El viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, ha comparado las manifestaciones antigubernamentales del 11 de julio de 2021 en Cuba con el asalto al Capitolio de Washington el 6 de enero de ese mismo año. En una entrevista con la emisora WLRN, ubicada en el sur de Florida, el alto funcionario también ha aclarado que no se prevé ningún cambio que permita a los cubanoamericanos abrir empresas en la Isla, como supuestamente dijo la pasada semana el presidente, Miguel Díaz-Canel.
Tim Padgett, editor de la cadena, aborda la situación de las relaciones bilaterales con Fernández de Cossío, que argumenta –como en anteriores entrevistas– que se ha avanzado en algunos asuntos técnicos, especialmente los relacionados con las migraciones, pero también en educación, cultura o legislación, incluida la antiterrorista. Sin embargo, vuelve a reprochar que la Administración de Biden mantenga una línea que considera continuista de la política de su antecesor, en concreto en lo que afecta al embargo.
“Miles de personas participaron en la manifestación en Cuba hace más de dos años. Miles de personas… y unos pocos cientos fueron procesadas”
El entrevistador recuerda al funcionario que la Casa Blanca ha frenado una eventual reedición del deshielo por la represión desatada tras las protestas del 11J, tras las que se produjeron miles de detenciones. “Miles de personas participaron en la manifestación en Cuba hace más de dos años. Miles de personas… y unos pocos cientos fueron procesadas”, argumenta Fernández de Cossío, que atribuye los arrestos y posteriores condenas al vandalismo y no a las reivindicaciones que se hicieron aquel día en las marchas.
“Eso en Cuba es un delito, como sospecho que lo es en Estados Unidos”, señala, a lo que Padgett le rebate con las cifras de los grupos internacionales de derechos humanos, según las cuales entre 500 y 700 personas fueron juzgadas sencillamente por protestar. “Por los hechos del 6 de enero de 2021, en Estados Unidos, han sido encarceladas personas que ni siquiera estaban presentes en el lugar, solo porque fueron acusadas de incitar a la gente a ir al Capitolio”, espeta Fernández de Cossío en una inesperada y velada defensa, voluntaria o no, del líder de la organización ultraderechista Proud Boys, el cubanoamericano Enrique Tarrio.
La justicia de EE UU sentenció a 22 años de prisión al cabecilla de ese grupo por alentar el asedio a la Cámara de Representantes el día en el que se tenía que ratificar la victoria de Joe Biden y en el que murieron cinco personas y 140 agentes resultaron heridos. Tarrio no estaba en Washington porque pesaba sobre él la prohibición de no acercarse a la capital federal tras una detención previa.
Otro de los bloques más interesantes de la conversación es en el que se abordan las comentadas medidas de flexibilización del sector privado. Fernández de Cossío desmiente tajantemente que Díaz-Canel hablara en Nueva York de posibles cambios legislativos para permitir que los cubanoamericanos posean negocios en la Isla.
“Creo que hay un malentendido. Cuba no está esperando que Estados Unidos actúe en medida alguna. El crecimiento del sector privado en Cuba es una decisión nacional de Cuba”
“Me sorprende lo que usted dice, porque yo estuve en esa reunión y el presidente nunca dijo eso. Quien informó eso no estuvo o no recordó bien lo sucedido en ese lugar”, aclara el viceministro, quien subraya que los cubanoamericanos serán bienvenidos como cualquier otro inversor extranjero y con sus mismas condiciones, pero que solo los residentes pueden constituir una empresa. El funcionario también aprovechó para restar importancia a las posibles medidas de Washington para facilitar créditos o cuentas en bancos de EE UU a los dueños de micro, pequeñas y medianas empresas ( mipymes) en Cuba con el fin de promover el sector privado.
“Creo que hay un malentendido. Cuba no está esperando que Estados Unidos actúe en medida alguna. El crecimiento del sector privado en Cuba es una decisión nacional”, sentencia. Fernández de Cossío indica que los dueños de las mipymes también sufren “el bloqueo económico, pero Cuba no necesita una relación bancaria bilateral con Estados Unidos para que el sector privado en Cuba prospere”.
El viceministro admite que ha habido “mala gestión” e “ineficiencias” por parte del Gobierno y admite que hay que mejorar las cosas, pero lo fundamental no cambiará. Por un lado, rechaza la posibilidad de que existan grandes empresas fuera del sector estatal. “No concebimos, al menos por el momento, que haya grandes monopolios y grandes concentraciones de propiedad y grandes concentraciones de riqueza y grandes concentraciones de capital”, especifica.
Tampoco habrá, deja claro, margen en lo político. “Si a la liberalización se le llama hacer que el dinero participe en la política y que los partidos sirvan como máquinas para que los políticos puedan ser movidos y luego las corporaciones y los ricos tengan la capacidad de financiar y comprar favores políticos, eso es algo que no concedemos en Cuba”, responde cuando se le pregunta por un posible sistema plural.
“Nuestra relación con Rusia es una buena relación. No creemos que esté dañada, aunque en algunos temas no tengamos un punto de vista similar”
Fernández de Cossío también aborda la cuestión de los reclutas cubanos que luchan con el ejército ruso, a quienes, afirma, se les aplicarán las leyes sobre trata y tráfico de personas, así como la que castiga el mercenarismo. El funcionario defiende que La Habana fue la primera en detectar la red y comenzar a recabar información de distintos Gobiernos para desactivarla, algo que, si sucedió así, se hizo público cuando ya era un clamor en los medios independientes e internacionales.
“Nuestra relación con Rusia es una buena relación. No creemos que esté dañada, aunque en algunos temas no tengamos un punto de vista similar”, respondió al ser preguntado por las posibles repercusiones en la amistad entre ambos países, más estrecha que nunca en los últimos años.
Además, el viceministro pasa de puntillas sobre el supuesto atentado contra la embajada cubana en Washington. Después de que su jefe, el canciller Bruno Rodríguez, selañase desde el primer minuto que los responsables eran exiliados, a los que calificó de “grupos anticubanos acuden al terrorismo al sentir impunidad”, Fernández de Cossío elude aparentemente esa postura.
“No nos corresponde a nosotros apresurarnos y empezar a hacer acusaciones sin conocer los hechos ni la investigación. Eso deberían hacerlo las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley en Estados Unidos”, repone.
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