad, el hombre de 55 años vive en la indigencia. En dos bolsos que carga por las calles de Holguín lleva lo único que posee, según dice: un pomo con refresco, dos pulóveres que usa como almohada, un recipiente plástico donde a veces echa comida, una libreta y un lapicero para escribir, cuando puede.
―¿Dónde duermes? ¿Dónde vives?
―Actualmente duermo en el portal de una escuela, otras veces en el portal del cine Martí. A veces voy a casa de un primo y le pido que me deje dormir en el patio de su casa.
―¿Te sientes abandonado?
―Sí, me siento abandonado. Hoy, por ejemplo, me siento abatido, acongojado. No tengo dinero y no tengo nada que comer. Hace ocho años que mis derechos de autor no llegan. Realmente no tengo dinero. En verdad, todo ha fallado.
―¿Por qué?
―No sé. Es luminosa la vida para otros y la mía está en penurias.
―¿Dónde vivías antes?
―Tenía casa, familia; todo se fue acabando*.
―¿Alguien te ayuda?
―Dos veces a la semana la Iglesia Católica me da almuerzo. El pastor Michel me ayuda con una taza de café, pan y otras cosas. He pedido limosnas, pero no acostumbro a hacerlo. He vendido algunos de mis poemas. La semana pasada le di unos poemas de amor a una muchacha y me dio 200 pesos. Pero necesito que alguien del Gobierno me ayude, porque así no podré sobrevivir.
―¿Cuál fue tu formación literaria?
―A través de talleres literarios. Después bebí de las fuentes de nuestro Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé; de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, y otros autores universales.
En el año 1993 comencé en el Consejo Provincial de la Asociación Hermanos Saíz. Estuve en las primeras Romerías de Mayo.
A lo largo de mi vida he hecho actividades para niños, adultos, hogar de ancianos, casas de abuelos…
Mis últimas labores antes de enfermar fueron el proyecto social “Por la vida”, donde realizaba actividades en las Casa de Abuelos, Casa de Niños sin Amparo Filial. Hubo un tiempo en que me desempeñé como lector de la fábrica de cigarros Lázaro Peña y en la tabaquería del poblado de San Andrés.
He realizado actividades literarias en todos los centros de la provincia y en la sede de la UNEAC en Holguín.
―¿Cuándo fue la última vez que escribiste?
―Bueno, en estos días he tratado de escribir algo, pero no puedo hacerlo, realmente, día a día lo que intento es ver cómo me alimento.
―¿Qué has escrito?
―He escrito tres décimas dedicadas al Señor. Una de ellas:
Ayúdame, Señor, a soportar las penas
y tormentos de este mundo.
Me debo levantar de lo profundo
y todas mis congojas sepultar.
Es hora de volver a conquistar
los cielos del camino que me guía
Me queda tanta vida todavía
y a pesar de tanta muerte no fenezco.
Al final del camino yo agradezco
la luz que Dios nos ofrece cada día.
―¿Por qué estás en estas condiciones?
―Por la mala decisión que tomé al donar mi casa, pero además también porque hay golpes tremendos como dice el poeta peruano Cesar Vallejo. Porque hay golpes en la vida tan violentos, yo no sé.
En tres meses y ocho días perdí a mi madre, a la que fuera a mi esposa y a mi mejor amigo.
―¿Y el futuro?
―Si alguien me ayuda, quisiera poder estar con los niños, quisiera volver a hacer la peña de los poetas en el patio de La Periquera. Si pudiera cambiar y mejorar mi apariencia, haría la peña aunque no me paguen. Vale la pena retomar ese espacio del centro de la ciudad.
―¿En este momento qué necesitas?
―Necesito un poco de ayuda, comer, sobre todo tener dónde vivir, tener algún dinero, que me paguen mi derecho de autor para poder entonces tener otra vida: comer.
―¿Qué llevas en los bolsos?
―Lo único que tengo. Dos pulóveres que uso como almohada, una cacharra donde a veces pongo comida, una libreta y un lapicero para escribir cuando puedo. Mis pertenencias. Esto es lo único que tengo.
―¿Hoy dónde comerás y dormirás?
―Hoy voy a dormir debajo de la escalera del seminternado Calixto García. En verdad, quizá pueda comer, pero todavía no tengo nada seguro, intentaré a ver si alguien me ayuda. Confío en que me darán dónde vivir, para, si Dios permite, cambiar mi vida y seguir escribiendo.
*Con el propósito de conocer por qué el escritor perdió su casa, durante varios días y en diferentes horarios, CubaNet visitó la vivienda donde este vivía, pero nunca encontró a nadie.
CubaNet también contrastó varias fuentes cercanas a la familia de Morffe Fuentes, las cuales, bajo condición de anonimato, coincidieron en que el escritor, tratado por presunta esquizofrenia, vivía solo hasta que hizo un trato con su sobrina. El acuerdo consistía en que si ella le gestionaba un lugar donde vivir y donde lo cuidaran, él, a cambio, le cedería legalmente su casa a ella.
De esa forma, la vivienda pasó a manos de la sobrina después que ella, tras varias gestiones, lograra que aceptaran a Morffe Fuentes en el Centro de Rehabilitación y Reinserción Social situado en el barrio holguinero Kampuchea.
Según refirieron los entrevistados, el lugar “no era lo que Freddy esperaba” y terminó fugándose. Según los testimoniantes, el escritor prefirió vivir en la calle y no regresar al Centro de Rehabilitación.
Las fuentes también aseguraron que Morffe Fuentes no toma bebidas alcohólicas y que ha recibido terapia de electrochoques por su condición psiquiátrica.
