Periodistas oficialistas y hasta el propio gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, han tenido que referirse a la situación de miseria que se vive en la Isla.
LA HABANA, Cuba. – Durante mucho tiempo la propaganda oficial cubana se esforzó por ocultar las muestras de indigencia y miseria que soportaban ciertas capas de la población de la Isla. Se decía que Cuba era un país socialista que protegía a todos los ciudadanos, y les ofrecía, al menos, lo necesario para vivir. Incluso hasta hace muy poco el gobernante Miguel Díaz-Canel Bermúdez se jactaba de que aquí no se dejaba a nadie abandonado. Sin embargo, la vida diaria se está encargando de que semejante embuste no pueda ser mantenido.
El penúltimo día del año pasado, el periódico Tribuna de La Habana publicó el artículo “Niños, adolescentes, jóvenes: prioridad de cada cubano”, sobre dos situaciones que reflejan la terrible situación, dígase miseria, por la que atraviesan los niños cubanos. Se trata de un niño que vendía una bolsa de pan en el reparto Alamar, y de otros niños que, en las inmediaciones del habanero parque Maceo, y bajo un aguacero, les pedían limosnas a los choferes de autos que por allí pasaban.
Claro, la autora del texto trata de exonerar de culpa a las autoridades, y responsabiliza a los padres de esos niños por la actitud de esos infantes. Ella concluye: “No permitamos que padres inescrupulosos distorsionen la obra de nuestra Revolución”.
En su versión impresa, apenas un día antes, el propio periódico dio cuenta de la celebración a finales de ese mes de un Pleno del Comité Provincial del Partido Comunista en La Habana, en el que, entre otras anomalías, se informa de la apreciable cantidad de jóvenes desvinculados de los estudios, y de las severas medidas aplicables a los padres que no envían a sus hijos a las escuelas, con lo que se da a entender que lo relatado por la periodista citada más arriba no constituye un hecho aislado.
De igual manera, los comunistas habaneros hicieron un análisis crítico de las personas que se dedican a hurgar en los basureros y contenedores de basura que pululan en todas las esquinas de la ciudad, a los que acusan de ser propagadores de epidemias y enfermedades. También se refirieron a los cientos de mendigos ―el régimen los llama “deambulantes”― que duermen en los portales, pidiendo dinero y comida por doquier. Algunos de ellos han sido recogidos luego de ser abandonados por sus familiares, quienes vendieron sus casas para poder emigrar.
Así las cosas, la situación desesperante que también padecen las personas de más bajos ingresos, esas que el régimen califica como “vulnerables”, pero que en realidad ya están en la miseria, ha provocado que la cúpula del poder se pronuncie al respecto.
En la reunión del Consejo de Ministros correspondiente al mes de diciembre, Díaz-Canel, al mencionar las prioridades de trabajo para este 2025, se refirió a la atención a los jubilados, y a quienes tienen pensiones y salarios mínimos. En ese sentido el heredero de los Castro apuntó: “Nosotros tenemos que ser capaces, aunque no sea totalmente, de empezar a mejorar la situación de los jubilados, que han entregado la vida por la Revolución, y hoy están en una situación muy compleja, e ir dando pasos que vayan atenuando esas situaciones”.
Sería conveniente saber si esa atención que anuncia el gobernante va a beneficiar a todos los jubilados y receptores de salarios mínimos, o se circunscribirá a los que el poder considera que “han entregado la vida por la Revolución”.
De ser aplicable solo a los segundos, sería otra muestra del sesgo ideológico que el castrismo aplica en su política de seguridad social, así como la falsedad del discurso filantrópico con que acostumbra a encubrir su actuación.