HARRISONBURG, Estados Unidos. – La traducción de la palabra inglesa brave al español es “valiente, valeroso”. Si usted busca en internet los datos sobre el primer ministro de las Bahamas, el señor Philip Edward Davis, verá que al lado de su nombre aparece entrecomillado el adjetivo mencionado.
No sé por qué se califica de valiente al primer ministro de Bahamas, pero estoy absolutamente convencido de que la acción que su gobierno acaba de ejecutar al deportar a Cuba al joven preso político del 11J Marco Antonio Alfonso Breto demuestra indiferencia ante el sufrimiento de este joven y una deleznable actitud de un gobierno presuntamente comprometido con la defensa de los valores de la democracia occidental, la cual, obviamente, no tiene nada de brave.
Marco Antonio Alfonso Breto fue uno de los jóvenes que salió a manifestarse contra la dictadura el 11 de julio de 2021 en el barrio de La Güinera, uno de los más humildes de La Habana y donde un policía asesinó por la espalda a uno de los manifestantes.
Según la información publicada por CubaNet este 4 de febrero, el joven fue condenado inicialmente a nueve años de prisión, acusado insólitamente por la presunta comisión de un delito de sedición. Ante tamaño dislate y no porque sean buenos, que no lo son, sino por las innumerables protestas en las redes sociales y en los propios juicios, los jueces redujeron esa sanción inicial a cinco años de trabajo forzado en uno de los cientos de campamentos que la dictadura ha creado en la isla-cárcel.
Hallándose en uno de esos campamentos, Alfonso Breto se fugó en noviembre de 2022 y partió rumbo a EE.UU. en una embarcación rústica. Sin embargo, como señala la nota de CubaNet, ese intento de llegar a este país fue frustrado al ser interceptada la embarcación y trasladado el joven a un centro de detención en las Bahamas.
Todo indica que Alfonso Breto ama la libertad pero que también lucha por ella. Lo demostró el 11 de julio de 2021 al salir a protestar contra el régimen comunista, al fugarse de una prisión en Cuba, al encarar los peligros que conlleva emprender una travesía por mar en una precaria embarcación desde la Isla hacia EE.UU. y al fugarse del centro de detención de las Bahamas. Pero al “valiente” primer ministro de ese país le ha interesado un comino la lucha que este joven ha emprendido en busca de la libertad; así que lo deportó a Cuba.
Marco Antonio Alfonso Breto padece de epilepsia. En la noticia publicada por este medio puede leerse que, cuando su madre lo vio por primera vez en la cárcel, el joven presentaba evidentes signos de tortura y golpes. El “valiente” primer ministro de Bahamas parece que no sabe que en Cuba se tortura a los presos políticos.
Actualmente Marco Antonio está en alguno de los calabozos de Villa Marista, en La Habana. ¿Lo habrán golpeado nuevamente, como hicieron con él y con otros presos políticos del 11J cuando ingresaron en las cárceles y los hicieron pasar entre dos filas de militares que los golpearon con sus tonfas y patearon a los que caían en el piso? ¿Acaso no sabe el “valiente” Philip Edward Davis que ahora este joven, además de cumplir parte de la injusta condena que le impusieron los esbirros de la dictadura será acusado por la comisión de los delitos de “quebrantamiento de sanciones y de medidas cautelares privativas de libertad” y “salida ilegal del territorio nacional”? ¿No sabe que puede ser sancionado a más de seis años de cárcel adicionales?
Bahamas, como todos los demás estados miembros de la Comunidad del Caribe (CARICOM) tiene una sórdida historia de respaldo a la dictadura cubana.
Quizás el “valiente” señor Philip Edward Davis crea ―como otros tantos que todavía apoyan al régimen cubano― que esta va a ser eterna. Pero se equivocan: aunque todavía hay muchos timoratos en Cuba que se dejan pisotear, también hay muchos cubanos que mantienen enraizadas en sus almas la dignidad y la rebeldía como sostén de lo que significa la bandera de la estrella que ilumina y mata, la misma con la que se arropó Aniette González, otra joven presa política cubana. Y también se equivocan si creen que cuando Cuba sea democrática, porque lo será, los cubanos vamos a olvidar esa historia de contubernio con la dictadura.
Siento un dolor profundo por lo que le han hecho a este joven y a los más de 1.000 hombres y mujeres que hoy están presos en Cuba por luchar pacíficamente por un país realmente inclusivo y mejor. Y me pregunto cómo es posible que los exiliados de Miami no se hayan organizado y hayan ido ya frente al Consulado de Bahamas a protestar contra esta injusticia.
No, señor Philip Edward Davis, usted no ha demostrado hacerle honor al calificativo de “valiente” que le han endilgado, mucho menos al de “honorable”. Todo lo contrario, usted ha hecho algo realmente despreciable y estoy seguro de que muchas personas dignas en el mundo estarán de acuerdo conmigo.
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