El Partido Demócrata Cristiano de Cuba advirtió este miércoles a la Administración del presidente estadounidense Joe Biden de que un levantamiento de restricciones económicas a las micro, pequeñas y medianas empresas ( mipymes) cubanas servirá tan solo para “oxigenar” al régimen de la Isla. Las medidas, que pronto se harán oficiales según varios medios de EE UU, beneficiarán a quienes “han levantado fortuna con el visto bueno de la dictadura”, insiste la organización en un comunicado.
El documento, firmado por la Secretaría de Asuntos Económicos del Partido, admite que el desarrollo empresarial privado es una de las vías para lograr que Cuba salga de la pobreza y resuelva la aguda crisis estructural a la que se enfrenta. Sin embargo, subraya, la “flexibilización” que presuntamente implementará EE UU –y que permitiría, entre otras cosas, que los empresarios cubanos abran cuentas bancarias en ese país– no logrará su objetivo. El Estado vigilará de cerca cada paso del proceso e impedirá que los beneficios lleguen a sus verdaderos destinatarios, asegura.
Los opositores son claros sobre la imposibilidad de un “cambio económico radical”, puesto que el régimen ha demostrado “durante décadas” que se opone al crecimiento del sector privado.
Washington no va en la “dirección correcta” en sus estrategias económicas con La Habana, afirma el Partido. “Tanto los créditos en sí como la posible apertura de cuentas bancarias en EE UU tienen carácter limitado y solo llegarían a un selecto grupo de personas alrededor de las capas del poder”, exponen.
La medida “llega con retraso”, pues muchos empresarios cubanos han buscado la manera de abrir cuentas en el extranjero
Además, la medida “llega con retraso”, pues muchos empresarios cubanos han buscado la manera de abrir cuentas en el extranjero, que manejan directamente o a través de un testaferro, para esquivar los controles de La Habana. Sin embargo, denuncian, los dueños de las actuales mipymes son, en su mayoría, “gente ‘confiable’ o cercanos a los dirigentes y familiares de la cúpula castrista”.
El modelo –como han argumentado también otras organizaciones– es Rusia. “La mayor amenaza que puede existir en aras de una transición democrática en Cuba es aplicar una vez más la receta rusa y pasar de un Estado fallido a un régimen patriarcal, donde la cúpula siga beneficiándose económicamente, llevar la represión a otro nivel por la mejoría económica y además lavar su cara en las Naciones Unidas y ante los demócratas en EE UU que les sigan flexibilizando y manteniendo en el poder indefinidamente”, resume la declaración.
En este sentido, los demócratas cristianos definen la jerarquía actual que lleva las riendas del poder en la Isla: a la cabeza, un Raúl Castro de 82 años que sigue mandando sobre un conjunto de generales y otros militares de alto rango –sus hombres de confianza–, a quienes sigue un entramado que va de Gaesa, el brazo económico de las Fuerzas Armadas, hasta el sistema empresarial y el Partido Comunista. En estos grupos, no exentos de rivalidades y contradicciones, están también los propietarios de las mipymes, señalan.
Un crédito bancario de EE UU o una cuenta abierta en ese país caería en la “masa de testaferros y supuestos empresarios” cercanos a la cúpula del régimen, además de permitirle “blanquear su comportamiento” ante el panorama mundial.
Otro factor preocupante de la “flexibilización” de EE UU es que el régimen de La Habana reciba otras muestras de “validación” de la comunidad internacional
Otro factor preocupante de la “flexibilización” de EE UU es que el régimen de La Habana reciba otras muestras de “validación” de la comunidad internacional. De ahí que los demócratas cristianos exijan que los fondos de las Naciones Unidas para Cuba “sean puestos a disposición de inversiones en la economía real, que motiven la producción de alimentos y estimulen la productividad del trabajo”.
Por último, la declaración sugiere pasos para evitar que el país siga avanzando hacia la “dolarización autorizada”, donde los únicos beneficiados son los empresarios afines al Estado. En primer lugar, pide la “libertad económica y política” que solo puede garantizar un Estado de Derecho, del cual se derivan “instituciones fuertes” y “libre espíritu de mercado”.
Aconseja, además, trabajar en la “consolidación de un sistema empresarial adecuado”, que impulse la agricultura y la industrialización. Es necesario también suprimir la “dependencia” del cubano al Estado y el “mínimo esfuerzo”, dos características que los demócratas cristianos definen como la “gran herencia del régimen”. En suma, valora la declaración, cualquier mejoría económica deberá traer consigo un desmontaje del “daño antropológico” del cual han sido víctimas los cubanos desde 1959.
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