LA HABANA, Cuba. – Tal y como vaticinaron muchos entendidos en la materia, los medios informativos cubanos, una vez más, casi no han brindado cobertura de la actual campaña de la MLB. Lo significativo del caso es que esta temporada de la Gran Carpa no era otra cualquiera para los cubanos.
Los aficionados de la Isla esperaban que los mantuvieran informados de las actuaciones de los peloteros nacidos en Cuba que accedieron a integrar el equipo nacional cubano que participó en el último Clásico Mundial de Béisbol. Era lo menos que podían hacer las autoridades para agradecer el gesto de esos jugadores.
Los cubanos que residen en la Isla, en caso de no poder acceder a internet u otras fuentes alternativas, desconocen cuál ha sido el comportamiento ofensivo de Yoan Moncada, Luis Robert Moirán y el resto de los peloteros que vistieron el uniforme de Cuba en el Clásico. Y ni pensar en poder presenciar algún juego de la MLB. Aquí la televisión transmite partidos de baloncesto de la NBA, de cualquier liga internacional de fútbol, y hasta ofreció cobertura completa del recién finalizado Mundial de Atletismo celebrado en Budapest. Pero pelota de la MLB… ni hablar.
Y, por supuesto, en esa especie de mudez de la prensa castrista acerca de lo que sucede en las Grandes Ligas sobresale el periódico Granma. En la página deportiva del órgano oficial del gobernante Partido Comunista no ha aparecido jamás, en sus 58 años de existencia, ni una sola letra para informar a sus lectores lo que acontece en la MLB.
En esas condiciones, y por una elemental dosis de pudor, ese órgano de prensa castrista debía de abstenerse de reflejar en sus páginas cualquier otra noticia que mostrara alguna faceta menos agradable del acontecer en la Gran Carpa. O sea, que si no publica lo que debió publicar ―en este caso el accionar de los referidos peloteros cubanos―, lo mejor que puede hacer el periódico Granma es permanecer callado.
Sin embargo, ese odio inocultable del castrismo hacia el mejor béisbol del mundo ―no importa que en ocasiones, hipócritamente, lo quieran ocultar― lo lleva a buscar cualquier detalle que pueda restar lucidez a las Grandes Ligas.
El pasado 4 de septiembre apareció, bajo la firma del periodista Alfonso Nacianceno, el trabajo titulado “Una decepción de 275 millones de dólares”. Esa es la cifra que paga la gerencia de los Yankees de New York a los peloteros de ese equipo. Y Granma se regocija en recoger las declaraciones del gerente general de ese equipo, Brian Cashman, quien al calificar la pobre actuación que este año han tenido los peloteros de esa gran urbe, afirmó: “Estamos enojados, decepcionados y frustrados”.
Evidentemente, la intención de Granma no es informar con objetividad acerca de la actuación de los Yankees en la presente campaña beisbolera. Lo que trata la maquinaria castrista del poder es introducir en el cubano de a pie cierta animadversión hacia la pelota que se juega en Estados Unidos.
Las autoridades deportivas cubanas, en aras de fortalecer el alicaído béisbol que se juega en la Isla, toman algunas medidas para facilitar que jugadores cubanos residentes en el exterior, en especial en Estados Unidos, participen en las series nacionales sin necesidad de repatriarse.
Pero cualquiera de esos peloteros que decidan colaborar de algún modo con el béisbol castrista debía mirar hacia el desagradecimiento con que los gobernantes cubanos les han pagado a esos atletas que defendieron los colores de Cuba en el Clásico Mundial de Béisbol.
El castrismo los va a usar mientras le sean útiles. Pero en el fondo los va a despreciar. El odio que sienten los jerarcas del INDER hacia la MLB o cualquier otra liga que se juegue en el país norteño no deja espacio para ningún otro sentimiento.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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