MADRID, España.- El primer barrio obrero de la Isla había sido el de Pogolotti en Marianao, inaugurado en 1911 bajo el mandato de José Miguel Gómez, gobernante de Cuba de 1909 a 1913. Debió su nombre a su fundador, el inmigrante italiano Doménico (Dino) Pogolotti (1873-1923).
Lutgardita sería el segundo reparto obrero del país, en el municipio capitalino de Boyeros. Gerardo Machado, presidente del país desde 1925 hasta 1933, decidió su construcción en 1928, al calor de la Reforma Arancelaria y del Plan de Obras Públicas que él implementara. Lo llamó así en honor a su madre Lutgarda.
De tipo urbano industrial, distinto al resto del municipio por la uniformidad de sus edificaciones con paredes de repello rústico o granuloso (salpicadas, que semejan no estar terminadas), las fábricas se integraron al entorno y con las viviendas e inmuebles para diferentes servicios públicos formaron un conjunto arquitectónico agradable.
Lutgardita quedó inaugurado en enero de 1929, en los terrenos de las fincas Doña Juana y Santa Rita, propiedad de Machado, con la entrega de 100 casas, escuela, estación de ferrocarril y oficina de correos, a cargo de los arquitectos Manuel Pérez de la Mesa y Luis Echevarría y la firma Govantes y Cabarrocas —Evelio Govantes y Félix Cabarrocas, arquitectos cubanos que trabajaron en uno de los proyectos del Capitolio y de la Biblioteca Nacional.
En Lutgardita —a la que también se le catalogó de ciudad modelo, e imitó la Ciudad Jardín, del urbanista británico Ebenezer Howard (1850-1928) y la Ciudad Industrial, del arquitecto francés Tony Garnier (1869-1948)— merecían destaque, además, los valores arquitectónicos del cine Paramount (hoy Sierra Maestra), las escuelas técnicas Rosalía Abreu y Gerardo Machado (luego Julio A. Mella) y algunas fábricas estilo Art Decó; sobresalía la de fósforos por sus cariátides a la entrada simulando sostener la portada. Incluyó también el Parque Nacional de Exposiciones (ahora Feria Agropecuaria).
Se inauguraron fábricas de ladrillos, envases, calzado, pinturas, fósforo, tejidos. La revista CIR, del Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas, publicaba en noviembre de 1929: “(…) Se nota al llegar al reparto Lutgardita esa actividad propia de las ciudades industriales y fabriles”.
Otros medios locales de prensa como el periódico La Opinión, del 28 de noviembre de 1928, y la revista Antorcha, del 30 de junio 1955 a 30 de julio 1956, se refirieron a las de Calzado El Morro, que funcionó hasta 1935 y en 1948 instalaron allí la Fosforera del Caribe S. A, una de las 11 que en la década de los cincuenta integraban el trust de la Empresa Nacional de Fósforos.
El propio diario de 28 de noviembre de 1928 y los subsidios industriales de los años treinta mencionan Pinturas El Morro, que elaboraba pinturas, barnices, esmaltes y lacas, donde luego establecieron un almacén de tabaco en ramas, y a la fábrica de envases, en la que después una firma norteamericana acondicionó otra de latas y en 1955 pasaría a la famosa Envases Perga de Cuba S. A., productora de recipientes de cartón y de papel parafinado para leche, alimentos y diversos usos.
Hoy, Lutgardita no es ni remotamente lo que era. Su quehacer industrial desapareció. Algunas casas y edificaciones como la iglesia y la farmacia mantienen, un poco, el repello rústico en sus fachadas; otras no. Solo viendo el lúgubre frente del cine-teatro, es posible llevarse una idea de lo restante. La fábrica de fósforos ahora es de velas y se halla en pésimo estado constructivo con una parte en peligro de derrumbe; las cariátides desaparecieron; la de envases Perga fue convertida en varias viviendas y se encuentra muy mal conservada; de la llamada “gomera” que producía calzado y sus accesorios, quedan los huecos de donde hubo ventanas.