A los servicentros cubanos no ha llegado todavía el impacto del reajuste macroeconómico que el Gobierno prometió para este año. En su recorrido por varias gasolineras de la Isla, reporteros de este diario constataron que los empleados de la Unión Cuba-Petróleo todavía esperan instrucciones de las autoridades que, eso sí, les han exigido que no permitan que los clientes tomen fotos de los nuevos precios ni de las instalaciones.
Es el caso del servicentro de Camajuaní, en las afueras de este municipio de Villa Clara. Aunque los surtidores no marcan aún las nuevas tarifas, una fuente de la empresa ha asegurado a 14ymedio que el litro de gasolina pasará de 30 a 200 pesos, mientras el diésel subirá de 25 a 250 pesos. El encargado sigue esperando la confirmación de sus jefes antes de aplicar el nuevo precio. En cuanto a la venta a los turistas, asegura que no es su competencia y que ya se habilitó el segundo servicentro en el pueblo –en dirección a la Cayería Norte– para ese propósito.
De algo, no obstante, sí está claro el empleado, y es la prohibición del Gobierno y la Policía locales de tomar fotos del surtidor. “Acaba de salir de aquí el jefe del DTI (la Dirección de Inteligencia), que vino para dar esa información”, asegura el trabajador, mirando de reojo a la estación de Policía, ubicada a pocos metros de la gasolinera.
El reajuste del Gobierno cubano se prevé demoledor para los cubanos, pero tendrá que esperar a que acabe la “tregua” de estos días feriados
En Manzanillo, los servicentros siguen en las mismas. “Todavía está igual la tarifa, pero sigue habiendo poco combustible”, explicaba esta mañana un empleado de Cupet a un chófer, en la gasolinera del hospital Celia Sánchez.
Por su parte, la gasolinera de Boyeros y Ayestarán, una de las más importantes de La Habana, no tenía un solo carro parqueado junto a sus surtidores. A la extraña ausencia de cola en el establecimiento se suma la falta de empleados que respondan preguntas o inquietudes de los clientes. El reajuste del Gobierno cubano se prevé demoledor para los cubanos, pero tendrá que esperar a que acabe la “tregua” de estos días feriados.
En un recorrido por varias gasolineras de la Isla, este diario constató que los empleados de la Unión Cuba-Petróleo (Cupet) todavía esperan instrucciones de las autoridades para implementar los nuevos precios del combustible anunciados para este 2024. https://t.co/0oohyMilYr pic.twitter.com/Gq0OLD73DO
— 14ymedio (@14ymedio) January 2, 2024
En busca del enésimo cambio de rumbo económico, La Habana anunció un paquete de medidas de austeridad que prometían una subida masiva de precios, entre ellos el del combustible, la energía, el agua y los alimentos.
La urgencia de los dirigentes por aplicar el plan –que, han remachado, no se propone empobrecer más a la población sino hacer que pague más quien más gasta– mantiene en vilo a los cubanos, quienes prevén que el paquetazo afectará notablemente el costo de la vida cotidiana.
Economistas cubanos críticos, como Pedro Monreal, han afirmado que “no necesariamente un paquete económico tiene que ser de corte neoliberal para producir efectos parecidos al de un paquete neoliberal tradicional”
Tras varios años de crisis, el anuncio de una “economía de guerra” –como la definió el primer ministro Manuel Marrero–, supuestamente provocado por “derroches”, contrasta con las decenas de buques cargados de combustible que se han visto recalar en los puertos de la Isla durante 2023.
El Gobierno, encabezado por Miguel Díaz-Canel, ha salido al paso desde el anuncio del plan, para señalar que no se trata de un “paquetazo neoliberal” o un “plan de choque”. El Ejecutivo ha repetido constantemente esta idea en los últimos días, respondiendo así a algunos señalamientos de la oposición, que equiparó las medidas con las que han emprendido en las últimas décadas otros Gobiernos de la región, en su mayoría de derechas, y más recientemente el nuevo presidente de Argentina, el libertario Javier Milei.
Al respecto, economistas cubanos críticos, como Pedro Monreal, han afirmado que “no necesariamente un paquete económico tiene que ser de corte neoliberal para producir efectos parecidos al de un paquete neoliberal tradicional”.
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