LA HABANA, Cuba. – Uno de los sucesos que más afectan actualmente al deporte cubano es el gran éxodo de atletas, un fenómeno que se manifiesta en todas las disciplinas deportivas, y que sin dudas llena de incertidumbre, tanto a la afición de la Isla como a los jerarcas del deporte castrista.
Por lo general la partida de los deportistas hacia el exterior se vincula con el interés de ellos por probar su calidad en lides de mayor nivel, y que por supuesto les brinden mayores ingresos. Aunque tampoco podemos ignorar el deseo de muchos atletas de librarse de la tutela que el oficialista Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) mantiene sobre ellos, y que en no pocas ocasiones les impide cobrar la totalidad de los ingresos que obtienen en el exterior.
Sin embargo, en los últimos tiempos va cobrando actualidad otro de los motivos que estarían incidiendo en el éxodo masivo de los deportistas cubanos: la certeza de que las autoridades abandonan a su suerte a los atletas una vez que ya no les sirven para lograr triunfos en la arena internacional. La rimbombante Comisión de Atención a Atletas, creada por el INDER, es en la práctica un ente casi inoperante que muy pocos problemas resuelve.
Por estos días ha trascendido el caso del exboxeador Ariel Hernández, un atleta que obtuvo dos medallas de oro olímpicas, y también fue campeón mundial amateur, y que hoy se siente desatendido por quienes debían de tener en cuenta lo mucho que le aportó al boxeo cubano.
Pero nadie piense que la situación de este expugilista constituye un hecho aislado. Ya el periódico Trabajadores había publicado el artículo “Una carrera contra la desmemoria”, en el que se da cuenta de las penurias que padece el excorredor Norberto Téllez.
Este atleta, en lo fundamental corredor de 800 metros, desplegó una brillante carrera deportiva durante los años 90 de la pasada centuria. Integró el relevo 4 por 400 metros que ganó la medalla de plata durante las Olimpiadas de Barcelona en 1992. Después en la cita olímpica de Atlanta 1996 entró en cuarto lugar en la final de 800 metros. No obtuvo medalla, pero su carrera fue tan rápida que rompió el récord cubano en esa prueba, que estaba en poder de Alberto Juantorena cuando se tituló en la Olimpiada de Montreal 1976.
A pesar de tan brillante historial, Norberto Téllez se siente abandonado. Al respecto apunta: “No me siento bien con el deporte en general. Es doloroso decirlo, pues resulta penoso ver a una gloria del deporte caminar con zapatos rotos y un pulóver descosido”.
A Norberto le afectó sobremanera la Tarea Ordenamiento. Antes recibía un pago mensual de 200 CUC, con lo cual satisfacía buena parte de sus necesidades. Pero a partir de 2021 el estipendio se transformó en 4.800 pesos cubanos. Una cifra con la que, según el propio atleta, no se puede comprar nada. Y concluye: “Lo que hicieron fue devaluar el estímulo por lo que habías hecho en tu carrera”.
Claro que no todos los exatletas caen en el olvido por parte del castrismo. Aquellos que se someten incondicionalmente a los dictados de la maquinaria del poder pudieran recibir alguna que otra prebenda, son escogidos como entrenadores, y hasta integran las delegaciones a los eventos internacionales en los que participa Cuba, con la encomienda de vigilar a los atletas más jóvenes, y así tratar de impedir el éxodo.
A la postre, esta salida a la luz del abandono en que el castrismo mantiene a muchos de las antiguas glorias del deporte cubano es un mentís al discurso con que el oficialismo ha intentado atribuirse el mecenazgo del deporte en la Isla.
ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.