El monopolio cubano de las comunicaciones, Etecsa, reveló este sábado que sus expertos en ciberseguridad registraron 2.600 incidencias de enero a septiembre de 2023, entre ellas numerosos ataques e “intrusiones complejas” en servidores bancarios y gubernamentales, a los cuales caracteriza “la utilización de sistemas y dispositivos no autorizados para compartir datos que tienen un carácter confidencial”.
Daniel Ramos, director de Negocios de Etecsa, aseguró que la mayoría de los ataques tienen que ver con “el envío y recepción de correos no deseados, tráfico malicioso generado por códigos malignos, escaneos de servicios y explotación de vulnerabilidades que han comprometido sitios web y otros elementos informáticos”.
No obstante, el funcionario dijo sentirse tranquilo con el futuro de la ciberseguridad en el país: un batallón de ingenieros lleva varios años entrenando en la Universidad de Ciencias Informática (UCI), con un plan de asignaturas que los capacitará para convertirse en una élite digital con un objetivo: dar guerra a los “ciberdelincuentes” con una cucharada de su propia medicina, la Inteligencia Artificial (IA), entre otras herramientas que usan para sus “propósitos delictivos”, aseguró.
“El error humano es una de las principales causas de ciberincidentes en las entidades (estatales)”, lamentó Ramos
“El error humano es una de las principales causas de ciberincidentes en las entidades (estatales)”, lamentó Ramos. La causa: “violaciones de las políticas de seguridad de la información por parte de los responsables de seguridad informática y de los usuarios de estas tecnologías”.
Además, señaló, en los “dispositivos de trabajo” –computadores y teléfonos petroleros de cuadros y trabajadores, subsidiados por el Gobierno– se usan “contraseñas débiles” y es frecuente que el “el personal visite sitios web no seguros”.
Unos 8,4 millones de cubanos tienen conexión a internet, lo cual los hace vulnerables, también, a las amenazas, alegó Ramos. El 70% de las “incidencias” de ciberseguridad contabilizadas por Etecsa se refieren a “ciberacoso, suplantación de identidad y estafas a través de las redes sociales digitales y canales electrónicos de pago” como Transfermóvil y EnZona, expuso Ramos.
Etecsa considera la ciberseguridad como una condición indispensable para el proceso de bancarización orientado por las autoridades en agosto de 2023. Sin “altos niveles de seguridad en las organizaciones tecnológicas involucradas” no habrá bancarización, advirtió el funcionario. Ramos pidió, además, una “actualización permanente” de las leyes sobre la telecomunicaciones en Cuba.
El directivo de Etecsa, que aludió a los servidores cubanos como víctima de “enemigos cibernéticos”, no dijo una palabra sobre las denuncias de las empresas internacionales de ciberseguridad, que han advertido sobre la intensificación, desde 2019, de las campañas de manipulación informativa que varios Gobiernos –entre ellos el de Cuba– han puesto en el centro de su agenda política.
La proliferación de perfiles anónimos, la generación de imágenes y videos con IA y la difusión de contenidos falsos son algunas de las actividades que caracterizan el trabajo de estos grupos de internet
La proliferación de perfiles anónimos, la generación de imágenes y videos con IA y la difusión de contenidos falsos son algunas de las actividades que caracterizan el trabajo de estos grupos de internet, relacionados con el régimen de la Isla y con los Gobiernos de Rusia, China, Irán, México, Argentina o El Salvador y, además, con organizaciones de Etiopía, Indonesia y Ecuador, según la empresa estadounidense Mandiant.
Aunque Mandiant no revela en qué medida el régimen cubano está implicado en el financiamiento de estos grupos, su informe toma como ejemplo uno de los perfiles falsos creados por un grupo afín al Gobierno de La Habana. La técnica, detallan, es la recreación de un rostro alterado digitalmente para que parezca el perfil de una persona real.
Por más de una década, los activistas han señalado a la UCI como el origen de estas campañas. Incluso, los testimonios de egresados de ese centro confirman la hipótesis de que los estudiantes, entre sus tareas docentes, deben realizar labores de hackeo y ataques de denegación de servicios a sitios disidentes, técnicas que ahora se aprenden de manera profesional, como explicó Ramos, en la reciente carrera de Ciberseguridad de la UCI.
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