Saturday, September 21, 2024
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Entre el deseo y la imposibilidad: La otra cara de la emigración cubana 

LA HABANA, Cuba. – Orlando, Lisay y Luis viven en la capital cubana, no se conocen personalmente, pero quizás alguna vez se hayan tropezado. Aparte de compartir espacio en la ciudad, también comparten un mismo deseo: emigrar. 

Según datos de 2019 de la Oficina del Censo de Estados Unidos, 1.359.990 personas nacidas en Cuba habitan suelo estadounidense. Representan la tercera comunidad hispana, detrás de México (casi 11 millones de personas) y El Salvador (casi un millón y medio). 

Después de una pausa debido a la pandemia de COVID-19, el 15 de noviembre de 2021 se levantaron las restricciones para salir de Cuba. WOLA, una organización líder en investigación e incidencia que promueve los derechos humanos en las Américas, cifró en casi 425.000 los migrantes cubanos que llegaron a Estados Unidos en los años fiscales 2022 y 2023.  

Lisay tiene 18 años, vive con su madre, quien la ha criado sola. En la actualidad, está haciendo trámites de reunificación familiar con su padre, que reside desde hace algunos años en España. “Sí, claro, la situación de este país es muy mala y las personas no tienen futuro, mucho menos los jóvenes como yo”, comenta la joven. 

Ella al menos tiene la opción de la reunificación familiar, algo muy lejano para Luis Contreras, que ya con 58 años de edad y dos hijos, uno en edad del Servicio Militar y el segundo optando por una carrera universitaria, también lo tiene bien claro. “Mi vida en Cuba ha sido de mucho sacrificio, como todos los cubanos, trabajé para el Estado por muchos años para comer y vestir, solo eso, nada de lujos, nada de paseos y ahora solo mal comer, porque la economía está muy mala y los precios cada día más altos”, asegura Luis. 

El hombre ve en su situación económica actual el principal obstáculo para realizar su sueño de emigrar. “No sé cómo lograr juntar dinero. El Estado no paga para hacer ahorros, ni tan siquiera para viajar a Oriente a ver a la familia (…). No puedo aventurarme sin un respaldo económico y yo siempre he vivido de mi salario”, apunta. 

Orlando Figueredo cuenta los días y cruza los dedos para que se puedan cumplir todos sus planes para emigrar. “No me gusta estar dando muchos detalles para que todo salga bien”, dice. “He tenido varios arrestos policiales por no estar de acuerdo con el procedimiento de la PNR [Policía Nacional Revolucionaria] y con el sistema implantado en el país”, comenta. 

Todos, de una forma u otra, viven convencidos de que Cuba ya no es su lugar para quedarse. Para los que puedan salir, atrás quedarán familiares, amigos y lugares que siempre los acompañaron. 

Los cubanos que no pueden emigrar se empeñan en salir adelante en la Isla, como pueden (Foto del autor)

Son incontables las historias de separaciones de familias enteras que andan dispersas por diferentes sitios del mundo. “A mis hijos y mi esposa mi partida los afectaría por un tiempo, pero si yo emigrara sería para ayudarlos y, si es posible, llevarlos conmigo luego”, asegura Luis. 

“Ya no tengo a nadie que dependa de mí al morir mi madre”, agrega Orlando, quien perdió a su mamá, a la que estuvo acompañando durante mucho tiempo, uno de los motivos que le impidió emigrar en los últimos años. “Cuando el éxodo del 94 me encontraba preso por una causa de desacato a la autoridad (…). Ahora lo que gano solo alcanza para comer y para poder hacer la travesía por Nicaragua se necesitan de 3.000 a 5.000 dólares”, cuenta.

A la pregunta de cómo ve su futuro fuera de Cuba, Lisay comenta: “De la forma en la que creo que será va a ser difícil y duro, pero espero salir adelante, estudiar la carrera que siempre he querido y ser una profesional”.

“En los últimos años veo una emigración con más educación, especialmente médicos, trabajadores de salud, ingenieros y profesionales enviados por Cuba a trabajar en terceros países”, comenta el abogado Willy Allen, especialista en temas de migración.

“Creo que un gran estímulo para esta emigración ha sido el crecimiento hasta tiempos recientes de viajes a Cuba por la comunidad cubana, especialmente de Estados Unidos, que presenta las oportunidades y beneficios de vivir fuera de Cuba”, también señala el abogado.

La emigración no es solo un fenómeno social, sino también un reflejo de las aspiraciones individuales y colectivas de un pueblo. En el caso de Cuba, es una respuesta a los desafíos económicos, políticos y sociales que enfrenta el país.  

Las historias de Lisay, Luis y Orlando son un recordatorio de que detrás de las estadísticas de emigración hay personas con sueños, esperanzas y desafíos: Lisay, una joven que busca un futuro mejor a través de la reunificación familiar; Luis, un padre que lucha por ofrecer una vida mejor a su familia; y Orlando, un hombre que, a pesar de las adversidades, mantiene la esperanza de un futuro mejor.

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