Lo que las autoridades cubanas han calificado como un “sensible decrecimiento” de la producción de carne de cerdo en Cuba se traduce, en la práctica, en una caída desastrosa que la ha convertido en alimento de lujo. Según cifras oficiales, en 2018 se llegó a producir 200.000 toneladas de carne a nivel nacional. Ahora, sin embargo, se aspira a unas escasas 27.000, que tampoco podrán alcanzarse, pues al cierre de septiembre solo se contabilizaban 8.400 toneladas en todo el país.
El problema más acuciante de la industria porcina, insistieron este fin de semana las autoridades, es la alimentación de los animales, que consume entre el 70% y el 80% de los costos de producción de carne. Las empresas cubanas no cuentan con materia prima para generar pienso, un déficit que los dirigentes no dudan en atribuir al culpable de siempre: el bloqueo de EE UU.
Néstor, encargado de administrar la comida para los animales en una de las sucursales municipales de la Empresa Porcina de Villa Clara –la de mejor producción de carne históricamente– contó a 14ymedio que, en las actuales condiciones, es más fácil sacrificar a los animales que alimentarlos.
“Las propias empresas han tenido que gestionar la comida de los cerdos con soluciones ‘alternativas’. Por la canalita estatal solo entra lo mínimo para garantizar la masa básica (verracos y puercas) que permite que haya crías después, y que dependen de las importaciones de soya, maíz y otros productos para hacer el pienso”, refiere.
“Con la falta de alimento es muy difícil levantar la masa ganadera, aunque el verdadero bajón fue durante los años de la pandemia. Ahora estamos como en una especie de estancamiento”
La última vez que llegó pienso a la provincia, continúa, fue “a finales de agosto”. “Con la falta de alimento es muy difícil levantar la masa ganadera, aunque el verdadero bajón fue durante los años de la pandemia. Ahora estamos como en una especie de estancamiento, queriendo aumentar el ritmo según las posibilidades de cada empresa, pero eso va a ser difícil”, lamenta Néstor.
En sus mejores años, Villa Clara lograba producir cantidades similares a las que ahora se esperan de todo el país. En 2017, un año récord, la provincia llegó a las 26.300 toneladas de carne. A partir de ahí todo fue en picada.
Según documenta un artículo de Cubadebate publicado en diciembre de 2021, ya desde entonces los criaderos sufrían retrasos con la entrega de los piensos, lo que influyó en la capacidad para mantener la cantidad de cabezas con las que se contaba. En 2021, Villa Clara apenas llegó a producir 5.600 toneladas de carne, y el año siguiente la mitad.
El pasado julio este diario anunció el sacrificio masivo de gran parte de los 3.000 cerdos que se criaban en la Empresa de Genética Porcina de Placetas (Genspor), un municipio de la propia provincia, por falta de alimento.
“Nos queda pienso para unos pocos días y ya desde La Habana nos orientaron que elijamos los mejores animales y al resto los sacrifiquemos”, contó entonces a 14ymedio uno de los reclusos que trabaja en la Unidad Empresarial de Base Genspor, accionista mayoritaria de la Sociedad Mercantil Ganaderías S.A.
“El problema no es solo que sin comida fallan todas las etapas de cría ahora, sino que luego, cuando tengamos alimento otra vez, nos va a ser muy difícil levantar la producción porque se habrá interrumpido la crianza”, lamentaba el trabajador.
“El problema no es solo que sin comida fallan todas las etapas de cría ahora, sino que luego, cuando tengamos alimento otra vez, nos va a ser muy difícil levantar la producción”
La situación, no obstante, no es exclusiva de la provincia central. En 2022, la empresa porcina de Camagüey se quejaba de que el Estado solo iba a garantizar el alimento de 850 reproductoras (hembras que se dedican exclusivamente a la cría para reemplazar las cabezas sacrificadas) de unas 4.500 con las que había iniciado en 2021, y que ya habían mermado para ese momento en un 45%. La falta de alimento ponía en riesgo de sacrificio a unas 1.000 reproductoras y por lo tanto al potencial crecimiento de la masa ganadera.
También se han visto afectados los productores independientes que en muchas ocasiones abandonaron los convenios con las empresas porcinas provinciales y se pasaron a la agricultura o a la cría de animales menos exigentes. El resto, que decidió quedarse, hoy enfrenta una batalla contra las empresas que no pagan en tiempo e incumplen los contratos.
En Granma, la Empresa Porcina tiene retraso en los pagos a más de 1.000 productores. La noticia trascendió luego de que uno de los criadores de cerdos de la provincia, Alejandro Sosa, presentara una queja pública contra la estatal en el periódico Juventud Rebelde el pasado 14 de junio.
Sosa expuso que el pasado febrero había firmado un contrato con la empresa provincial por la venta de una determinada cantidad de animales a cambio de 1.526 MLC (moneda libremente convertible). El documento estipulaba claramente que el pago debía realizarse en un plazo de 90 días, asegura, pero ocho meses más tarde no hay noticias del dinero, y el bolsillo del criador ha comenzado a sufrir las consecuencias.
En varias reuniones, los directivos de la empresa le aseguraron que, aunque con retrasos, eventualmente se saldaría la deuda. Sin embargo, la estatal apenas ha cubierto los contratos de noviembre de 2022. También le ofrecieron remunerarlo en especie, dándole a cambio de los MLC una tonelada de pienso, por cuya diferencia debería entregar unos 79.200 pesos. El campesino se negó, y tras varias averiguaciones, descubrió que la cola de quienes esperaban por el alimento era igual de larga de quienes esperaban los MLC.
“De manera informal me enteré de que la directora de Porcino en Granma y varios cuadros más (…) han solicitado la liberación de sus cargos. De ser cierto y concretarse sin que se solucionen los pagos, alargará aún más en el tiempo la solución de estos”, dijo al medio Sosa. “Por otra parte, han autorizado pagos en divisas a productores que entregaron carne mucho después de mí, lo que considero una falta de seriedad y honestidad”.
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